El paso de la oportunidad a la responsabilidad
Crecer y tener consensos acerca de cómo se va a crecer. De eso se trata. ¿Será tan difícil?
Argentina, de pronto, se encontró con una chance: hacer ese camino que va de la búsqueda de la soberanía energética, ese momento en el que la producción permite el autoabastecimiento, para terminar frente a la posibilidad de convertirse en un país exportador.
Pasó en menos de cinco años. Las empresas, la mayoría de ellas, aceleraron con la curva de aprendizaje, que significa ni más ni menos que desentrañar las claves de lo que había en Vaca Muerta, bajar costos y hacer de todo esto un negocio posible, rentable, y competir palmo a palmo con las principales áreas shale del mundo. Es decir, competir con las áreas de Estados Unidos. Con Permian, ese espejo en el que quisiera mirarse Neuquén. Todavía es muy temprano para decir que es la foto que describe lo que ocurre en el shale argentino, pero es una que sí describe a buena parte de las operaciones. Y las que todavía no llegaron a ese punto lo podrían hacer en breve.
El paso de los meses y la consiguiente acumulación de barriles adicionales y de millones de metros cúbicos de gas que buscan mercado provocaron la instancia siguiente: el cambio de paradigma.
El estímulo de la Resolución 46, la irrupción o más bien disrupción de Fortín de Piedra y la aceleración de las áreas shale, más la llegada constante de nuevos jugadores, afianzaron esa ruta. Concesión tras concesión, desarrollo tras desarrollo. Contado así, una vez más, parece fácil. Fue la etapa de la toma de conciencia cabal acerca de la magnitud de esa realidad que es Vaca Muerta.
El Precoloquio de IDEA Vaca Muerta fue otro capítulo. Ese ámbito que nuclea a las empresas que representan al 54% del PBI del país fue una suerte de puesta en escena de lo que ya era un consenso general. Los dos sectores políticos predominantes, cada uno a su modo, plantearon que la industria petrolera es el motor productivo que le puede dar más respuestas incluso que el campo a la golpeada economía argentina. Se puede transitar la hoja de ruta de los últimos meses y encontrar declaraciones desde un amplio espectro político y dirigencial. Casi sin fisuras.
Sucedió lo que se sabe: la profundización del déficit externo. Ese final que algunos vaticinaban. Y el escollo de magnitud que le puso a la industria el Decreto 566. Junto con las PASO y la instalación de un escenario de cartas políticas casi echadas para octubre, surgió ese escenario en el que la palabra más dicha en los últimos meses en el sector es #incertidumbre.
La Argentina Oil & Gas 2019, esa megamuestra que ya estaba organizada hace diez meses, con un escenario económico y con Vaca Muerta en modo crucero, rompiendo récord tras récord, fue otra salida a escena de esa larga prédica del consenso.
Uno de los que quizás plantearon algo distinto fue Javier Gremes, CEO de Pecom. Por lo bajo, también, parte de la conducción de YPF se encargó de promover, aun más, en todos los sectores políticos, la oportunidad histórica que significa Vaca Muerta para el país.
La compañía nacionalizada apunta en dos direcciones: por un lado, sostiene que si se alinean los astros económicos, si Argentina logra sostener algunas decisiones económicas, está en condiciones de generar un negocio de unos 10.000 millones de dólares anuales produciendo unos 500.000 barriles diarios adicionales, entre todos los productores, hacia el 2024.
Es la tesis de despertar a los adormilados que todavía no ven en el filón oil and gas la chance real que tantos otros sí observan.
Por otro lado, es también una forma de lograr que la compañía no pase sobresaltos, un escenario que, como quedó claro públicamente desde ayer, puede aquejar a la principal petrolera del país, que anticipó una posible restricción al crédito y el consiguiente parate en Vaca Muerta, si no se hacen los deberes para resolver este contexto. Por ahora, la empresa puede asumir sus compromisos de deuda con la caja propia. No está del todo claro lo que puede suceder de prolongarse este escenario de Brent alto afuera y bajo en el país, y restricciones al traslado de precio en naftas, un segmento donde tiene el 80 por ciento de sus ingresos.
El CEO de Pecom dijo algo que cabe resaltar: “Es momento de dejar de hablar de oportunidades y que toda la dirigencia política y empresarial asuma la responsabilidad”.
Es decir, pasar de la etapa de la descripción a la etapa de hacer las cosas. Otra vez: más fácil decirlo que hacerlo.
Se habla mucho de una ley para blindar Vaca Muerta, de medidas impositivas, de prerrogativas fiscales. Claramente sería un marco beneficioso, si se construye con consensos y con metas sostenibles.
La macro Argentina será un corset o un estímulo para este motor de Fórmula 1 que es fácil ver en Vaca Muerta, en el plano ideal, pero también al alcance de la mano, ahí nomás.
Está el país, está la política y están las malas y buenas decisiones. La experiencia de corto plazo muestra, también, que al margen de las grandes medidas y discursos, solo con no hacer daño alcanzó.
Asumir esa responsabilidad y encontrar casi sin dilación esos acuerdos que permitan consolidar todo lo bueno y erradicar lo que no suma o perjudica. Eso es lo que funciona. Crecer y tener consensos acerca de cómo se va a crecer. De eso se trata. ¿Será tan difícil?.
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