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Los aranceles de Trump impactan en el GNL: ¿una oportunidad o un golpe para el gas de Vaca Muerta?

Los proyectos estadounidenses de GNL, tanto en construcción como en fase de Decisión Final de Inversión, podrían enfrentar aumentos de costos significativos.

Las recientes políticas comerciales y energéticas de la administración de Donald Trump generaron una creciente incertidumbre en los mercados globales, que afecta directamente al desarrollo de proyectos energéticos estratégicos en Estados Unidos, especialmente en el sector del gas natural licuado (GNL).

Así lo revela el informe de abril de 2025 elaborado por la consultora noruega Rystad Energy, que evalúa en detalle las implicaciones económicas y geopolíticas de los nuevos aranceles y prioridades energéticas impulsadas desde la Casa Blanca.

Impacto en los proyectos de GNL

Los proyectos estadounidenses de GNL, tanto en construcción como en fase de Decisión Final de Inversión (pre-FID), podrían enfrentar aumentos de costos significativos —de entre un 3 % y un 16 %— debido a los nuevos aranceles y las medidas recíprocas impuestas por otros países. Esta variación dependerá del nivel de exposición de cada proyecto a las importaciones de acero y equipos especializados.

Aunque proyectos como Commonwealth y CP2 han obtenido permisos no sujetos a tratados de libre comercio, la contratación de compraventa permanece estancada, lo que pone en duda su viabilidad a mediano plazo.

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El GNL estadounidense ha emergido como un factor clave en las tensiones comerciales.

El GNL estadounidense ha emergido como un factor clave en las tensiones comerciales.

Además, la consultora noruega advierte que nuevas centrales eléctricas de gas también podrían verse afectadas por una inflación de costos similar, dado su grado de dependencia de componentes importados.

GNL como ficha en la geopolítica internacional

A nivel internacional, el GNL estadounidense ha emergido como un factor clave en las tensiones comerciales. La Unión Europea, por ejemplo, podría utilizar las importaciones de GNL como herramienta de negociación para reducir los aranceles impuestos por Washington, mientras que China ya respondió con aranceles del 125 % sobre productos estadounidenses, limitando aún más el acceso al mayor mercado asiático.

En este contexto de creciente incertidumbre, América Latina —y en particular Argentina— observa con atención los vaivenes del comercio energético global. El país sudamericano cuenta con proyectos clave en marcha, como la iniciativa de de Southern Energy para instalar en 2027 dos buques licuefactores en Río Negro, en lo que será la primera fase del megaproyecto denominado Argentina LNG, liderado por YPF para convertir al país en un jugador mundial del gas gracias a los recursos cuantiosos de Vaca Muerta.

La petrolera argentina ya avanza en acuerdos con supermajors europeas como la angloholandesa Shell y la italiana Eni para sumarse a las etapas 2 y 3.

La combinación entre los altos costos de producción en EE. UU. y la competitividad emergente de países como Argentina podría modificar el mapa de proveedores de GNL en los próximos años.

Un entorno energético incierto

El enfoque proteccionista de Trump viene acompañado de un retroceso en la agenda climática, con la salida de EE. UU. del Acuerdo de París por segunda vez y la eliminación de la "Cargo por Emisiones de Desperdicio", orientada a controlar las emisiones de metano. Esta decisión, sumada a los recortes presupuestarios en agencias reguladoras, pone en riesgo el sistema de monitoreo de gases de efecto invernadero (GEI), debilitando la transparencia ambiental del sector energético estadounidense.

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Argentina busca ser un jugador clave en el negocio mundial del GNL.

Argentina busca ser un jugador clave en el negocio mundial del GNL.

Paralelamente, los proyectos de energía renovable también enfrentan presiones: en el peor de los casos, la energía solar y eólica podrían experimentar aumentos de costos de hasta el 30 %, exacerbados por un proyecto de ley en el Congreso que busca derogar créditos fiscales clave para su desarrollo.

Larga vida del petróleo y el carbón

El informe de Rystad también destaca el esfuerzo del gobierno norteamericano por revitalizar el carbón y consolidar los combustibles fósiles como pilar de la política energética. Dos órdenes ejecutivas recientes se han centrado en fortalecer la red eléctrica nacional y promover la generación térmica con carbón, que actualmente opera al 40 % de su capacidad instalada. Sin embargo, no se esperan inversiones significativas en nuevas plantas.

Mientras tanto, el mercado petrolero enfrenta sus propios desafíos. El precio del crudo WTI ha caído a 59.5 dólares por barril, por debajo del punto de equilibrio estimado para nueva producción, lo que podría frenar la perforación y afectar los flujos de efectivo de los productores.

El riesgo de una guerra comercial prolongada

Un escenario de guerra comercial prolongada —especialmente entre EE. UU. y China— podría erosionar hasta el 50 % del crecimiento proyectado de la demanda energética estadounidense para el período 2024-2034, equivalente a 820 TWh, según Rystad. Esta caída se atribuye principalmente al freno en la construcción de centros de datos e infraestructura tecnológica, sectores altamente sensibles a la inflación y a la incertidumbre regulatoria.

No obstante, el informe sugiere que, por motivos de seguridad nacional, el gobierno podría seguir impulsando la expansión de centros de datos de inteligencia artificial (IA) hasta 2030, blindando parcialmente este segmento de la política energética nacional.

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