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La Argentina ante el alto costo de importar el gas

La producción gasífera no alcanza y se recurre al GNL del exterior a precios elevados. En junio, las compras de GNL al exterior fueron por 30 MMm3.

Mientras los resultados en producción del Plan Gas.Ar dan sus frutos, lo cierto es que la Argentina está atravesando un momento difícil en cuanto a abastecimiento de energía. Las importaciones rompieron un récord y el precio al que se negocian los cargamentos de GNL están muy altos. Quedaron muy atrás aquellos días de gas natural licuado barato, algo que ya podía observarse en el invierno del Hemisferio Norte, cuando Japón y Corea del Sur llegaron a pagar u$s 39 el millón de BTU, en medio de una ola polar histórica.

En junio fueron importados 30 MMm3/d de GNL, un récord histórico para un mes según los registros, coincidiendo con julio de 2017. En mayo último, la Argentina utilizó 14 MMm3/d de gas (el 12% de la producción nacional) para generar electricidad. En el mismo mes del 2020 no fue necesario dado el contexto de incertidumbre por la pandemia del COVID-19 y las consecuente paralización de la economía con la cuarentena.

“Además de menor actividad local, si vamos al mundo de los billetes, estos son todos dólares que salen del país. En abril y mayo volvimos a tener una balanza comercial energética de más de 100 millones de dólares negativa después de 20 meses. Y estos guarismos se agravarán en invierno”, señala Daniel Dreizzen, consultor asociado de Ecolatina, en su informe mensual del sector energético.

El costo de las importaciones era evaluado por el gobierno nacional desde el año pasado. Con la crisis del 2020, la producción gasífera de la Argentina entró un declino que debería revertirse a fuerza de inversiones, políticas públicas y, sobre todo, tiempo. El Plan Gas.Ar llegó tarde, a finales del año pasado, y en el medio los cortes de ruta en Neuquén pusieron un freno a la reactivación de la actividad.

La sequía histórica que afecta a las hidroeléctricas, en especial en el río Paraná pero también en la región del comahue, y las menores importaciones desde Bolivia están provocando un verdadero dolor de cabeza en el Ministerio de Economía, que conduce Martín Guzmán, y del que depende la Secretaría de Energía.

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La sangría de divisas por las importaciones obliga a pensar en acelerar las condiciones de inversiones en producción y obras.

Un dato importante, y que grafica que la situación actual es de un escenario de crisis, es el de la balanza comercial: mientras el gas exportado fue cero en junio, las importaciones de gas llegaron a 14 MMm3/d y de GNL a 30 MM3/d. Este “desbalanceo” está llevando a la Argentina a perder valiosos dólares para regularizar su alicaída macroeconomía, algo que trata de compensar con los envíos al exterior de petróleo, en particular el blend de Vaca Muerta y el crudo tipo Escalante de la provincia del Chubut.

Vaca Muerta es clave para el incremento de la producción de gas, aunque con el invierno encima solo resta pensar en lo que se puede hacer para el 2022. Los contratos del Plan Gas.Ar son a largo plazo y en dólares, por lo que los incentivos estarían cubiertos desde el lado político. Pero para que el gas sea una política pública es necesario obras de infraestructura, como un nuevo gasoducto troncal, en especial el de Vaca Muerta a Salliqueló que construiría un puente hacia la demandante industria de Buenos Aires.

Al mismo tiempo que Vaca Muerta espera sus obras de infraestructura para el transporte del gas, el gobierno nacional y el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) elabora un plan de acondicionamiento para completar el Gasoducto del Noreste para conectar a Salta con los mercados de Formosa, Chaco y Santa Fe.

El precio del HenryHub, una media internacional para el gas, subió 66% interanual en mayo último, ubicándose en u$s 2,90 el millón de BTU. El precio local, sin subsidios, de acuerdo al informe de Ecolatina, dio un salto del 60% en ese mismo periodo ubicándose en u$S 3,40 el millón de BTU. “Hace dos años que los precios locales por tipo de consumidor de gas vienen bajando en dólares. A partir de diciembre esto se comenzó a revertir por la escasez de gas y el Plan Gas del Gobierno”, apunta el informe de Ecolatina dirigido por Dreizzen.

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> Cargamentos contratados a última hora por la crisis

El escenario es crítico en torno al gas y la necesidad de contar con ese recurso y energía durante el invierno.

La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) importó seis cargamentos de gasoil (300.000 metros cúbicos) y tres de fueloil (135.000 metros cúbicos), en una solicitud que hizo en carácter de urgente. IEASA tuvo que traer cuatro buques con GNL por los cuales pagó u$s 13 el millón de BTU.

El gas licuado llegó a valer u$s 13 el millón de BTU al inyectarse en los gasoductos. De esta forma casi logra paridad con los precios del l gasoil, el fuel oil y el carbón mineral, que cuestan entre u$s 14,50 y u$s 15,50, aunque además del alto precio también son más contaminantes y suelen provocar mayor desgaste en las instalaciones, por lo que siempre la opción es ir al gas.

“Además de menor actividad local, si vamos al mundo de los billetes, estos son todos dólares que salen del país. En abril y mayo volvimos a tener una balanza comercial energética de más de 100 millones de dólares negativa después de 20 meses. Y estos guarismos se agravarán en invierno”, escribió Daniel Dreizzen en el informe de Ecolatina.

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