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La aventura de volar para trabajar en los yacimientos

Un grupo de 150 petroleros vuelan todos los días hacia El Portón y El Trapial. Loma Campana aún no habilita la pista por un conflicto mapuche.

Son las 11:30 del viernes en el aeropuerto Presidente Perón de la ciudad de Neuquén. El cielo está despejado y no hay viento, en un día caluroso de verano. Es una jornada ideal para volar, y contemplar desde arriba, otra mirada de la ruta petrolera de Vaca Muerta. Contemplar los yacimientos petroleros desde el aire, que se ven como una telaraña negra que se mezcla con el color de la árida estepa neuquina.

Este privilegio, de volar dos veces por semana a los pozos petroleros de Rincón de los Sauces, no lo tienen muchos trabajadores en la industria. Son unos pocos, quizá más de 150 petroleros que se trasladan en vuelos privados desde la capital neuquina hasta dos yacimientos clave de la provincia de Neuquén.

Se trata de las áreas El Portón, operada por YPF, y El Trapial de Chevron, que tienen dos aeródromos, donde de martes a viernes despegan y aterrizan vuelos con petroleros, algunos gerentes y otros con operarios trabajos específicos en los yacimientos, que van y vuelven en el día.

En el aeropuerto, todo el personal ya los conoce a estos hombres que surcan los cielos desde hace años. En la sala de embarque, hacen fila y a veces llevan el mameluco, mochila y hasta las gafas, una postal inequívoca del trabajador petrolero.

Casi todos los días, menos los lunes, parte unos de estos aviones que tienen una capacidad hasta 44 personas hacia Rincón de los Sauces, como el ATR de American Jet, la única empresa que hace esa ruta en la provincia, desde hace más de 20 años, a los yacimientos hidrocarburíferos. También los petroleros viajan en un Dornier 228 de 19 plazas, una aeronave de modelo alemán muy usada en el mundo.

Hasta ahora, sólo hay vuelos a Rincón de los Sauces en la industria petrolera. En Añelo, el corazón de Vaca Muerta, la situación es difícil desde hace unos años. Está habilitado el helipuerto en Loma Campana, pero no así la pista de aterrizaje, ubicada en la planta de arenas que, está “ocupada” por las comunidades mapuches de la zona.

Es un tema pendiente que no se resolvió en la gestión del ex gobernador Omar Gutiérrez, en una zona de conflictos entre las empresas y las comunidades.

Pero los vuelos no se detienen a otros yacimientos y todos los días sale un avión del aeropuerto, con petroleros abordo.

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“De 2005 a 2025 había más vuelos, después con la pandemia de frenó la actividad y ahora estamos por incorporar un avión más para estos vuelos que hacemos desde hace muchos años”, explicó a +e Emilio Zayas, jefe de la base de Neuquén de la compañía que hace vuelos chárter a Rincón de los Sauces.

El viaje por los aires de Neuquén a la frontera norte de Vaca Muerta dura entre 40 y 42 minutos. Es un abrir y cerrar de ojos para los 240 kilómetros de distancia que hay entre Neuquén y la ciudad que es una de las cunas del “viejo petróleo” neuquino.

El vuelo acorta el tiempo de manera significativa, sobre todo en las tareas de emergencia en el campo, más allá de los diagramas laborales. En estos días, con el incesante tráfico que hay en las rutas desde Neuquén hasta Añelo y Rincón de los Sauces, se puede tardar hasta seis horas en llegar a destino, que es el campamento de El Portón o El Tapial, que son verdaderas ciudades petroleras en el desierto patagónico.

Los petroleros que viajan en avión no sólo son de Neuquén. A los yacimientos neuquinos también viven de Mendoza con la misma empresa, y con un tiempo estimado de 1 hora y 10 minutos. El mismo recorrido de esa capital cuyana hasta el área neuquina, es de más de 10 horas, con un camino realmente complicado.

La conexión aérea con estos yacimientos no es nueva en la industria petrolera del país y de Neuquén. Incluso viene desde hace varias décadas, desde que se creó la aviación nacional de la petrolera YPF, allá por 1967.

Tras la privatización de 1991, los miembros del departamento (de Transporte Aéreo) crean Transportes Aéreos Petroleros SA, más conocida como TAPSA, que comenzó a brindar servicios de vuelos petroleros a toda la región patagónica. Luego de ello, y tras la llegada de Chevron a El Trapial, los vuelos se retoman con American Jet.

El ritmo de los vuelos petroleros tiene tanta regularidad que la empresa después de muchos años incorporará un nuevo avión: un ART 42/600 de 44 plazas que partió desde Toulouse, Francia, rumbo a Buenos Aires, y que tendrá como destino final el aeropuerto de Neuquén. La aeronave estará en un hangar “prestado”, ya que la compañía no tiene habilitado aún las obras para el espacio propio.

La empresa realiza a veces dos o tres vuelos por día, de acuerdo a las tareas y organigrama laboral en los dos yacimientos, que son los más activos que tiene Rincón de los Sauces, con campamentos gigantescos.

La cantidad de petroleros que viajan en avión es mínima comparada con las 20 mil personas que transitan por tierra en Añelo todos los días, y que se dirigen a los alrededores de esa ciudad. Algún día, quizá, sólo sean vuelos los que lleguen a Vaca Muerta.

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