¿Vaca Muerta entra en una meseta? Los nuevos pozos apenas compensan el declino
El declino natural del shale obliga a perforar más y mejor cada año. En 2025, los nuevos pozos apenas compensan las caídas.
Vaca Muerta continúa posicionándose como el principal motor energético del país, pero su dinámica productiva exige cada vez más esfuerzo. Según explicó el ingeniero de Reservorios Senior, Gerardo Tennerini, el 80% de la producción actual proviene de menos del 20% de los pozos. Lejos de tratarse de un problema, esta concentración es una característica estructural del shale.
La roca madre reproduce un patrón típico de desarrollo no convencional, donde se observa una alta productividad inicial en los pozos que cae rápidamente con el tiempo.
Más del 60% de los pozos perforados produce menos de 20 metros cúbicos por día, y cerca del 80% no supera los 50 m3 diarios. Además, ningún pozo con más de cuatro años de antigüedad logra mantener producciones superiores a esos niveles.
La lógica del declino
Una de las claves para entender el comportamiento de Vaca Muerta es su agresiva curva de declino. Los pozos pierden entre 40% y 50% de su caudal productivo en el primer año, lo que obliga a perforar constantemente nuevos pozos no solo para sostener los niveles existentes, sino también para intentar crecer.
Esta situación crea un fenómeno de “carrera contra el declino”, en el que cada nuevo pozo debe aportar lo suficiente para reemplazar lo que se pierde mes a mes. En 2025, según detalló Tennerini en su cuenta de LinkedIn, la producción de Vaca Muerta se encuentra en un virtual plateau: los pozos nuevos apenas alcanzan para compensar el declino, sin lograr generar un salto productivo.
Las claves para el futuro del shale
El desarrollo no convencional en la Cuenca N0euquina aún está en una etapa temprana. Para sostener su rendimiento y garantizar su viabilidad en el largo plazo, el especialista propone una estrategia basada en tres pilares fundamentales que consta de tres pilares.
El primero consta en una perforación sostenida, que consta de mantener un ritmo constante de nuevos pozos para evitar retrocesos en la producción total.
El segundo se basa en tecnologías complementarias como el uso de reestimulaciones, reterminaciones y eventualmente en procesos EOR (recuperación mejorada) adaptados al shale para recuperar productividad en pozos envejecidos.
Y el tercero es la planificación ambiental y de integridad. Ya que muchos pozos quedarán fuera de operación en pocos años, se vuelve urgente prever desde ahora su abandono seguro y ambientalmente responsable.
Más equipos y mejor performance
En comparación con 2024, los pozos perforados en 2025 muestran mejores resultados. También se han resuelto algunos cuellos logísticos que antes limitaban el transporte y el abastecimiento de insumos. Sin embargo, la mejora no alcanza para revertir la tendencia de estancamiento.
“La productividad por pozo es buena, pero no alcanza si no se mantiene el ritmo”, advirtió Tennerini. Tal como ocurrió en la pandemia, cuando la actividad se frena, la producción cae. Por eso, la inversión continua en equipos, eficiencia en las terminaciones y reducción del tiempo entre perforación y conexión a la red es clave.
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