Contundente: Vaca Muerta, destacada como un caso de éxito a nivel regional
Automatización y datos transforman el petróleo y gas en Latam. Con US$500 mil millones en inversiones, ¿es la región la próxima potencia energética?
La industria del petróleo y gas en Latinoamérica vive una transformación sin precedentes, impulsada por automatización, digitalización y análisis de datos en tiempo real. Con inversiones proyectadas de más de US$500 mil millones hacia 2030, según Rystad Energy, países como Argentina (gracias a Vaca Muerta), Colombia, Ecuador y Chile están redefiniendo su matriz energética para ser más competitiva, sostenible y resiliente en un mercado global exigente.
Según el informe, el cambio es urgente. Gran parte de la infraestructura actual, desde yacimientos on-shore hasta plataformas off-shore, opera con tecnologías obsoletas que encarecen costos, limitan la eficiencia y aumentan riesgos ambientales y de ciberseguridad. La falta de telemetría avanzada en ductos, terminales y buques agrava la vulnerabilidad ante fallas o incidentes.
“Modernizar no es solo digitalizar; es transformar la cadena de valor para anticipar fallas, optimizar energía y operar de forma sostenible”, explica Julieta Rodríguez, gerente de Cuentas Estratégicas para Petróleo y Gas en Rockwell Automation Latinoamérica.
Vaca Muerta, caso de éxito en la región
El informe de Rystad Energy hace foco en la cuenca neuquina. Argentina lidera con Vaca Muerta, donde la producción de petróleo creció 26% y la de gas 16% en el primer trimestre de 2025, gracias a la digitalización y controles operativos inteligentes.
Radhika Bansal, vicepresidenta de investigación upstream de Rystad Energy, señaló que “las sólidas ganancias petroleras de Vaca Muerta ya no sorprenden, pues su trayectoria habla por sí sola". "Sin embargo, lo que estamos viendo ahora es que el gas está acaparando la atención. La producción de gas seco alcanzó los 2.100 millones de pies cúbicos por día (Bcfd) en el primer trimestre de 2025, con un aumento del 13% intertrimestral y del 16% interanual”, destacó.
“Estas sólidas cifras están posicionando a Argentina en el escenario mundial. Para aprovechar este impulso, el país está implementando activamente una audaz estrategia nacional de exportación de GNL en varias fases, lo que significa que Argentina podría convertirse pronto en un actor clave en el suministro mundial de gas, transformando significativamente los mercados y la geopolítica energética”, añadió Bansal.
Los proyectos exportadores
En ese sentido, la consultora destaca los proyectos de exportación de GNL de Argentina, como el de Southern Energy LNG. Además, menciona los desarrollos que lidera YPF, como el ARGFLNG 2 en alianza con Shell y el ARGFLNG 3, con la italiana Eni como posible socio estratégico, podría aportar 12 Mtpa adicionales. Rystad Energy proyecta que estos desarrollos de FLNG alcanzarán su capacidad máxima a finales de la década de 2030.
Otro factor clave para el crecimiento de las exportaciones a largo plazo es el proyecto del oleoducto Vaca Muerta Oil Sur (VMOS). Según la consultora noruega, “este nuevo corredor aliviará los cuellos de botella en el interior del país y optimizará la logística de exportación, reforzando significativamente la viabilidad a largo plazo de Vaca Muerta como centro energético global”.
Sostenibilidad y eficiencia: el nuevo estándar
La modernización no solo impulsa la productividad, sino que responde a la demanda global de sostenibilidad. Tecnologías como sistemas de medición energética, plataformas de análisis en tiempo real y verificación de emisiones permiten reducir la huella de carbono y cumplir con regulaciones internacionales.
“La integración de datos con inteligencia operativa es la clave para decisiones ágiles y precisas”, destaca Rodríguez. La transición enfrenta obstáculos: requiere inversiones sostenidas, capacitación técnica y una estrategia por fases para evitar interrupciones. Sin embargo, los beneficios son claros: menor riesgo, mayor eficiencia y datos confiables para una industria preparada para el futuro.
“Latinoamérica puede ser un actor clave en la geopolítica energética. Modernizar activos y automatizar procesos es el camino para consolidar esa posición”, afirma Rodríguez. El futuro de la energía no solo se extrae, se construye con tecnología.
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