Los recursos y la fragmentación de la dirigencia
Las brechas sociales, económicas y culturales se trasladan a la política. El rol de los sindicatos y el desafío de generar consensos.
Las provincias energéticas viven una realidad paradójica. Los territorios gozan de una vida económica gracias a los recursos, pero ese poder adquisitivo también refleja una enorme diferencia social y problemas de inclusión y de infraestructura.
En este marco, la comunidad pide un crecimiento más armónico basado en mejores condiciones en salud, seguridad y educación Esa tensión se traslada a la clase dirigencial generando una fragmentación del sistema político.
“Los partidos políticos se han desecho. Los movimientos sociales exacerban sus pretensiones y sus demandas. Los sindicatos se convierten en gremios de élite muy por encima del resto de la masa trabajadora”, sostuvo Enrique Zuleta Puceiro.
En diálogo con +e, el analista político consideró que las brechas sociales, económicas y culturales se trasladan a la política generando un quiebre en las coaliciones, la perdida de los mejores proyectos de corto, medio y largo plazo y se produzcan divisiones marcado por un componente personalista y de egos e incluso, un poco artificiales.
La fragmentación que vive la clase política genera divisiones en el sistema de representación. Según Zuleta Puceiro, esto no propio de Argentina, sino que se da en distintas partes del mundo.
“Es una dirigencia política sumamente belicosa a la cual le cuesta muchísimo establecer consensos y casi que puede considerarse que es un mal de ricos porque es un mal de provincias que tienen con qué”, afirmó.
El analista político puso de ejemplo los casos de Comodoro Rivadavia y Neuquén para ejemplificar ese crecimiento dispar en la sociedad. “Podríamos decir que se vive un quebrantamiento de la imagen del futuro”, aseguró.
El quebrantamiento también es explicado por las regalías. Zuleta Puceiro recordó que todas las provincias, excepto Santa Cruz, están endeudadas en dólares lo que también genera conflictos en los proyectos.
A este panorama hay que sumarle la intención de los sindicalistas de ser parte de la política. “Últimamente, sobre todo los grandes líderes sindicales, quieren estar en política. Esto comenzó en Neuquén (por Guillermo Pereyra). Ahora lo tenemos a Loma (Jorge Ávila) y a (Claudio) Vidal. Pero esto nunca termina bien porque tienen que elegir entre lo que quieren ser y explicar que son iguales a (Patricia) Bullrich o (Horacio Rodríguez) Larreta”, aseveró.
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