Vaca Muerta

Vaca Muerta empuja fronteras y va por su mayor marca productiva

La producción de petróleo y gas alcanzó niveles récord en Neuquén y acerca a la Argentina a los picos históricos de 1998 y de 2004.

La industria hidrocarburífera argentina atraviesa un punto de inflexión. Julio de 2025 dejó cifras inéditas que reafirman el peso de Vaca Muerta en la matriz energética nacional y confirman que el país se encuentra a las puertas de alcanzar niveles de producción comparables con el histórico pico de 1998.

Los datos oficiales marcaron que la provincia de Neuquén produjo 529 mil barriles diarios de crudo, con un 96% proveniente del segmento no convencional. En paralelo, la producción nacional trepó a 819 mil barriles diarios, lo que representa un crecimiento interanual del 6,56% para la provincia y del 18,6% para el conjunto del país.

El shale fue, sin dudas, el motor principal de este avance, con un salto del 31,7% respecto a julio de 2024. Sin embargo, lo llamativo fue el repunte del petróleo convencional, que pese a su tendencia descendente en las últimas dos décadas logró crecer un 2,1% y todavía concentra el 38% de la producción nacional.

En el segmento del gas, las cifras también resultaron auspiciosas, aunque con una dinámica diferente. En Neuquén la producción aumentó un 4,4% y en el total del país un 5,8%. Lo distintivo es que el mayor impulso no vino del shale neuquino, que igualmente avanzó un 11,6%, sino de la Cuenca Austral. La puesta en marcha del proyecto Fénix elevó su aporte en un 16,5% y le dio al gas convencional del sur un rol inesperado en este nuevo ciclo de crecimiento.

Con este desempeño, la industria se acerca a superar la marca histórica de 2004 y ya se han registrado máximos mensuales que anticipan la inminencia de nuevos récords.

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Vaca Muerta requiere más inversión para sostener la producción.

Vaca Muerta requiere más inversión para sostener la producción.

Proyecciones de producción

Frente a este panorama, la pregunta estratégica se centra en los límites de Vaca Muerta y el horizonte de la producción nacional. Las proyecciones de las principales consultoras ofrecen distintas lecturas, aunque todas coinciden en un punto: el potencial del shale argentino aún está en fase de consolidación.

Según Aleph Energy, en un escenario moderado el país podría alcanzar hacia 2030 una producción de un millón y medio de barriles por día, de los cuales más de la mitad se destinarían a la exportación. Eso representaría ingresos en divisas por alrededor de 23.700 millones de dólares anuales. En un escenario optimista, el plateau se ubicaría en torno a los dos millones de barriles diarios, con exportaciones equivalentes a 39.000 millones de dólares al año.

En gas, las proyecciones marcan un sendero similar. El escenario base anticipa una producción de 180 millones de metros cúbicos diarios hacia fines de la década, mientras que el optimista eleva la cifra a 300 millones, en caso de que se concreten todos los proyectos de gas natural licuado anunciados. Estos volúmenes tendrían un impacto directo sobre la balanza energética: de cumplirse las estimaciones, Argentina podría exhibir un superávit de 27.000 millones de dólares en 2030 y de hasta 54.000 millones en 2033.

La consultora Economía & Energía plantea un rango más prudente para el crudo, con un escenario positivo de 1,38 millones de barriles por día en 2030, un escenario base de 1,23 millones y uno pesimista de 927 mil barriles. Más allá de las diferencias metodológicas, la coincidencia general es que la curva ascendente se mantendrá y consolidará a la Argentina como un actor regional clave en materia de oferta de hidrocarburos.

Se torció la balanza

El impacto ya comienza a percibirse en la balanza comercial energética. Entre enero y julio de 2025, las exportaciones del sector ascendieron a 6.108 millones de dólares, un 8% más que en el mismo período del año anterior.

El petróleo lideró este incremento, con un aumento del 15% en valor y del 27% en volumen. En contraste, las ventas externas de gas natural mostraron una caída del 8% en valor, aunque crecieron un 10% en cantidades.

Las exportaciones de naftas y de búnker también registraron descensos en términos de valor, asociados fundamentalmente a la baja de precios internacionales, aunque en volúmenes se mantuvieron relativamente estables o con leves alzas.

Por el lado de las importaciones, el ajuste fue aún más notable. En el mismo período, las compras externas de energía cayeron un 23% y totalizaron 2.149 millones de dólares frente a los 2.792 millones de 2024. El desplome de la importación de gas natural, con reducciones del 98% en volumen y del 97% en valor, explica buena parte de la contracción.

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Qué certificaciones se necesitan para trabajar en Vaca Muerta

Qué certificaciones se necesitan para trabajar en Vaca Muerta

Se reconfigura el mapa

La menor dependencia del GNL también se hizo sentir, con una caída del 61% en cantidades y del 52% en montos, pese a un precio promedio que aumentó 25%. En contrapartida, las importaciones de gasoil y naftas se incrementaron de manera significativa, reflejando la necesidad de cubrir picos de demanda en el mercado interno.

En los últimos doce meses, las exportaciones energéticas acumuladas alcanzaron los 10.163 millones de dólares, lo que confirma que la dinámica exportadora del sector comienza a consolidarse como un pilar de la estrategia macroeconómica argentina.

La interrelación entre política energética, macroeconomía y comercio exterior es hoy más evidente que nunca. La expansión de Vaca Muerta no solo reconfigura la estructura productiva del país, sino que también redefine los flujos de divisas, las condiciones fiscales y la capacidad de inversión de la economía en su conjunto.

Con récords de producción en marcha y proyecciones que superan incluso las expectativas de hace apenas un lustro, el desafío inmediato para Argentina será transformar el potencial de Vaca Muerta en un vector sostenible de desarrollo económico, capaz de equilibrar la necesidad de divisas con los requerimientos internos de energía y el compromiso de largo plazo con la transición energética global

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