Cobalto, la piedra fundamental de la transición energética
Las mayores reservas de cobalto del mundo se encuentran en la República Democrática del Congo. El mundo requiere del mineral, pero la oferta es limitada.
La transición energética está en marcha. El Banco Mundial calcula que la demanda de las llamadas tierras raras -cobalto, cobre, litio o zinc- aumentará un 500% hasta el año 2050. En este marco, hay un país clave en cuanto a los minerales, la República Democrática del Congo (RDC), y allí se centran las miradas (a veces, preocupadas) a la hora de evaluar la cadena de suministros que requiere la transición.
Para fabricar baterias para los coches electricos, las computadoras y los teléfonos móviles hace falta cobalto, al menos con la tecnologia actual. Por ahora, el mineral se obtiene sobre todo como subproducto de la mineria del niquel y el cobre. Las mayores reservas del mundo se encuentran en la RDC, el segundo pais más grande del continente, el cual abastece con más del 60% de la producción global.
La RDC exporta alrededor del 70% de todo el cobalto mundial, según Naciones Unidas. Junto al cobre, el litio, el zinc, el manganeso, el níquel o el cromo, forma parte de la familia de los llamados minerales críticos, claves en la construcción de coches eléctricos, turbinas eólicas, paneles solares o baterías de smartphones.
Dicho de otro modo, la base material de la llamada transición energética para que el mundo abandone los combustibles fósiles y avance hacia otras fuentes más sostenibles, frenando así el avance calentamiento global, está en la RDC.
Las minas
Allí, la extracción se realiza en gran parte en las minas industriales, ubicadas en la zona sur del país. Sin embargo, la pequena mineria - conocida como “microminería”- representa entre el 10 y el 20% de la produccion total y enciende una luz de alarma porque a menudo se lleva adelante en condiciones ilegales, y a veces en los propios terrenos de las extracciones a gran escala.
En la RDC se realiza un primer refinado de la materia prima antes de exportarla. Por lo general, a continuación se carga en camiones y se transporta al puerto sudafricano de Durban. Desde allí, la mayor parte se lleva en barco a China para acabar de procesarla y venderla a los fabricantes de componentes electrónicos.
Recurso crítico
Mientras hay escasez de recurso, no la hay de compradores. Por ejemplo, para 2025 -año clave en términos de transición porque Europa pasa 100% a la electromovilidad- se espera que fabricantes de automóviles como VW y Daimler hayan vendido un cuarto de todos los vehículos eléctricos. Sin embargo, este movimiento hacia un futuro más limpio, con la competencia de empresas como Tesla, está aumentando la demanda de materias primas.
De hecho, Volkswagen, BMW y Tesla lanzaron licitaciones para asegurarse el suministro de cobalto durante los próximos años. Se prevé que la demanda total del mineral se multiplique por once en 2025. Esto inflará aún más los precios y centrará la atención en las prácticas mineras.
Un debate que alarma
La transición energética parece haber puesto sobre la mesa varios debates estructurales que nos planteamos como sociedad. Desde qué consumimos hasta cómo lo hacemos, desde qué se produce hasta cómo es la cadena completa. En este marco, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconoció que “los minerales que están en el origen de la transición hacia una energía limpia tienen un costo social y ambiental y, paradójicamente, su propia impronta de carbono desde su extracción hasta su utilización final”.
De acuerdo al documental “Cobalto: el lado oscuro de la transición energética” -de la DW-, las minas de Kolwezi, por ejemplo, utilizan motores de gasóleo en buena parte del proceso. Casi siempre, las zonas mineras se encuentran en áreas alejadas, ecológicamente sensibles, y el riesgo de deforestación, desplazamiento de poblaciones y generación de vertidos en los ecosistemas es muy elevado.
Con este panorama sobre la mesa, en Europa se están transitando caminos que conduzcan a encontrar un plan B al cobalto de la RDC. En este contexto, Finlandia se ha embarcado en un ambicioso proyecto para convertirse en el principal actor europeo del sector. De hecho, es el único país de la Unión Europea cuyo suelo contiene los principales minerales necesarios para la fabricación de baterías, como el cobalto, el litio y el níquel.
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