Transición

¿Argentina puede ser líder de la transición energética?

La consultora Ecolatina debatió el potencial que tiene el país para ofrecer fuentes más limpias en el marco de la transición energética, aunque falta infraestructura.

Argentina puede ser un jugador mundial en la transición energética, ¿cómo puede lograrlo?. Ese fue el planteo que instaló Daniel Dreizzen, director del área de Energía de Ecolatina y exsecretario de Planeamiento Energético (2018-2019) durante el webinar “Energía y Economía: Oportunidades y Desafíos” organizado por la consultora.

Hecha la pregunta, Dreizzen ensayó una respuesta: “Puede incorporar más renovables, puede tratar de gasificar la economía, exportar para tener también divisas, desarrollar la petroquímica, se puede gasificar a Chile (que tiene una matriz con mucho carbón) y potenciar los biocombustibles (que han crecido mucho en el mundo y Argentina es el octavo productor global)”.

“En cuanto a las renovables, Argentina también tiene la posibilidad de ser un jugador importante porque está el recurso, se puede almacenar con las baterías de litio y el hidrógeno. Es muy incipiente pero el mundo está interesado en esto”, aseguró.

En este punto, el analista destacó que “el gas va a ser el puente y podemos darle el gas de Vaca Muerta al mundo. Pero debo decir que estamos lentos, esperemos que esto vaya más rápido. Para esto necesitamos infraestructura, transporte, una operación financiera normal y, para el caso de las nuevas energías, también se necesita un marco legal y hay que tener cuidado con la letra chica”.

Dreizzen llegó a aquella esperanzadora y desafiante conclusión tras repasar las características del mercado eléctrico argentino: “Si miramos la matriz energética primaria de Argentina, vemos que es muy hidrocarburífera: el 54% es gas natural, el 31% es de petróleo, 3% es nuclear, 3% hidro, 12% eólica y solar, 3% otras renovables, 1% carbón y 3% biocombustibles”.

“Aproximadamente el 25% de esta energía primaria finalmente va a la matriz eléctrica. El 63% es de hidrocarburos, el 17% hidráulica, 7% nuclear, 9% eólico -que viene creciendo mucho en los últimos años-, 2% solar y otras mini hidro y renovables 2%”, detalló.

Entonces, vienen creciendo las renovables pero aún así el 85% de la matriz eléctrica es hidrocarburífera.

“El mundo está alrededor del 80% con el carbón que tiene un impacto del 30%, cosa que acá no ocurre”, dijo Dreizzen.

“La ley dice que en 2025 tenemos que llegar al 20% de la matriz. La mayoría de la producción es de eólica pero la solar es la que más está creciendo. Probablemente esto baje porque cada vez hay menos proyectos, hay restricciones de capital y de transporte”, señaló el consultor.

Subsidios

“Cuando tratamos de ver cuál es la diferencia entre lo que vale y lo que pagan los usuarios, que se transforma en subsidio, se llega al último dato (de septiembre) de 10.000 millones de dólares. Nuestra previsión es que va a llegar al orden de los 13.000 millones de dólares, el 2,4% del PBI. El gobierno quiere que esto baje pero es difícil pensarlo para un año electoral y con la inflación que tenemos hoy en día”, pronosticó.

En este punto, Dreizzen recordó que “este invierno se decía ‘nos vamos a quedar sin electricidad y sin dólares’, y basados desde el punto de vista energético, fue milagroso porque después de dos años Yacyretá volvió a generar. Sigue lloviendo y hay un gran volumen de agua”.

“Para crecer hay problemas de transporte, las líneas eléctricas son como el gasoducto. Es difícil porque los privados no lo quieren hacer, el Estado no tiene capacidad financiera, con lo cual es una complejidad a futuro. La demanda está concentrada en el centro del país, la eólica se genera en el Sur, la solar en el Norte. Las renovables empiezan a ser rentables -sobre todo, en generación eléctrica - y empiezan a competir. Hay una gran oportunidad”, agregó.

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