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Biogás, la otra oportunidad de la transición energética

La oportunidad de generar un modelo basado en la producción de fertilizantes, energía renovable y certificados de carbono.

La transición energética es una cuestión de clase mundial. Los países buscan la alternativa para que la descarbonización de la economía sea de manera efectiva. El biogás aparece como una solución sostenible en un contexto donde las perspectivas innovadoras no abundan.

Juan Khouri, CEO y cofundador de DosBio y Enerbas, consideró que el enfoque actual no debe estar únicamente en producir energía, sino en atender la demanda global de reducir emisiones de carbono.

"Cuando hablamos de transición y cuando los inversores nos buscan, lo que están buscando que vendamos es descarbonizar la economía. No están comprando energía", afirmó.

El empresario también abordó un problema que frena el desarrollo de proyectos renovables en Argentina: la percepción de desconfianza hacia el país. "Cuando nos piden marco regulatorio, lo que nos están diciendo es que no nos creen. Tenemos un track record como país que genera desconfianza. A países vecinos no les exigen lo mismo", afirmó.

Para Khouri, este es un punto clave a resolver si el país quiere posicionarse como un actor relevante en el mercado energético global.

No limitarse a las renovables

En el marco de la 10° edición de la Expo Industrial de Comodoro Rivadavia, el empresario explicó que la transición energética no debe limitarse al desarrollo de energías como la solar y la eólica.

"El gas es la energía de transición fundamental, pero también debemos pensar en cómo satisfacer la creciente demanda de alimentos y agua para una población que alcanzará los 8.500 millones en 2030. El desafío es cómo alimentar a más personas con la misma o menos tierra cultivable, mientras enfrentamos la creciente demanda de energía y recursos hídricos", señaló.

En este contexto, Khouri destacó el rol de las plantas de biogás como una solución integral. Estas instalaciones, que convierten residuos orgánicos en energía y productos derivados, son clave en la economía circular.

"El mundo, con Alemania como líder, ha apostado por el biogás a través de subsidios estatales. Sin embargo, nosotros fuimos a Alemania este año para proponer un nuevo paradigma: las plantas de biogás deben enfocarse en la producción de fertilizantes como su producto principal", explicó.

El biogás también tiene aplicaciones en la producción de biofertilizantes, metanol verde, biometano licuado para transporte marítimo y biometano comprimido para transporte terrestre. Este enfoque responde a la necesidad europea de descarbonizar sus economías.

"Europa ya está proyectando, para 2030 y 2050, utilizar únicamente residuos como base para generar energía, prohibiendo el uso de cultivos energéticos como el maíz. Esto es clave porque tienen pocas hectáreas cultivables", detalló.

Planta de biogás genérica.jpg

Oportunidades y obstáculos

Pese a estas oportunidades, el desarrollo del biogás en Argentina es limitado. "Actualmente, tenemos 24 plantas con contratos y otras 12 en desarrollo, mientras que Alemania tiene más de 10.000. Estas plantas suelen ser de baja escala, con un promedio de 0,5 megavatios, pero responden al objetivo de descarbonización", explicó Khouri.

Para revertir esta situación, el empresario propuso un modelo específico para la provincia de Chubut, en el sur argentino, basado en la creación de "yacimientos bioenergéticos". Este concepto contempla el uso de residuos municipales e industriales para generar energía eléctrica, biometano y fertilizantes. Además, posiciona a la provincia como un líder en la oferta de bonos de carbono, un recurso cada vez más demandado por empresas que buscan reducir su huella ambiental.

"Chubut podría ser una vidriera internacional. Tenemos más de 100 toneladas diarias de biomasa residual por región, lo que no solo mitiga el cambio climático, sino que también genera empleo, arraigo y formación académica. Un ejemplo claro es lo que logramos en Río Cuarto con Bio Cuatro y Bioeléctrica, donde la industria del biogás ayudó a retener jóvenes talentos en la universidad local", destacó.

Un modelo sustentable

Khouri argumentó que el modelo debe ser liderado por la inversión privada, ya que los subsidios estatales han demostrado ser insostenibles. "El declive de las plantas de biogás tanto en Argentina como en Europa se debió a la quita de subsidios. Hoy, difícilmente un privado pagaría 200 dólares por megavatio, pero sí necesitan certificados de carbono para comercializar con Europa", afirmó.

“Concesionar yacimientos bioenergéticos a empresas que produzcan energía renovable, fertilizantes y certificados de carbono sería una forma eficiente de aprovechar nuestros recursos. Además, este enfoque ayudaría a reducir costos y desperdicios energéticos en regiones que actualmente dependen de costosas soluciones energéticas", consideró el empresario.

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