Exxon

Exxon recibe la presión de la crisis en sus cuentas

Cómo es el impacto en la gigante mundial de los hidrocarburos en medio del derrumbe de precios que afecta a toda la industria.

Las elevadas inversiones de Exxon Mobil Corp, realizadas cuando se esperaba un aumento de la demanda, han hecho que enfrente un déficit de unos 48.000 millones de dólares hasta 2021, según un análisis de Reuters y las estimaciones de Wall Street, lo que requerirá que la principal petrolera estadounidense realice fuertes recortes de plantilla y proyectos.

Los inversores de Wall Street están incluso empezando a preocuparse por el otrora sacrosanto dividendo de Exxon, que en el siglo XX se convirtió en la compañía más valiosa del mundo gracias a una implantación global, a una expansión implacable y a estrictos controles financieros.

Exxon ha capeado una serie de contratiempos en la última década y bajo el mando de Darren Woods intentó recuperar su prominencia apostando fuerte por yacimientos de petróleo de esquisto en EEUU, oleoductos y refinerías a escala global.

También apostó mucho por Guyana, donde descubrió hasta 8.000 millones de barriles de petróleo, equivalentes a seis años de producción al ritmo actual.

Sin embargo, la capacidad de Exxon para financiar esa expansión internacional ya no está asegurada. Este año la compañía pidió prestado 23.000 millones de dólares para pagar sus facturas, lo que casi duplicó su deuda, según informó Reuters.

En julio, registró sus primeras pérdidas trimestrales consecutivas y afronta una pérdida anual de 1.860 millones de dólares, según estimaciones de Refinitiv, sin contar las ventas de activos o las amortizaciones.

El inminente déficit de unos 48.000 millones de dólares hasta 2021 está calculado teniendo en cuenta el efectivo de las operaciones, los compromisos de pago a los accionistas y los costes del programa de expansión planeados.

Ahora la compañía se está embarcando en una revisión mundial sobre dónde puede recortar gastos y los analistas creen que un recorte del dividendo, algo que antes era impensable, es ahora más probable.

Revisión de plantilla, recorte de beneficios

El desplome de la demanda y los precios se dio de frente con el plan de Woods de gastar al menos 30.000 millones de dólares al año hasta 2025 para reactivar la producción y los beneficios mediante la expansión del procesamiento de crudo, los productos químicos y la producción, y la adopción de un papel dominante en el esquisto y el gas natural licuado de Estados Unidos, mercados que entonces parecían prometedores.

En su lugar, debe preparar a Exxon para operar en un mundo de menor demanda de su petróleo, gas y plásticos.

La compañía, que fue retirada del índice Dow Jones de las principales empresas industriales de EEUU después de 92 años, va a realizar un análisis riguroso de hasta el 10% de la plantilla en Estados Unidos, lo que podría conllevar el despido de miles de trabajadores, y está retocando los generosos planes de jubilación de algunos trabajadores.

Un portavoz le dijo a Reuters que los detalles de los recortes de gastos se revelarán a principios del año que viene.

"Seguimos comprometidos con nuestras prioridades de asignación de capital: invertir en proyectos ventajosos para la industria, pagar un dividendo fiable y creciente y mantener un balance sólido", dijo el portavoz Casey Norton.

La revisión de los proyectos en curso tiene como objetivo "maximizar la eficiencia y captar ahorros de costos adicionales para situarnos en la posición más fuerte" de cara a la mejoría de los mercados energéticos, según Norton.

Los precios del crudo han caído un 35% desde el comienzo de 2020 por el desplome de la demanda causado por la pandemia de COVID-19. BP, Royal Dutch Shell, Total y Repsol y otras petroleras han ajustado el valor de sus activos de hidrocarburos en miles de millones de dólares.

Las grandes empresas europeas también están añadiendo energía renovable y electricidad a sus carteras en un intento de amortiguar la permanente reducción de la demanda de petróleo y gas.

BP planea reducir su producción de combustible fósil en un 40% para 2030 y seguir vendiendo activos de combustibles fósiles si los precios del petróleo muestran un repunte sostenido.

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