Electricidad: la chance de las renovables tras la quita de subsidios
Son una opción para los grandes consumidores. Nación busca una solución para proyectos adjudicados, pero frenados por falta de financiamiento.
El aumento de electricidad para los grandes usuarios conectados a las redes de distribución (industrias y comercios identificadas con el acrónimo GUDI's), aparece como una veta para motorizar el segmento de las energías renovables.
La Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) cree que una porción importante de las más de 6000 industrias, PyMes y comercios afectados buscarán una alternativa de abastecimiento en los contratos MATER (Mercado a Término de Energías Renovables) o en la adquisición de equipos de menor escala para la autogeneración, que se enmarca en la Ley 27.424 de Generación Distribuida. Es decir, la posibilidad de cubrir el mercado de la electricidad para los grandes consumidores, con otros costos.
Con los MATER, los grandes usuarios de consumo de energía ya contaban con un instrumento ideado como la alternativa para cubrir su cuota de energía renovable por medio de contratos privados. Se agrega ahora un estímulo mayor: la variable del costo. A partir de esta lectura, en el sector se prevé que se va a catapultar esta modalidad cuando se aplique a partir del 1 de marzo la quita de subsidios que va a impactar de lleno en el precio de la electricidad.
Del mismo modo, los referentes del segmento de la generación de energía limpia, consultados por +e, advierten que la demanda de parte de esos grandes usuarios de energía se incremente potencialmente apenas se perciban los aumentos en la electricidad, que en algunos casos se calcula alcanzarán hasta un 70% en la factura final.
La Generación Distribuida también entra en escena, con un plus adicional: la posibilidad de vender el excedente de generación d electricidad -si lo hubiera- a CAMMESA e inyectarlo a la red en todo el territorio. La Ley establece una exención de los impuestos de IVA y Ganancias para los usuarios generadores, solamente para cuando inyecten energía a la red.
Este potencial escenario donde los protagonistas son los pequeños emprendimientos solares, eólicos, minihidraúlicos, de biomasa o de biogas, toma relevancia ante la falta de nuevas licitaciones para grandes proyectos, al menos en el mediano plazo, como las que se realizaron durante el gobierno de Mauricio Macri con las rondas del Programa RenoVar.
De hecho, no solamente no se avizoran nuevas compulsas para la instalación de grandes parques eólicos o solares, sino que además resta hacer un recuento sobre en qué estados están algunos de los contratos que fueron adjudicados, pero no han tenido avances o no han cumplido con los plazos de ejecución.
De acuerdo con los datos de la Secretaría de Energía de la Nación, el país cuenta con 211 proyectos de energía renovables que están en marcha, de los cuales 142 operan comercialmente y el resto están en construcción. Falta contabilizar cuántos son los emprendimientos que quedaron a la deriva, que podrían sumar casi unos 2.000 MW. De ese puñado, la cartera energética nacional busca además determinar en qué casos se trata de contratos que solo están demorados, afectados por la macroeconomía y la pandemia, y en qué casos no son viables y nunca lo fueron.
En las últimas dos semanas, a pedido del equipo de Darío Martínez, CAMMESA se reunió con representantes de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) y de la Cámara de Energía Eólica (CEA) para revisar esos proyectos que fueron adjudicados en las rondas RenovAr pero siguen rezagados.
En esas ocasiones, las autoridades del mercado de la electricidad y de las entidades empresarias discutieron sobre las posibles multas que se deberían aplicar en cada caso, también acerca de ejecuciones de pólizas, las causas de los retrasos y la falta de financiamiento. Al respecto, fuentes del sector que participaron de esos encuentros coincidieron en que se están buscando soluciones, pero “todavía no hay nada concreto”.
Están los proyectos que cuentan con inversión genuina pero no lograron los objetivos o las fechas comprometidas. En esos casos, el segmento de renovables apunta a que no sean penalizados, porque si bien han ido continuando a otro ritmo, lo han hecho y lo siguen haciendo, y ha habido un proceso de prórrogas también.
No obstante, están los proyectos que se presentaron de manera especulativa y no han tenido ningún avance desde que fueron adjudicados. En esos casos, los referentes consultados opinan que las autoridades los deberían analizar para que los adjudicatarios desistan y liberen la capacidad de transporte para otras iniciativas que sí se podrían desarrollar.
En el ámbito de las renovables, la variable financiera siempre estuvo presente como obstáculo. En un inicio, principalmente porque debían competir con las fuentes convencionales en cuanto a precio, capacidad y potencia. Más tarde, esa traba se profundizó en el último tramo del mandato macrista con las repetidas devaluaciones del peso. El cambio de gestión trajo una definición casi inevitable en un contexto macroeconómico de falta de divisas difícil de revertir, y fue que CAMMESA no acepte más contratos en dólares. La pandemia, luego, no hizo más que engrosar el listado de dificultades, que en rigor son todas barreras para el financiamiento.
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