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Biocombustibles: cruces entre productores y refinadores

Los productores de biocombustibles proponen una nueva ley y un mayor porcentaje de corte en las naftas. Las refinadoras cuestionan el actual marco regulador.

Desde que fue nombrado como secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez no deja de incrementar su agenda con temas urgentes. La definición y puesta en marcha del programa de estímulo para la producción de gas -en el que venían trabajando colaboradores del Ministerio de Desarrollo Productivo, mientras el área estuvo bajo esa órbita-, y la salida o tal vez sea la prórroga del congelamiento de las tarifas para el año que viene, no son las únicas brasas calientes que aguardan por su atención tras diez meses de incertidumbre. El planteo de una nueva ley de biocombustibles para zanjar un debate incipiente en el sector, es otro tema que ya le plantearon al nuevo titular de la cartera energética.

El 12 de mayo del año que viene vence la Ley 26.093 que promociona desde 2006 la producción, comercialización y uso sustentable de los biocombustibles en la Argentina. En efecto, tal como está previsto en el primer artículo del texto legislativo, el régimen tiene una vigencia de quince años a partir de su aprobación y también dice que el Poder Ejecutivo nacional tiene la facultad para extender ese plazo con un simple decreto, aunque solo por tres años y sin modificaciones en la aplicación.

Para los productores de biodiesel y de bioetanol, hay fundamentos sobrados para que se sancione una nueva ley. Y algunos –como el congelamiento del precio- son apremiantes si es que existe la pretensión de sostener un segmento joven de la economía nacional, que en los últimos diez años invirtió US$ 2500 millones, generó 40.000 puestos de trabajo (entre directos e indirectos) e instaló 55 plantas industriales.

“En primer lugar, no van a haber nuevas inversiones si no hay un horizonte largo de al menos 15 años. Además, desde que se sancionó la ley actual tuvimos avances científicos y tecnológicos que merecen una revisión y hay otras cuestiones que hay que regular mejor por los problemas que generan los errores u omisiones de la autoridad de aplicación, (que es el Ministerio de Economía)”, señaló el director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, Claudio Molina, a +e.

Una omisión vital para el sector, según ejemplificó Molina, es que no se haya publicado el precio de venta del biodiesel y del bioetanol durante 10 meses, es decir desde que se inició este Gobierno. "YPF ya aumento un 11% los combustibles pero los bio siguen igual que en diciembre", puntualizó.

Una coalición de provincias productoras de biocombustibles que formó en 2018 la Liga Bioenergética redactó un proyecto para llevar los cortes del gasoil con biodiesel al 15% y de la nafta al 15% con bioetanol. Con este último, la iniciativa proyecta un aumento progresivo del corte hasta llegar al 27,5% a fines de 2027.

Con las elecciones del año pasado, en las provincias hubo cambios y hoy la Liga no está operativa pero para la Asociación marcó un precedente y se sentaron las bases de lo que debe tener un nuevo proyecto de ley. Con la normativa vigente, se fija hoy el corte del gasoil y las naftas con biodiesel y bioetanol con 10% y 12%, respectivamente.

Por su parte, los refinadores de petróleo YPF, Pan American Energy, Raizen Argentina y Trafigura Argentina cuestionaron la posibilidad de ampliar los plazos del régimen e incrementar el porcentaje de corte y pidieron por carta una reunión con los ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, para - según sus palabras- “transmitirles nuestra visión para desarrollar un sector de biocombustibles eficiente, tecnológicamente moderno y equilibrado en toda la cadena de valor”.

A decir de esas empresas, si bien se logró el objetivo de la ley que era desarrollar una nueva industria, inexistente hasta ese entonces, "el costo de dicho régimen de promoción, tanto para el país como para los consumidores y el resto de la cadena de valor de los combustibles ha sido significativamente oneroso con consecuencias fuertemente negativas en términos de impacto fiscal, generación de divisas y niveles de competitividad, y con desarrollos dispares en términos de precio y calidad".

En paralelo, los refinadores anticipan en la misiva que su visión incluye como punto principal “la desregulación parcial del mercado con el fin de apuntar a una mayor competitividad y eficiencia”, también solicitan que se permita “la incorporación de nuevos actores en la producción que aporten capital, tecnología, know-how y confiabilidad de abastecimiento”, y consideran necesario “segmentar el mercado de productores con el fin de apoyar en una transición de 5 años a las pequeñas empresas que tienen dificultad para competir”.

En tanto, la pandemia sumó un agravante para la industria de los biocombustibles en lo que va del año. De acuerdo a los datos de la Asociación, la caída en la demanda de las naftas y gasoil de un 25% se traslada directamente a los bio.

Asimismo, a decir de Molina, hay otro factor que empeora el escenario para el biodiesel que no debería haber sucedido: sostuvo que las refinadoras de petróleo particularmente en ese producto no han cortado lo que se indica por ley y provocaron una mayor caída en la producción de casi un 30%.

“Por otro lado, YPF aumentó el plazo de pago unilateralmente a 45 días mínimo en un contexto de altísima inflación e inestabilidad cambiaria y ese es otro factor letal para la industria”, agregó Molina y confirmó que la entidad que dirige ya se reunión con el nuevo secretario. “Tenemos la confianza de que va a resolver aunque sea en unos meses, de a poco, todos los problemas que dejaron los antecesores”, estimó.

Finalmente, el representante de la Asociación señaló -a contramano de los sectores de la industria fósil- que el resultado de los 15 años de la ley de biocombustibles fue muy positivo para el país en materia de diversificación de la matriz energética, reducción de gases efecto invernadero –GEI’s-, agregado de valor a la producción agrícola en origen (industrialización de la ruralidad, con los consiguientes procesos de inversiones y generación de empleos, como así también, impacto positivo en las economías regionales) y sustitución de importaciones de combustibles.

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