YPF

El oleoducto de YPF genera expectativa y críticas en Río Negro

Legisladores, que acompañaron de forma masiva el plan que inyecta una millonaria inversión, se cruzaron por el manejo de YPF. La perspectiva del gobierno.

La modificación de la denominada Ley Lasalle (n°3308) que impedía la instalación de ductos para el transporte de crudo o gas desde las costas rionegrinas, sigue en el centro de la escena política de la provincia. A pesar del acompañamiento masivo en la Legislatura, en especial del peronismo por pedido del Gobierno nacional, representantes del parlamento y los municipios aguardan que los trabajos del megaproyecto de YPF que cambiará la vida de Sierra Grande comiencen a corto plazo. Diversas fuentes consultadas por +e advierten la necesidad de acelerar los tiempos ante la chance de que surja resistencia desde sectores ambientalistas que ya se manifestaron en contra de la iniciativa que modificó las reglas de la actividad en el Golfo San Matías.

A la espera de una nueva sesión para que se ratifique en segunda vuelta el cambio de la ley, en las entrañas del gobierno de Arabela Carreras continúa el debate sobre este plan que modificará sensiblemente la explotación de hidrocarburos. En el gabinete energético reina la sensación de beneplácito, aunque existe zozobra por la resistencia de sectores ambientalistas que alguna vez, en plena campaña electoral de medio término en 2017, lograron que el entonces gobernador Alberto Weretilneck diera por tierra la instalación de una planta nuclear en la misma zona del golfo.

En principio, la idea es que la comunidad serrana motorice el avance de la obra para vencer los obstáculos que esta actividad siempre genera. “Esto no es nuevo, lo mismo sucede con Vaca Muerta o con la megaminería. Si queremos dejar de ser subdesarrollados, esto debe suceder”, planteó una importante fuente gubernamental, al tanto de este proyecto, que participó de la negociación con los partidos opositores.

Desde la localidad comprometida, su intendente Renzo Tamburrini barrió con cualquier especulación. “Esta actividad hará que la comunidad crezca”, celebró el mandamás serrano, al comparar los casos de países en medio oriente donde la actividad petrolera exporta al mundo sus productos en “playas cotizadas”, donde se explota el turismo o la pesca.

Al respecto de esta afirmación, el legislador Juan Martín (PRO) recordó que puso a prueba la coherencia, en una provincia con gas y petróleo pero que no posee una política real para su desarrollo. “No hay que mirar para otro lado cuando aparecen las oportunidades, a pesar de que algunos espacios se opusieron en su momento a un proyecto de desarrollo como fue en el caso de la central nuclear”, respondió Martín a este suplemento. “La principal preocupación de los rionegrinos es el empleo”, machacó el representante de General Roca.

Desde San Carlos de Bariloche, el legislador peronista Ramón Chiocconi, que recientemente abandonó el bloque del Frente de Todos, explicó el espíritu reinante en el justicialismo de acompañar lo que el mismo presidente de YPF, Pablo González, expuso en un zoom para la bancada del que ya es su ex bloque. “Es importante que Río Negro haga valer su posición y valor estratégico. Tener un puerto de aguas profundas para que salga parte de la producción de Vaca Muerta, es fundamental. Lamentablemente la planta de GNL de YPF con Petronas será en Bahía Blanca, me hubiese gustado que sea en nuestra provincia”, razonó.

El nuevo oleoducto que planea YPF comenzará en Loma Campana, llegará a la zona de Lago Pellegrini, y recorrerá la meseta norte rionegrina para finalizar en Punta Colorada. En total, posibilitará exportar 135 millones de barriles de petróleo al año. Para que sea una realidad, la petrolera de bandera invertirá más de 1.200 millones de dólares en los 700 kilómetros del ducto, más un predio en Punta Colorada con 20 tanques de almacenamiento de crudo, y una terminal portuaria con dos monoboyas offshore, ubicadas a unos 6.7 kilómetros de la costa.

A través de Río Negro se aspira a generar unos 12 mil millones de dólares por año, una cifra que repercutiría sensiblemente en las arcas de las provincias que integran la Cuenca Neuquina, la esperanza del actual gobierno para dar vuelta la compleja situación económica.

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