Vaca Muerta

El giro de Vaca Muerta: de la crisis al récord de producción

Las compañías ya piensan en inversiones a niveles prepandemia mientras esperan señales políticas, como un régimen de inversiones.

La crisis energética está en el país desde hace años. Durante la primera década del siglo XXI, los datos mostraban un declino de la producción de gas y la reducción de las reservas de hidrocarburos en todas las cuencas activas de la Argentina. Vaca Muerta, en ese escenario, quedó como un salvataje con sus importantísimos recursos de petróleo y gas en la roca shale, esa de 30 mil kilómetros cuadrados de la que solamente está explotado el 5%.

No obstante, Vaca Muerta es un camino y no un rumbo. Los recursos, repiten los analistas más escuchados de la industria, tienen que desarrollarse ahora. El tiempo de acelerar es hoy. El mundo se pondrá cada vez más exigente con la reducción de emisiones, por lo que demandarán menos petróleo como combustible, allí gana territorio el gas natural; pero los avances científicos industriales apuntan a tener energías baratas y no contaminantes. Los hidrocarburos seguirán usándose, pero cada vez menos como combustible, y estos son tiempos de convertirse y salir a la venta en el mundo como “combustible de la transición energética”.

El número de equipos de perforación viene recuperándose en lo que va de este 2021. Con datos de la industria de mayo, en la Cuenca Neuquina estaban la mayoría: 35. El golfo San Jorge tenía 15, la Austral dos y la Cuyana uno, mientras que la Noroeste sigue en decadencia y no contaba con ninguna torre.

La escalada de perforadores en la cuenca, en particular en Neuquén con objetivo en Vaca Muerta, está dada gracias a las puertas que se abrieron por las exportaciones: mientras la economía no tiene en vista una reactivación en el corto plazo, más allá de las aperturas económicas en medio de la situación epidemiológica, está la chance de enviar al exterior aquello que no se consume en el mercado interno.

Las cuarentenas intermitentes por la segunda ola y la incertidumbre sobre el impacto de la variante Delta del COVID-19, al mismo tiempo que las provincias aceleran las campañas de vacunación, están frenando la demanda de subproductos del petróleo, por lo que el alza de los no convencionales se traduce en exportaciones.

El objetivo de las principales compañías de la industria hidrocarburífera con intereses en Vaca Muerta está en ampliar su capacidad de transporte de petróleo. La Argentina tendría capacidad para transportar algo más de 800 mil barriles por día, tal fue un récord de producción de 1999, por lo que los 512 mil barriles diarios de crudo actuales no parecerían tener ningún problema de acopio.

No obstante, los nuevos proyectos en yacimientos necesitan nuevas obras. YPF ya avanza con la ampliación de su infraestructura de procesamiento en Loma Campana, el gigante que produce 50 mil barriles por día con sus equipos que llegan hasta la roca shale. Los planes se complementan con ampliaciones en Bandurria Sur y La Amarga Chica, los otros dos yacimientos destacados de la operadora.

Como informó +e, los pozos más productivos del país en el segmento del crudo están en manos de YPF y de Vista Oil & Gas. Justamente, esta última operadora redujo considerablemente los costos de producción: en su primer pad cada pozo le costaba u$s 17,4 millones y en el séptimo y último que realizaron ya les salía u$s 9,5 millones (una baja de nada menos que el 45%). En Borde Montuoso, Vista quiere concluir una serie de obras para transportar su crudo, alentada por las oportunidades de exportación.

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Shell Argentina también tiene una fuerte inversión en infraestructura para el tratamiento, evacuación y trasporte de petróleo en sus desarrollos masivos en la cuenca. Quiere llevar su producción de 15 mil barriles por día a 30 mil a fines de este año y lograr 42 mil en 2022. La perforación irá acompañada de un oleoducto de 105 kilómetros de extensión, previsto para entrar en operaciones a fines de año. Pero en la angloholandesa estiman que el potencial es de 70 mil barriles diarios.

No es un dato menor que para estar en un escenario optimista en Vaca Muerta primero hubo sacrificios como los acuerdos de suspensiones y reducción salarial. Los trabajadores tuvieron que sostener buena parte de la crisis y luego, cuando empezó a verse la reactivación, hubo un periodo de transición para acomodar a la industria. Posteriormente, vinieron negociaciones para recuperar el poder adquisitivo.

Mientras tanto, el proyecto más anunciado sigue sin dar muchas señales. El nuevo Régimen de Inversiones Hidrocarburíferas, que sería una ley para promover las inversiones, todavía no alcanzó consenso entre el gobierno nacional, las provincias y las compañías. Lograrlo sería darle un marco de previsibilidad a toda la industria.

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> Inversiones para la ampliación petrolera

  • Los planes de YPF. Para fines de este año, YPF planea alcanzar 117.000 nuevos barriles por día de petróleo. La petrolera de mayoría accionaria del Estado nacional expandirá en el mes de septiembre su planta de tratamiento de crudo en Loma Campana, el gigante que produce 50 mil barriles por día, y ampliará la Planta de Producción Temprana.
  • El oleoducto de Vista. El oleoducto de Vista Oil & Gas desde el yacimiento Borde Montuoso hasta la estación de bombeo La Escondida. Tras recibir la concesión de transporte en 2019, ya está en servicio. La compañía más joven de Vaca Muerta mantiene sus planes de crecimiento en la zona. Otro proyecto involucra el gasoducto Borde Montuoso-Tratayén para llevar el crudo de Bajada del Palo Oeste, su principal activo en la provincia, hasta el punto de recepción en el bloque Loma Campana que opera YPF.
  • Los objetivos de Shell. Shell pretende dar un importante salto de producción en Vaca Muerta: recientemente, la compañía anglo-holandesa puso en marcha una nueva planta de procesamiento de hidrocarburos para comenzar su plan de desarrollo a gran escala. Mientras que, para diciembre de 2021, estima elevar su producción a 30.000 barriles por día y luego a 42.000 en 2022. Shell construirá un oleoducto de 105 km de extensión que entrará en operación durante el último trimestre del año siguiente.

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