La industria brasilera y su encrucijada por conseguir gas: números de un cuadro preocupante
Mientras que el abastecimiento boliviana acelera su desplome, las obras para hacer llegar el gas de Vaca Muerta no terminan de acordarse.
Los industriales brasileros están en una situación crítica que podría empeorarse notablemente en los próximos años. El gas que conseguían desde Bolivia ya no está disponible y todavía no logran encontrar un reemplazo competitivo frente a las dificultades para destrabar las obras en gasoductos argentinos.
De recibir unos 33 millones de metros cúbicos diarios desde Bolivia en 2014, el año pasado apenas les entregaron 14 MMm3/d y se espera que hacia fines de la década se terminarán por completo los envíos frente al declino productivo del país del altiplano.
El problema es que, pese a reiteradas charlas y negociaciones, los volúmenes que hoy puede entregar Argentina son mínimos y no hay señales claras de que se avanzará con las obras necesarias para poder llegar al nivel de entregas que necesita Brasil.
Durante la última década, la demanda de gas natural del sector industrial se ha mantenido relativamente estable, en torno a los 40 MMm3/d, pero además el gobierno de Lula trazó un “Plan Decenal de Expansión de Energía 2034” que contempla un crecimiento de la demanda de gas del 3,5% anual, según destaca el último informe de la consultora Economía & Energía.
El GNL como una alternativa
Los principales sectores manufactureros demandantes serían la siderurgia y metalurgia, la química y petroquímica, el papel y la celulosa y el cemento y cerámica, rubros que necesitan un precio competitivo y, por lo tanto, no ven con buenos ojos abastecerse con GNL, cuyos valores son muy volátiles.
De hecho, las terminales de regasificación que tiene Brasil para importar GNL se pensaron para abastecer a las usinas eléctricas frente a eventuales crisis hídricas que reduzcan los niveles de generación de las represas.
Brasil cuenta actualmente con 7 terminales regasificadoras de GNL, con una capacidad total de 136 MMm3/día y un muy bajo nivel de utilización, justamente porque funciona como un back up preventivo ante una posible sequía.
Además, casi el 60% de la demanda actual de gas brasileña proviene justamente del aparato industrial y el 32% proviene de la importación. Si bien Brasil cuenta con mucho gas local que viene del offshore, más de la mitad de la producción se reinyecta para mantener la presión de los yacimientos y favorecer la producción petrolera. Así, unos 83 MMm3/d e reinyectan y solamente 46 MMm3/d quedan para la demanda local.
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