Las oportunidades y el efecto multiplicador del shale
El gas marcará el camino de la transición energética y tendrá un fuerte impacto en la cadena de valor del país. El crecimiento de la actividad de cara al 2030.
¿Cómo contribuirá la industria hidrocarburífera al crecimiento y desarrollo de Argentina? ¿El sector se puede convertir en el motor del despegue de la economía? Esos son dos de los interrogantes que rondan entorno al Oil&Gas. Las expectativas están a la altura de los recursos que tiene el país y el shale es la principal atracción para lo que viene.
En los informes de la Agencia Internacional de Energía se estableció que la demanda de energía crecerá un 47% de cara al 2030 impulsada básicamente por los países en vía de desarrollo. Los países desarrollados tendrán un consumo casi estable, pero buscarán que su demanda sea compensada con mejoras de eficiencia.
Como marcan los especialistas, las energías renovables tendrán un fuerte crecimiento mientras que los fósiles tendrán un rol predominante que se irá apagando con los años. La caída más fuerte se dará en la producción de carbón, el petróleo tendrá un leve crecimiento y el gas tendrá un despegue masivo que rondará el 37% ya que es considerado el combustible de la transición energética.
Ese mercado que ofrece el cambio de matriz energética es perfecto para Argentina. El país tiene las condiciones para ser parte de la oferta que brinde una seguridad de suministro para un mundo que demandará recursos con menos emisiones de carbono y contratos que no impliquen conflictos geopolíticos.
“Nosotros podemos jugar ese partido. Básicamente porque tenemos el recurso, tenemos el conocimiento y la capacidad de una cadena industrial que puede brindar los bienes y los servicios que el desarrollo de ese recurso necesita. También tenemos compañías petroleras que tienen la capacidad y han dado muestras claras de que tienen la decisión de invertir cuando las condiciones están dadas”, explicó Carlos Ormachea.
En el marco de la 29° Conferencia Industrial de la UIA que se celebró en el Centro de Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires, el presidente de la Cámara de Empresas Productoras de Hidrocarburos (CEPH) ponderó el rol de Vaca Muerta, el convencional, el offshore y los demás proyectos en exploración. “Sólo Vaca Muerta puede abastecer 90 años de consumo de gas en la Argentina”, afirmó.
“No tiene ningún sentido económico esperar con esa dimensión de sobrante de recursos más allá de lo que nuestro país puede necesitar para hacer su propio desarrollo y crecimiento. Algo parecido pasa con el petróleo, aunque un poco en menor medida”, destacó.
La industria hidrocarburífera cuenta con la particularidad de movilizar a otros sectores para llevar adelante sus proyectos. “Si pienso solamente en una unidad que es la construcción de un pozo, petrolero o de gas, se comienza con una obra vial, una locación y cuando esté terminado tenemos que llevar todo lo necesario para hacer el pozo”, consideró el presidente de la CEPH.
La perforación implica equipos de grandes dimensiones, peso y complejidad. “Es toda una serie de dispositivos que está asociado a un armado de un rig de un equipo de perforación. Y todo lo que se mueve alrededor de eso con las compañías de servicio que traen sus propios elementos de tecnología que es una cantidad importante de gente que está trabajando 24 horas por día en ese lugar”, subrayó.
“Una vez que terminamos de hacer el pozo, en el caso de Vaca Muerta, hay que hacer la estimulación hidráulica y ahí entra otro circuito porque cada fractura implica 36 mil HP trabajando juntos, inyectando agua para poder fisurar la roca de donde vamos a sacar la producción porque a través de esos canales pueda moverse el hidrocarburo desde abajo y llegue para arriba”, agregó.
Los actores de la industria estipulan que para el 2030 se duplicará por dos y media la producción de petróleo. Es decir que se pasará a producir un millón y medio de barriles por día en el 2030 arrancando de 620 mil barriles por día que se produce en la actualidad.
Hay que recordar que el país consume 550 mil barriles día y que todo el crecimiento que se da sobre esa cifra está destinado a exportación.
En materia de gas se producen 140 millones de metros cúbicos por día en el pico de invierno y se podría alcanzar los 250 millones de metros cúbicos por día. Este crecimiento sería destinado a abastecer la demanda insatisfecha de Argentina, consumo regional de los países vecinos de Chile y Brasil, y sólo un tren de exportación de gas licuado de 4 millones de toneladas.
En cuanto a la generación de empleo, según los números de la CEPH, crecería de la mano de la producción. “Por cada empleado que entra a trabajar en un campo, hay otros 15 afuera que están trabajando en cosas asociadas con ese proyecto. Este es el multiplicador”, detalló Ormachea.
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