Opinión

Vaca Muerta, entre la vacuna antipandemia y la OPEP+

El imperio de la incertidumbre y lo que puede o no ser cierto, profundiza una característica previa de cualquier diálogo de mujeres y hombres antes de esta crisis. ¿Quién tiene la verdad? ¿Cuándo termina esta pesadilla?

POR FERNANDO CASTRO - Editor +e

Claramente, lo que era ya no es. Y lo peor de todo: no se sabe hasta cuándo. Vaca Muerta tiene algunos de los mejores pozos shale del mundo. Los atributos de la roca ahora reciben de frente el cimbronazo de una crisis inédita en la historia de la humanidad. La vida, los afectos, ocupa la preocupación central de buena parte de los habitantes de este bendito planeta. Lo otro que es claro: “La verdad está en cuestión”, dice un filósofo al otro lado de la línea telefónica.

El imperio de la incertidumbre y lo que puede o no ser cierto, profundiza una característica previa de cualquier diálogo de mujeres y hombres antes de esta crisis. ¿Quién tiene la verdad? ¿Cuándo termina esta pesadilla? Es el debate que cruza buena parte de las conversaciones y los chats que en el encierro cuarentenezco se multiplican hasta el paroxismo, más en busca de consuelo que de respuestas. Porque, lo dicho, quién las tiene y a quién creérselas.

Es verdad, se trata de la crisis dentro de otra crisis. La industria petrolera estaba pendiente del acuerdo con el FMI (esa instancia de resolución para el país que parece ser parte de otra era) cuando llegó la falta de acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita, gigantes petroleros que, asegura Donald Trump, podrían volver algunos pasos atrás. El barril podría sumar algunos dólares de cotización.

De hecho ya ocurre: dio su mayor salto histórico en un solo día, el jueves, +50%, pero dista de la brecha de 55/60 que tenía cuando se precipitó hace casi nada, un mes, 30 días que parecen ser de los más largos de la historia.

Con todo, la medicina de ese diálogo entre potencias no será suficiente para poner a andar la rueda nuevamente.

Habrá menos petróleo, pero al mismo tiempo el mercado no lo reclama.

El coronavirus se las ingenia para profundizar una demanda previa a la baja. Los contagios, el aislamiento de una porción gigante de personas, inmovilizó a millones de vehículos. Y también a millones de petroleros que ahora miden día a día la ocupación laboral del sector en todo el mundo. Pasa en las áreas de Permian, en Estados Unidos, donde 100 pequeñas petroleras, aquellas de las que pusieron a la potencia norteamericana al tope de la producción mundial, y en Añelo, la suma de buena parte de las expectativas económicas vinculadas al petróleo en el país.

La suba del Brent no moverá la aguja local. Las provincias petroleras, con Neuquén a la cabeza, se encomiendan a todos los santos para que Nación otorgue un barril diferencial que se haga sentir con más regalías en los recursos para la parte fea del impacto de la pandemia. Miran un tanto de reojo cómo todo el mundo habla del Conurbano bonaerense y Capital, pero temen que en los meses fríos y de posible propagación del virus, no haya nada que alcance para dar respuesta a mucha gente que lo va a necesitar. El precio sostén, dentro de la industria, será solo una redistribución de ganancias, y en el actual contexto de baja demanda y mercados difíciles en el exterior, la apuesta seguirá siendo a ese momento en el que pase el temporal.

Y el temporal, si pasa, pasará con la reactivación económica paulatina. Aquel momento en que, llegado el caso, “la gente” retome su ritmo de vida, cargue más nafta, y los andamiajes de miles de pymes y grandes industrias empiecen a rodar nuevamente.

Otra vez: ¿cuándo será? ¿Quién lo sabe? Hoy, al parecer, nadie. Solo está claro que si la vacuna contra el coronavirus aparece, será algo así como el principio del fin de la pesadilla social y económica para amplios sectores de la población mundial.

Será la cota cero del día en el que la luz vuelva a todo su esplendor. También para una industria que era una ficha grande para sacar al país de la caída abrupta en la que estaba sumido antes de la actual crisis dentro de otra crisis.

Están los pozos no convencionales y sus superrendimientos como muestra de lo que puede ser.

Y están, solo en Neuquén, unos 20.000 trabajadores del sector que permanecen en sus casas. Hay otros cuatro mil que sostendrán el ritmo de la producción de crudo necesaria para capear el actual contexto. El crudo indispensable “de las guardias mínimas” en los yacimientos.

Para los primeros, asoma una negociación en ciernes que fijará condiciones hasta un momento que no parece ser demasiado claro cuándo será.

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