Baker Institute: "Si Vaca Muerta estuviera en Texas estaría plenamente desarrollada"
El think tank advierte que el shale neuquino tiene calidad comparable con Permian, pero los riesgos políticos y macroeconómicos frenan su despegue.
Argentina convive con una paradoja energética: posee uno de los recursos de shale más competitivos del planeta, pero no logra consolidar un proceso de desarrollo pleno. Vaca Muerta es la segunda reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo no convencional. Aun así, continúa atrapada entre ciclos de inversión intermitentes, incertidumbre macroeconómica y tensiones regulatorias persistentes.
El informe Energy Insights 2025, elaborado por el Baker Institute, sostiene una conclusión categórica: si Vaca Muerta estuviera ubicada en Texas, ya estaría plenamente desarrollada. El documento atribuye esa afirmación a la combinación de geología favorable y menores riesgos regulatorios y políticos existentes en Estados Unidos.
El contraste con Texas y el Permian
Texas consolidó la revolución del shale por condiciones que trascienden la geología. El Permian Basin se expandió con rapidez por seguridad jurídica, financiamiento privado disponible, estabilidad contractual e infraestructura adecuada para evacuar producción.
En Argentina, el desarrollo energético choca con riesgos macroeconómicos estructurales. La volatilidad inflacionaria, el cepo cambiario, controles a las exportaciones y subsidios cruzados afectan la planificación. Los cambios frecuentes en impuestos y regulaciones complican inversiones a largo plazo.
La infraestructura también constituye un límite. Los proyectos de gasoductos y plantas de LNG requieren compromisos por 20 o 30 años. Las empresas evalúan riesgos políticos, acceso a divisas para repago de deuda y certeza contractual. Sin esos elementos, los avances se ralentizan.
Para especialistas internacionales, la productividad del shale neuquino ya se asemeja a niveles observados en cuencas estadounidenses. La diferencia crucial no está bajo tierra, sino arriba: estabilidad institucional y económica sostenida.
El potencial exportador y la urgencia del desarrollo
El mercado mundial del gas vive transformaciones. La demanda futura de LNG se proyecta creciente, impulsada por Asia y la transición energética. Argentina podría ocupar un lugar relevante si acelera infraestructura y certidumbre para atraer capital.
El informe del Baker Institute señala que, ante elevados costos hundidos y horizonte extendido, la previsibilidad es determinante. Sin estabilidad, las inversiones se fragmentan o migran hacia proyectos de menor madurez temporal.
Las alternativas como el FLNG ganan terreno como esquemas menos expuestos a riesgo país. Su traslado entre cuencas y menores costos hundidos ofrecen flexibilidad ante eventuales cambios políticos o regulatorios. Varias compañías analizan trenes flotantes vinculados a YPF, Shell y ENI para reducir incertidumbre.
Sin embargo, incluso con avances tecnológicos y estrategias contractuales, la incertidumbre electoral pesa. Con las elecciones de medio término concluidas, los comicios presidenciales de 2027 definirán la continuidad de reformas y señales de largo plazo al mercado energético.
Una ventana que podría cerrarse
El riesgo de perder competitividad frente a otros productores es real. Si no se reduce el riesgo país y no se consolidan instituciones estables, el capital global optará por jurisdicciones previsibles. En ese escenario, países con geología menos favorable pero mayor estabilidad podrían capturar inversiones destinadas a la transición energética.
El Baker Institute advierte que la oportunidad argentina es enorme, pero el tiempo es limitado. La ventana podría cerrarse si los avances no se concretan antes de que el mercado global se reconfigure con nuevos oferentes.
Vaca Muerta tiene geología probada y curvas de aprendizaje que permiten eficiencias crecientes. La demanda internacional existe y la infraestructura comienza a expandirse. Pero el factor decisivo será institucional: continuidad, estabilidad y reglas claras.
Si Argentina logra reducir riesgos, podría capitalizar su recurso estrella y transformarlo en divisas, empleo y desarrollo territorial. Si mantiene la inestabilidad, Vaca Muerta seguirá siendo una promesa geológica.
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