¿La Ley de Glaciares es un obstáculo para el boom del cobre en Argentina?
Concebida para salvaguardar los hielos, se erige como un complejo laberinto para la minería. ¿Protección o parálisis?
Por estos días, el presidente de la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), Roberto Cacciola, puso sobre la mesa un debate crucial: la Ley de Glaciares. Si bien todos los actores coinciden en proteger estos reservorios de agua dulce, ¿qué sucede cuando una legislación bienintencionada se convierte en un obstáculo para el desarrollo de una industria clave?
Con esta pregunta sobre la mesa, Cacciola lo dijo sin rodeos: el 75% de los proyectos de cobre dependen de que este tema se resuelva. La cuestión es que lo que se conoce popularmente como Ley de Glaciares, en su letra, abarca un concepto mucho más amplio y ambiguo: las “crioformas”.
Esta ambigüedad, lejos de ser un detalle técnico, según el titular de CAEM, genera una incertidumbre jurídica que ahuyenta inversiones y congela proyectos. No es un capricho de los empresarios; se trata de una realidad legal que impide cualquier tipo de actividad productiva en áreas que, en la práctica, no cumplen una función hídrica significativa.
Se trata de un debate que trasciende la minería: ¿cómo legislamos para proteger el ambiente sin estrangular la posibilidad de generar riqueza y empleo? La pregunta es fundamental, especialmente en un país que, según Cacciola, no tiene un potencial de cobre, sino una realidad.
El cobre, una realidad con desafíos reales
Para el titular de CAEM, la definición es clave. Argentina tiene recursos de cobre de clase mundial, no es un potencial a futuro. El verdadero potencial, la gran incógnita, es si el país tiene la capacidad de desarrollarlos. Aquí es donde entran en juego otros factores críticos, como la infraestructura y la seguridad jurídica.
La propuesta de Cacciola es clara: el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) no es un capricho, sino una necesidad ante el sistemático incumplimiento de la actual ley de inversiones mineras. Si Argentina quiere competir por los escasos capitales que se mueven en el mundo, debe ofrecer reglas claras y estables.
La minería de cobre no es una carrera de 100 metros, sino una maratón. Los proyectos demandan décadas de inversión y desarrollo, lo que requiere un horizonte de largo plazo. El país tiene que decidir si mira la coyuntura o si piensa en una minería a cien años, como propone Cacciola. Eso implica una visión estratégica para el desarrollo de infraestructura, como ferrocarriles y rutas, y la integración de proveedores locales. Es un proyecto de país que va más allá del sector minero y que involucra a toda la cadena de valor, desde las comunidades locales, las provincias, hasta el país en su totalidad.
Oro y plata: un presente que demanda futuro
El panorama del oro y la plata no es menos complejo. A pesar de los precios récord a nivel internacional, la producción local está en crisis por la falta de reposición de proyectos. La clave, una vez más, es la exploración. Si no se estimula la búsqueda de nuevos yacimientos, la producción actual, que se sostiene por los altos precios, se agotará. La volatilidad de los mercados es una lección: lo que hoy es rentable, mañana podría no serlo.
En definitiva, las palabras de Cacciola en el Congreso son un llamado a la acción. No se trata de un enfrentamiento entre el desarrollo y el ambiente, sino de encontrar un equilibrio inteligente. La minería puede ser un motor de progreso, pero solo si se resuelven los problemas estructurales que hoy la limitan.
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