¿El barril criollo frena el desarrollo de Vaca Muerta?
Las operadoras no integradas expresan su malestar por el precio de barril de crudo para comercializar internamente. La actividad se ralentiza por las dificultades económicas.
El malestar de las empresas siempre existió, pero en las ultimas semanas comenzó a tomar un vuelo que preocupa. Es que la obligación de vender el crudo en el mercado interno a un precio congelado de hecho es cada vez una carga compleja de sobrellevar para las empresas. El “barril criollo” es una suerte de emplasto distorsivo producto de la regulación estatal sin criterio sobre varios segmentos del mercado energético.
No existe actualmente una regla que congele un precio del crudo, pero la legislación actual permite prácticas que obligan a las operadoras a liquidar su crudo entre los 50 y 55 dólares por barril en el mercado doméstico, mientras su cotización de mercado es de 88 dólares. Una economía frágil y sin horizonte claro agrava un problema que sería tolerable en un sistema relativamente estable.
Esta situación lleva a las operadoras, principalmente a las no integradas, a reclamar “consideración” de manera cada vez más insistente. Sin cambios en el horizonte la respuesta es de hecho una suerte de ralentización de la actividad productiva dentro de los márgenes legales.
Abastecimiento interno e YPF
La ley de Hidrocarburos en su artículo 6 faculta al poder concedente, la Secretaría de Energía, a regular los precios de comercio interno. Así lo ha hecho mediante resoluciones o establecimiento de derechos de exportación. El criterio que rige esto es el abastecimiento primordial del mercado interno.
YPF, como empresa de capitales nacionales tiene más del 50% del mercado y haciendo uso de esa posición regula el mercado de crudo para abastecer sus refinerías. En lugar de pagar un export parity para generar un mercado justo, con el respaldo de la legislación vigente fija un precio que oscila entre 50 y 55 dólares por barril. Detrás de la empresa de bandera PAE, Raizen y Trafigura convalidan ese precio para sus refinerías (el downstream congelado favorece estas operaciones).
El saldo restante puede ser exportado por cada empresa generando el ingreso de dólares tan necesarios para el país. Hoy con el barril tipo Brent casi rozando los 90 dólares, una empresa que opera en el país puede obtener más de 70 dólares por barril de crudo (precio FOB en Puerto Rosales).
En la cuenca neuquina, que se lleva más del 80 % de las inversiones del Oil&Gas “YPF se abastece del crudo de otras empresas y permite que sus socios Equinor, Shell, CHNC (YPF Offshore) y Petronas puedan exportar y así garantizar un flujo de caja para futuras inversiones”, contó a +e un analista del sector.
Además los saldos exportables, tal como establece el sistema tributario nacional, pagan entre el 7 y 8 por ciento de retenciones, con lo cual el precio mejora. “El problema es el mercado doméstico, porque las operaciones locales pagan IIBB”, agregó la fuente.
Futuro oscuro
El “barril criollo no oficial", una inflación de 50%, paritarias en ciernes que presionan sobre la estructura de costos, y la disponibilidad libre de divisas pone a las operadoras de cara a un problema de financiamiento severo. Costos en dólares a mitad del precio que fija el mercado libre no es un buen negocio, sobre todo para las empresas que deben explicar en sus casas matrices o a sus inversores como funciona el país. Las multinacionales evalúan proyectos en otras cuencas globales y la Argentina corre con desventaja.
“Estoy por perforar 3 pozos porque ya estoy lanzado, pero no es rentable hacerlo”, reveló a +e un directivo de una de las operadoras más importantes de la cuenca. Desde otra empresa confirman que hubo interconsultas a nivel cámara y que algunas empresas ya optaron por sacar el pie del acelerador, frenar compras de insumos y dilatar pagos a proveedores por “una cuestión financiera”.
Una empresa muy importante decidió frenar la compra de arenas, mientras que al menos tres internacionales postergaran sus proyectos de E&P para el segundo semestre. Sin contar que algunas ya habían llevado a casi cero su actividad en 2021.
“Encima el declino en los no convencionales es acelerado y si no hay mercado que garantice un retorno de inversión en plazos razonables, el crudo va a empezar a bajar”, asegura el gerente de una empresa multinacional, al tiempo que: “Si bien hay un aumento grande producción- un veranito-, hay que tener en cuenta que había mucho capital enterrado y que empezó a producir este año, pero no hay inversiones importantes ni nuevos players”.
Algunas plantas y ductos se construyeron porque ya estaban en marcha, pero otras empresas frenaron incluso la construcción de ductos para evacuar producción. Las cuencas están en procesos de M&A (Fusiones y adquisiciones) propias de un stand by hasta que haya un horizonte claro.
Incluso las provincias que perciben regalías basadas en un precio ponderado de venta se ven perjudicadas porque el precio definido en la operación comercial está atado al barril criollo. Entonces las percepciones aumentan por volumen y no por precio. El precio congelado afecta el flujo de caja de las compañías y eso impacta en las inversiones futuras y a su vez en el entramado empresario local que también tiene costos en dólares para trabajar.
El barril criollo no oficial es un emergente de la ausencia de una normativa razonable y o intervencionista. Los precios internacionales presionan a las empresas que ven escapar un escenario de desarrollo único. “No era descabellado lo que planteaba Iguacel (ex secretario de Energía de Macri). Vaca muerta puede producir 1 millón de barriles, pero para eso necesitamos reglas claras y una ley que nos permita desatar el potencial de una roca increíble. Hoy no lo tenemos”, agrega resignado el directivo de una de las empresas consultadas.
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