Acuerdo

Vaca Muerta en la era del acuerdo con los bonistas

El shale sobrelleva la encrucijada externa de la economía argentina. +e consultó a especialistas para trazar el escenario tras el acuerdo de la deuda privada.

El acuerdo del gobierno nacional con los acreedores privados marca un nuevo capítulo para la economía y los sectores industriales. Dentro de ese contexto, también era una señal largamente esperada por las principales petroleras del mundo con áreas en Argentina, y en particular en Vaca Muerta, la formación que supo ser un imán para las inversiones.

Precisamente, esa apuesta para acelerar en las áreas gasíferas y petroleras había quedado paralizada al promediar el 2019, cuando el país profundizó un ciclo económico que lo dejó en un “default virtual”.

Mientras el gobierno nacional empieza por estas horas a sellar el acuerdo definitivo con los acreedores externos, +e consultó a economistas y consultores energéticos para que trazaran un escenario y compartieran sus persepectivas para el sector petrolero, también, en medio de un escenario en el que el país está pendiente de la resolución de otros frentes económicos, y del impacto determinante de la pandemia del coronavirus y su incidencia en toda la industria.

  1. ¿Qué implica para la macroeconomía de la Argentina este arribo a un acuerdo entre el gobierno nacional y los bonistas privados? ¿Por qué sería importante para la industria del petróleo y el gas?
  2. ¿Qué se puede esperar, en este contexto, en materia de inversiones para Vaca Muerta? ¿Cómo el gobierno de Alberto Fernández debería complementar este primer paso?
  3. ¿Dónde tendrá mayor incidencia este acuerdo por la deuda: en el segmento del petróleo o en el del gas natural?
  4. ¿Cómo observa el mercado argentino del petróleo y el del gas, en términos de actividad y producción, para los próximos meses de este año?

ERNESTO DÍAZ - Director de Wood Mackenzie en América Latina

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  1. El acuerdo con los bonistas al que llegó la Argentina es un requisito necesario pero no suficiente para la macroeconomía. Es un punto de partida desde el cual una inversión a largo plazo sería imposible. Falta ver cuánto bajan las tasas de interés, algo que está atado al otro acuerdo importante: el del FMI.
  2. Todo esto ayuda a que vuelvan las inversiones. Falta resolver los problemas de la demanda. La coyuntura nos dificulta, pero el corto plazo hay que seguirlo. Se necesita que se flexibilicen los congelamiento de las tarifas y los precios en las naftas. Los incentivos siempre van a ser para el corto plazo, sin embargo para el largo tiene que pensarse y planificar toda la infraestructura que hace falta.
  3. Creo que en el caso del gas, que tiene una demanda flat -crece poco-, las posibilidades de exportación van a requerir una infraestructura muy importante y así aprovechar el potencial de Vaca Muerta. En el petróleo tiene que permitirse la exportación. El descuento sobre el referencial Brent sigue siendo muy alto, pero es una oportunidad que se abrió con la pandemia.
  4. Tiene que haber un rumbo definido para la industria energética. La insistencia en fijar precios internos o generar incentivos de precios nunca ha funcionado en la Argentina. Una ley para atraer inversiones, como se está hablando, queda manchada si las empresas ven políticas de congelamiento de precios. Los gobiernos argentinos muchas veces confían demasiado en su capacidad para pronosticar variables de mercado que no se pueden controlar, como el precio del barril.

GUSTAVO PÉREGO - Director de ABECEB

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  1. Argentina lograría evitar una situación de default prolongado y permanente si reduce uno de los focos de incertidumbre que pesan sobre una economía debilitada. Un punto importante a destacar es que durante la gestión del presidente Alberto Fernández, el país casi no pagará deuda ni intereses. El acuerdo es una condición necesaria para estabilizar la economía, aunque no es suficiente.
  2. Para el sector petrolero es una buena noticia, tanto para aquellos que tienen que fondearse como para el proceso de renegociación que lleva adelante YPF, también para las integradas y las grandes empresas que vuelven a ver a la Argentina en términos de normalidad y no como un país que podría caer en default. Vaca Muerta está mejor posicionada por la curva de aprendizaje, entonces el acuerdo ayuda a la financiación. Y ayuda a que surjan nuevas empresas con el perfil de Vista, que capturan financiamiento del exterior.
  3. Las exportaciones de crudo Medanito son otra buena noticia para el sector, porque Vaca Muerta no puede sostenerse solamente del mercado interno o solamente de gas. En el caso del gas, creo que habrá más movimiento, YPF puede empezar a mover equipos para no tener complicaciones con el gas en el invierno del año que viene.
  4. Vamos a tener una tenue reactividad. La recuperación no va a ser en “V”, no creemos que el PBI del 2019 vuelva hasta 2022 o 2023, y eso se traslada a esta actividad. El gas podrá ser un tractor más importante con los incentivos, además sumándole un marco regulatorio previsible. El acuerdo desahoga, pero no resuelve los problemas de fondo.
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RODRIGO ALVAREZ - Economista, CEO de Analytica

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  1. Es clave. Marca un rumbo y constituye un punto de inicio para la estabilización económica. No hay inversión sin una macro estable y previsible. Para capitalizar este cambio de expectativas hay que lograr un buen acuerdo con el FMI y despejar las dudas respecto del financiamiento fiscal. Para una industria ultra intensiva en capital como la petrolera, normalizar las relaciones con la comunidad financiera internacional es la base para reactivar.
  2. Los precios del petróleo se recuperaron mucho. El barril criollo fue una buena señal para proteger a la cadena de valor. Ahora hay que consolidar. Si la Argentina encuentra un equilibrio, 2021 será el año de la recuperación y el 2022, el del salto inversor. Por el contrario, si no hay definiciones, volverán las importaciones. El escenario se presenta muy binario. Considero que hay conciencia de estas restricciones, es por ello que se está avanzando en el Plan Gas y en una nueva Ley de Hidrocarburos.
  3. Son dos dinámicas distintas. El plan gas está pensado para el abastecimiento del mercado interno, atenuando la estacionalidad y buscando exportaciones estivales en firme. También tiene que incorporarse la promoción de grandes proyectos. En petróleo, la reacción puede ser mucho más rápida en este contexto.
  4. Por el Plan Gas es esperable que haya actividad en nuevos pozos hacia fin de año. En el petróleo, con la recuperación del precio, el contexto mejora para todos los operadores. La reactivación puede llegar más visiblemente en el cuarto trimestre, con señales del gobierno en surtidores y una nueva ley de hidrocarburos.

JOSÉ MARÍA RODRÍGUEZ - Investigador externo en Economía de la Energía, IERAL

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  1. Este nuevo escenario establece condiciones más propicias para las decisiones de inversión del sector privado y es especialmente relevante para los sectores de capital intensivo, como es el caso de la cadena de producción de energía. No obstante, los desequilibrios macroeconómicos aún persisten y se presentan como los principales obstáculos que deberá resolver el gobierno para una recuperación sostenible de la economía.
  2. Se abre un escenario más alentador para atraer capitales a Vaca Muerta, que permitan aumentar la producción y desarrollar la infraestructura. Sin embargo, las debilidades fiscales no permitirán que la inversión pública sea significativa. Por otra parte, una vez reducida la incertidumbre, comenzarán a tomar relevancia una multiplicidad de regulaciones que aún existen y tienen implicancias directas sobre el sector. Dentro de estas, el mecanismo para definir el precio del gas.
  3. Es de esperar que un escenario macroeconómico más favorable tenga incidencia en las posibilidades de producción de gas, que es el que requiere mayor necesidad de inversiones.
  4. La evolución del sector de petróleo y gas va a estar asociado a la dinámica del nivel de actividad del país que, si bien hay muestras de una incipiente recuperación, no habría que esperar una reactivación acelerada. Así, alcanzar el nivel de actividad previo a la pandemia llevará más tiempo del previsto, que se traducirá en una demanda interna un tanto deprimida.

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