Las hidroeléctricas generan a full en plena sequía
La AIC le pide al Gobierno que en el invierno se reduzca la generación para garantizar las reservas de agua destinada a usos consultivos.
La bajante histórica que registran los embalses del Comahue por una sequía que ya lleva más de una década genera preocupación y suma complicaciones al suministro energético en el invierno que se aproxima. El representante de Neuquén en la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), Elías Sapag, indicó que la idea es que para julio se reduzca el uso de la generación hidroeléctrica para garantizar el agua para los usos consultivos, es decir, suministros de ciudades, industrias, riego, pesca y producción.
“La saliente del río Limay, desde el Nahuel Huapi, está en los bajos históricos. Es la bajante más profunda en los últimos 120 años”, aseguró. Sapag detalló que se está erogando más agua que la que ingresa tanto al Limay como al río Neuquén “por una necesidad eléctrica” y por la falta de gas para la generación.
“Venimos de una serie de 12 años de sequía, con 4 mil millones de litros menos, entonces nuestros embalses están realmente bajos en comparación con los promedios históricos y con respecto al año pasado, lo cual provoca una situación de gravedad mayor. No obstante, los embalses se encuentran en franja de operación normal”, señaló Sapag.
Desde la AIC solicitaron a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico SA (CAMMESA), que ordena el despacho de todas las generadoras del país, que en los meses más fríos del año se cuide el recurso de los ríos neuquinos.
“Nosotros hemos pedido que saquen agua ahora, pero en julio no usen el agua y usen más combustibles fósiles”, indicó Sapag. Se busca garantizar la disponibilidad de agua para la reapertura del riego en el valle y evitar que los embalses caigan a límites riesgosos.
Las represas funcionan en tres franjas: normal, donde la operación es manejada por las concesionarias de las centrales hidroeléctricas de acuerdo a las necesidades de despacho ordenadas por Cammesa; atenuación de crecidas, momento en que interviene la AIC porque el agua supera el nivel máximo de seguridad; y mínimo extraordinario, que es el margen más bajo de los embalses que se debe resguardar para garantizar los usos consultivos y la salud de los ríos.
En los últimos días, por la baja de las temperaturas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y la deficitaria disponibilidad de gas, el gobierno ha recurrido a la mayor generación de energía hidroeléctrica posible y a la quema de combustibles líquidos para la centrales térmicas, a la vez que aceleró la importación de cargamentos de gasoil y fueloil.
El secretario de Energía, Darío Martínez, reconoció que este año se conjugaron una serie de factores que complican el panorama para garantizar el abastecimiento de gas y electricidad para el invierno. Las demoras a la actividad del Plan Gas que generaron los bloqueos que mantuvieron los trabajadores de la salud de Neuquén en los principales yacimientos de Vaca Muerta, la menor oferta de gas de Bolivia y la baja hidraulicidad de que limita el uso de las hidroeléctricas, derivarán en un crecimiento de las importaciones.
Se estima que los piquetes le costarán al estado nacional 200 millones de dólares en compras al exterior para sustituir el gas que no se podrá producir en los próximos meses. “Deberemos conjugar de la mejor forma operativa y al menor costo posible la oferta de gas argentino con el importado de Bolivia y con el GNL de Escobar y Bahía Blanca, haciendo jugar los combustibles líquidos para la generación térmica como recurso de balance”, dijo el funcionario.
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