Vaca Muerta

La industria del shale levanta cabeza en Vaca Muerta

Los ajustes que deberá realizar la sector de los hidrocarburos para volver a la etapa previa a los cortes de ruta de abril.

Vaca Muerta, como símbolo de la gran esperanza energética de la Argentina, enfrenta varios obstáculos. Desde la volatilidad de los precios del petróleo y el gas, el impacto de la pandemia o la conflictividad social. Los 21 días que sacudieron la agenda política y social neuquina con los cortes de ruta provocaron la parálisis de la actividad hidrocarburífera, que en los primeros tres meses del año venía mostrando señales alentadoras de recuperación.

Después del conflicto, aquella negociación que involucró a los autoconvocados de Salud y ATE con el gobierno de Neuquén, la principal industria de la provincia y uno de los motores productivos del país empieza a reacomodarse. En la última semana, todas las operadoras tenían montados sus perforadores y rediagramaban las tareas en los yacimientos.

Uno de los problemas que afrontan por estos días las operadoras para la reactivación al 100% de Vaca Muerta es la reorganización de las obras civiles vinculadas a la infraestructura clave para conducir la producción. Ante la incertidumbre del conflicto entre el gobierno de Neuquén y los trabajadores autoconvocados, muchas empresas de otras provincias contratadas para estas tareas decidieron retirar a su personal, por lo que ahora habrá que ajustar esos contratos y armar nuevos cronogramas. La cadena de obras tiene que cumplirse en orden, requiere mucho movimiento de maquinaria pesada y operarios, además de que lleva tiempo. La realización de las obras es un factor fundamental para la reactivación de los yacimientos que tienen por objetivo la roca Vaca Muerta.

Las operadoras pusieron en marcha inmediatamente los perforadores, un total de 25 torres que habían quedado paralizadas por cuestiones de seguridad ante la imposibilidad de acceder con personal, herramientas e insumos.

Según pudo conocer +e mediante fuentes de la industria, en las zonas donde los cortes eran totales, el problema principal estuvo en la producción de gas, por la imposibilidad de llegar a las instalaciones de almacenamiento.

Otras operadoras mantuvieron sus perforadores con intermitencia, siempre atentas a la evolución del conflicto y las negociaciones, utilizando caminos alternativos para garantizar las operaciones mínimas. Tal como informó este medio, hasta se llegó a utilizar helicópteros para hacer el cambio de turno en las locaciones.

Pero todo tiene un límite. Las plantas iban llegando al tope de seguridad y había que tomar la decisión de cerrar la producción a medida que se alcanzaba ese punto crítico para evitar problemas por la saturación. En dos semanas se conocerán los datos exactos con las declaraciones juradas de las compañías ante la Secretaría de Energía de la Nación, pero se estima que se perdieron 400 millones de metros cúbicos de gas valiosos para cubrir la demanda del invierno.

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Cierre de producción

Las productoras optaron por cerrar los pozos más nuevos que tienen por objetivo la roca Vaca Muerta, dado que los maduros son más difíciles de reactivar, mientras que la tecnología aplicada en el shale implica mover solamente algunas válvulas para reconectar y retomar la producción.

Con la liberación de las rutas, las compañías pudieron “desagotar” los tanques, en particular los que almacenan condensado o que tienen mucha agua, por lo que en menos de 48 horas con camiones pudieron poner en condiciones esas instalaciones de gas.

La industria quedó con un tendal de pérdidas y preocupaciones para los inversores, las empresas y los trabajadores. El escenario actual pareciera el de una reorganización y muchos esperan que sea para regresar al repunte.

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> Fracking: del récord de 733 etapas realizadas a apenas 239

El impacto de los bloqueos a las áreas productoras implicó un desplome de las fracturas, muchas apuntadas al gas.

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El negocio del fracking fue uno de los más afectados con este parate. Los bloqueos al transporte de insumos para la industria hidrocarburífera impidió que llegaran a los yacimientos herramientas y arenas silíceas durante las tres semanas que duró la protesta sobre las rutas.

En marzo se había registrado la marca más alta de la historia del desarrollo de Vaca Muerta, con 733 etapas de fractura, de acuerdo con los datos del reporte difundido por Luciano Fucello, country manager de NCS Multistage. Pero en abril, por el bloqueo a los yacimientos, apenas fueron 239 etapas.

Operadora por operadora, del total de etapas de fractura 86 correspondieron a YPF, 53 las solicitó Tecpetrol, 46 fueron de Pan American Energy, 41 de Pluspetrol y 13 de Shell.

Según un relevamiento realizado por +e entre las principales productoras de Vaca Muerta, los sets de fractura ya volvieron a operar con normalidad a lo largo de esta semana. Se llegaron a paralizar unos seis.

Con los tiempos más ajustados, las compañías retomaron la actividad gasífera, clave para incrementar la producción para el invierno.

El Plan Gas.Ar quedó seriamente afectado por la protesta dado que hay una importante demora en el ritmo de terminación y conexión de pozos que iban a aportar producción de gas clave para el periodo más frío. Por ese retraso, hay inversiones que este año no se ejecutarán porque no es económicamente viable conectar pozos una vez pasado el invierno.

Gran parte de la actividad del fracking en abril estuvo relacionada con la puesta en producción de volúmenes comprometidos con el gobierno nacional por las compañías en el Plan Gas.Ar en yacimientos como Fortín de Piedra, Rincón del Mangrullo, Aguada La Arena, La Calera y Aguada de Castro.

En el primer trimestre de este 2021, las tareas de estimulación hidráulica en la roca Vaca Muerta se ejecutaron a niveles récord, impulsadas por el nuevo Plan Gas, la recomposición del precio del petróleo y la terminación de pozos perforados antes de la pandemia del COVID-19.

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