Argentina ante la encrucijada: entre el potencial minero y las urgencias
Mientras la minería impulsa las economías de sus vecinos regionales, Argentina se enfrenta al desafío de despertar un sector con un potencial dormido. Un análisis revela la significativa brecha en la contribución al PBI y destaca la oportunidad única que representa el litio.
Mientras sus vecinos regionales, Chile y Perú, disfrutan de un robusto sector minero que aporta cerca del 10% a sus respectivos Productos Brutos Internos (PBI), Argentina exhibe un rendimiento significativamente menor, con una contribución de apenas el 0.7% en 2020, según datos del INDEC y los bancos centrales de Chile y Perú. La comparación con Australia, otra potencia minera donde el sector representó un 11.0% del PBI en el mismo año, subraya el vasto potencial aún sin explotar en territorio argentino.
Sin embargo, una luz de esperanza brilla en el horizonte: el Triángulo del Litio, compartido por Argentina, Chile y Bolivia, alberga más del 50% de las reservas mundiales de este mineral crucial para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos y el almacenamiento de energías renovables. A diferencia de los modelos más estatistas de sus vecinos, Argentina ha implementado políticas favorables a la inversión privada y extranjera en la explotación de litio, un factor que, según un informe del think tank Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) de 2025, podría darle una ventaja competitiva.
El interés inversor parece estar en aumento. El gasto en exploración minera en Argentina experimentó un salto del 77.1%, pasando de 241 millones de dólares en 2021 a 427 millones en 2023, una señal del creciente atractivo del país para las empresas del sector. Las proyecciones de JPMorgan son aún más auspiciosas: anticipan que Argentina podría convertirse en el segundo mayor productor mundial de litio para 2027, llegando a suministrar potencialmente el 16% del litio global para 2030, superando incluso a Chile.
Contrastes regionales
Este panorama contrasta con la realidad actual. En 2023, las exportaciones minerales argentinas alcanzaron los 3.200 millones de dólares, una cifra muy distante de los 57.000 millones de dólares exportados por Chile en el mismo período, lo que evidencia la brecha económica existente.
No obstante, la situación en Chile y Perú no está exenta de desafíos. Un creciente nacionalismo de recursos, con la implementación de impuestos más altos a la actividad minera, podría desviar inversiones hacia otros destinos, tal como advierte un informe de S&P Global de 2024. Argentina, con tasas impositivas potencialmente más bajas, podría capitalizar esta coyuntura.
Un impulso minero
Cambios en las políticas, como el Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI), buscan atraer capitales al sector minero. Sin embargo, críticos argumentan que estas medidas podrían no abordar las subyacentes preocupaciones ambientales, un debate que se refleja en discusiones en plataformas como X.
Si bien no hay una cifra oficial de la contribución de la minería al PBI para 2025, los datos de producción -el IPI minero mostró una suba de 1,8% en febrero de 2025 respecto a igual mes de 2024, y un incremento acumulado de 2,4% en el primer bimestre de 2025 (INDEC)-, exportaciones -alcanzaron su nivel histórico más alto en el primer bimestre de 2025, totalizando 782 millones de dólares. En enero de 2025, las exportaciones fueron de 394 millones de dólares, representando el 7,7% de las exportaciones totales del país-, e inversión -crecieron más del 25% interanual, representando el 56% de las inversiones anunciadas en 2024 (Deloitte).
Se estima que hay más de 11 mil millones de dólares en proyectos bajo el marco del RIGI en febrero de 2025- sugieren una tendencia positiva y un crecimiento del sector en el inicio del año. Es probable que la contribución al PBI para 2025 sea superior al 0.7% registrado en 2020, impulsada principalmente por el aumento de la actividad en el sector del litio y otras exportaciones minerales.
En esta nota