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Todo sobre los tickets canasta: la propuesta de Milei y sus consecuencias para los trabajadores

La reforma laboral de Milei reaviva la polémica por los tickets canasta. Eran no remunerativos y reducían costos, pero generaban críticas sindicales.

Con la reforma laboral sobre la mesa, uno de los puntos más debatidos en el proyecto de reforma laboral que el gobierno de Javier Milei planea presentar al Congreso en diciembre es la reintroducción de los "tickets canasta" o vales de comida como parte del salario.

Este beneficio, clasificado como no remunerativo, no se incluiría en el cálculo de indemnizaciones por despido o incapacidad, ni en los aportes jubilatorios, lo que ha generado críticas de sindicatos y expertos en derecho laboral.

¿Para qué servían los tickets canasta?

Estos vales permitían a los empleadores pagar una porción del sueldo en forma de tickets para alimentos o comidas, en lugar de dinero en efectivo. Históricamente, representaban una ventaja para las empresas al reducir costos laborales, ya que no generaban aportes previsionales ni se computaban en extras como aguinaldos, horas extraordinarias, licencias por enfermedad, accidentes o vacaciones. En caso de despido, tampoco se consideraban en la indemnización.

De la vereda de los trabajadores, hay quienes están en la industria y los veían con buenos ojos porque no estaban alcanzados por impuestos. Sin embargo, dependía del uso que se les diera. Si circulaban y el trabajador lograba manejarse como si fueran dinero, el sistema funcionaba; pero, si terminaban acumulándose sin uso, la ganancia era sólo para la empresa.

Los tickets, conocidos bajo nombres como Ticket Restaurant, Canasta o Luncheon, se popularizaron en los años 90 bajo el artículo 103 bis de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT), que regula beneficios sociales no remunerativos. Surgieron en 1989 durante la hiperinflación para mitigar sus efectos y se expandieron con la convertibilidad impulsada por Domingo Cavallo. Las empresas no pagaban aportes sobre ellos, aunque contribuían un 14% a asignaciones familiares.

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En 2007, cuando se derogaron, había denuncias de venta de tickets. Foto: Infobae

En 2007, cuando se derogaron, había denuncias de venta de tickets. Foto: Infobae

Impacto histórico y datos clave

En su pico de uso, alrededor de 2005, unas 5.000 empresas en Argentina los utilizaban, beneficiando al 15% de los trabajadores registrados (cerca de 1,5 millones de personas). Representaban el 13% de la remuneración total. Según estimaciones, el Estado, trabajadores, sindicatos y obras sociales perdieron unos 21.000 millones de dólares, que se trasladaron al sector empresarial.

Las empresas emisoras de tickets generaban ingresos por comisiones: entre 2% y 6% al venderlos a empleadores, y 1,5% a 6% al canjearlos con comercios. Además, obtenían ganancias financieras al invertir temporalmente los fondos recolectados. En 2007, año de su derogación, las ganancias estimadas por emisión oscilaban entre 140 y 395 millones de pesos (con un dólar a 3,15 pesos), para 1,4 millones de trabajadores.

Líderes del mercado incluían a Accor (Ticket Restaurant), Sodexho (Luncheon Tickets) y Ticket Total (adquirida por Sodexho en ese período, controlando cerca del 50% del negocio). Anteriormente, Ticket Total pertenecía a Argencard, del fondo Exxel Group.

Derogación y controversias

El sistema fue derogado en 2007 por el Congreso, tras un proyecto del diputado Héctor Recalde, quien denunció intentos de soborno por parte de empresas emisoras, captados en cámara oculta. Críticos argumentaban que priorizaba ganancias empresariales sobre derechos laborales, reduciendo el salario real y afectando jubilaciones.

Pasó el tiempo y este año, el gobierno de Milei busca revivir este mecanismo, argumentando que flexibiliza el mercado laboral y reduce cargas para empleadores. Sin embargo, opositores lo ven como un retroceso que perjudica a los trabajadores.

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