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Para Nature, la mitad del petróleo del mundo debe quedar bajo tierra

La revista indica que para 2050 casi el 60% del petróleo y el gas metano fósil y el 90% del carbón "deben permanecer sin extraer para mantenerse dentro de un presupuesto de carbono de 1,5°C".

Un artículo publicado por la revista Nature asegura que a pesar de los compromisos asumidos por las naciones en el Acuerdo de París, los combustibles fósiles continúan dominando el sistema energético a nivel mundial. Además, el estudio advierte por las futuras consecuencias del calentamiento global y lanza una conclusión determinante: hay que reducir la producción de hidrocarburos.

La investigación es liderada por Dan Welsby, del University College de Londres (Reino Unido) y el artículo está basado en un estudio del 2015, publicado por la misma revista, donde se explica que un tercio de las reservas de petróleo, la mitad de las de gas y más del 80% de las de carbón “deberían quedar sin utilizar en 2050 para tener una oportunidad de limitar el cambio climático a 2°C”.

Sin embargo, el actual análisis señala que la limitación para este tipo de energías debe ser más rígida, ya que, en la actualidad, los combustibles fósiles representan al 81% del consumo energético de todo el mundo y la necesidad de combatir el calentamiento global se requiere en la inmediatez.

"Para 2050, encontramos que casi el 60% del petróleo y el gas metano fósil y el 90% del carbón deben permanecer sin extraer para mantenerse dentro de un presupuesto de carbono de 1,5 °C", resume el artículo de Nature.

“En nuestro estudio, observamos un aumento espectacular del volumen de reservas de crudo que deben permanecer sin extraer a escala mundial (58 %) respecto al de 2015 (33%). Este incremento se debe en gran medida al menor balance de carbono, pero también a los avances cruciales del modelo desde el año 2015, donde se incluyen los últimos datos sobre el coste y el potencial de despliegue de las energías renovables variables (eólica y solar), así como de los vehículos eléctricos de batería”, explicó Welsby.

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IMAGEN DE ARCHIVO. Un tanque de almacenamiento de crudo en la Cuenca Pérmica, en Mentone, Condado de Loving, Rexas, EEUU. Noviembre 22, 2019. REUTERS/Angus Mordant
IMAGEN DE ARCHIVO. Un tanque de almacenamiento de crudo en la Cuenca Pérmica, en Mentone, Condado de Loving, Rexas, EEUU. Noviembre 22, 2019. REUTERS/Angus Mordant

El artículo de Nature (disponible en la web de la revista) incluye el análisis de las principales regiones productoras del mundo y las diferencias que presentan respecto al gas y al petróleo. “Hemos comprobado que la producción mundial de estos dos combustibles debe disminuir a un ritmo medio anual de aproximadamente un 3% entre 2020 y 2050. En el crudo, todas las regiones registran un pico de producción ahora (incluidos Medio Oriente , Rusia, Europa, América Central y del Sur) o en 2025 (Estados Unidos)”, señala el experto.

“Lo más importante es que si cualquier país o región añade una unidad de petróleo o gas a la oferta neta mundial, debe contrarrestarse con reducciones de la producción en otros lugares”, agrega la investigación de Nature.

Además, el estudio analiza los costos futuros de las principales tecnologías con bajas emisiones de carbono, como las fuentes eólicas, solares y los vehículos eléctricos de batería. “La reducción de costes de estas tecnologías ha sido espectacular, incluso desde el documento publicado en 2015. Vemos un rápido despliegue de las tecnologías solar y eólica, así como un aumento de la producción de hidrógeno a partir de la electrólisis sobre todo como combustible de entrada para la flota naval mundial”, afirmó Welsby.

En este marco, el investigador hizo referencia a las principales herramientas para avanzar en la lucha contra el calentamiento global y la transición hacia nuevas formas de consumo: “El principal mecanismo es el precio del carbono, aunque existen otras políticas del lado de la demanda y de la oferta que ayudarían a la transición. Por ejemplo, la prohibición de ciertas tecnologías como en el Reino Unido de la venta de nuevos coches de gasolina y diésel a partir de 2030; la regulación efectiva para minimizar o eliminar las fugas de metano de las cadenas de suministro de petróleo y gas; la eliminación de los subsidios a la producción, exenciones fiscales o incentivos fiscales para los productores; y moratorias a las nuevas licencias de producción y exploración”.

Para finalizar, el experto menciona: “Suponiendo que exista la voluntad política de cumplir los compromisos adquiridos en París, las reducciones de combustibles fósiles sugeridas en nuestro trabajo son totalmente factibles”.

“Los principales países productores reconocen que la diversificación de las economías para dejar de depender de los fósiles es fundamental y que es preferible un descenso controlado a un colapso repentino de los ingresos y las correspondientes repercusiones económicas”, concluye el trabajo.

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