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Cortes de luz: las distribuidoras en el ojo de la tormenta

Usuarios en todo el país sufrieron la falta de suministro de electricidad en el inicio de la semana. Energía disponible hay, pero ante un pico de consumo, el sistema que la hace llegar a cada región no es suficiente para canalizar la demanda.

El malestar y las quejas de los usuarios residenciales de electricidad se extiende en todo el país en paralelo con los cortes de luz. Tal como avisó meses atrás el secretario de Energía, Darío Martínez, ocurrieron como consecuencia del aumento de la temperatura y el incremento del consumo eléctrico, y que particularmente este año con la pandemia fue mayor en el caso de los residenciales ya que pasan más tiempo en sus hogares. Lo que no se pudo anticipar son las obras que podrían ampliar el sistema eléctrico para responder mejor a los picos de demanda.

Por diversos motivos, usuarios en todo el país sufrieron la falta de suministro de energía en el inicio de la semana: en efecto, se registraron cortes en la capital y en tres ciudades más de Neuquén, en varias zonas de la provincia de Mendoza, también en la capital y en el interior de Corrientes, en Chaco, en Salta, en Catamarca, en San Juan, en algunos barrios de la ciudad de Córdoba. No obstante, la mayoría se concentró en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense.

El Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) detalló que el lunes 25 de enero a las 17:30 había más de 34.000 usuarios sin energía en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), de los cuales 2.869 correspondían a Edenor y 31.999 a Edesur. Las cifras fueron en ascenso acompañando el paso de las horas y hasta que se lograron restablecer los servicios. En tanto, la empresa Edesur informó en su cuenta de la red social Twitter que “durante este pico histórico de demanda, mantuvimos el suministro de energía para el 99% de nuestros clientes gracias a todas las obras que hicimos en nuestra red eléctrica”.

El principal problema en casi todos los casos es la distribución. Energía disponible hay, de hecho entre 2016 y 2019 se logró una ampliación de la potencia instalada de un 19% -es decir, de la capadidad de generar lo necesario, con la incorporación de parques eólicos, solares o ampliaciones en plantas térmicas-. No obstante, falta acompañar a ese crecimiento con la capacidad para transportar y distribuir, es por eso que ante un pico de demanda el sistema que hace llegar la electricidad a cada usuario no alcanza a contenerla.

“Actualmente, hemos programado y acordado con las distribuidoras un plan de obras de infraestructura en el AMBA, con una inversión inicial de 4.106 millones de pesos, que permitirá mejorar la calidad del servicio y comenzar a revertir la deficiente infraestructura de distribución de energía eléctrica en esta región”, confirmaron a +e desde el Ministerio de Economía que tiene bajo su órbita a la Secretaría de Energía.

“Las obras beneficiarán a 1.500.000 usuarios y usuarias en 32 municipios de la provincia de Buenos Aires y 12 comunas de la Ciudad de Buenos Aires, mediante la expansión y renovación de más de 900 km de red en media y baja tensión, la instalación de más de 400 nuevos centros de transformación, de 6 nuevas subestaciones y 187 nuevos equipos de telemando, así como por la normalización de más de 23.000 conexiones”, informaron ante la consulta de este medio.

En referencia al resto del país, desde la cartera al mando de Martín Guzmán señalaron que se realizaba “un seguimiento pormenorizado del estado y mantenimiento de la red en todo el país, así como de los eventos ocurridos, informando a todas las instancias pertinentes en tiempo real y gestionando los reclamos de prioridades”.

La cuestión del transporte y la distribución viene arrastrando problemas desde hace tiempo. De hecho, el transporte es el límite con el que se toparon muchos proyectos de expansión de generación y la instalación de nuevos parques de energías renovables. Desde fines de 2018, las redes de transmisión están casi saturadas y no hay capacidad de despacho disponible para emprendimientos de envergadura.

En efecto, por entonces, desde la administración de Mauricio Macri se estimó que para transportar la nueva generación de energías renovables se requerían ampliaciones de capacidad -que por el momento no se concretaron- por un total de 5800 MW. Eso va de la mano de la distribución, que debería desarrollarse a la par para poder contener la energía transportada.

Martínez, por caso, también adelantó algo al respecto cuando diás atrás remarcó que el Gobierno nacional trabaja “contrarreloj” en un proceso de inversión de las distribuidoras eléctricas, luego de que, durante la gestión de Cambiemos, se le pusiera “mucha atención a las tarifas y no tanto a las inversiones”.

La situación de las distribuidoras se complicó aún más con las medidas impulsadas en el inicio del mandato de Alberto Fernández, que se prolongaron por la pandemia: primero un un congelamiento de tarifas y la prohibición del cortes de servicio por falta de pago. En consecuencia, la mayoría de las empresas de distribución eléctrica tomaron deuda con CAMMESA, pagando parcialmente los cargos por energía y potencia, lo que generó una deuda total que hoy supera los $ 140.000.000.000.

Ante este cuadro de situación, el Congreso de la Nación resolvió establecer un régimen excepcional de créditos y de facilidades de pago que fue reglamentado por la Secretaria de Energía hace una semana “con el objetivo de sanear las relaciones en el sector eléctrico”.

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