Por qué en Vaca Muerta siguen de cerca la crisis en Medio Oriente
El ataque a la refinería de Aramco y las palabras de autoridades saudíes guardan una relación directa con el precio del crudo, un motor económico de la provincia y un impulsor de inversiones para cuando se salga de las restricciones internas del decreto 566.
Fernando Castro - [email protected]
Hay varias razones por las cuales las empresas petroleras, el gobierno neuquino y el nacional, miran con atención las tensiones en Medio Oriente. El clima por demás enrarecido luego de los bombardeos a la refinería de Aramco, sumó un nuevo capítulo este fin de semana: el príncipe heredero de Arabia Mohammed Bin Salam se refirió a qué ocurriría ante la posibilidad de una escalada bélica: dijo que el precio del crudo subiría hasta límites “inimaginables” y que provocaría el "colapso total de la economía global", al hablar de qué ocurriría ante una guerra con Irán, hacia donde muchos posan los ojos como presunto impulsor del ataque, que él mismo parece no preferir.
Lo cierto es que el atentado del 14 de septiembre a la mayor refinería del mundo provocó la suba histórica del crudo más grande en un solo día desde 1988. El Brent pasó a los 70 dólares (+20%), con un incremento de casi 10 luego del ataque con drones a las instalaciones por donde se procesa el 5% del crudo del mundo.
El riesgo de un impacto a la baja en el stock petrolero a escala global se tradujo de inmediato al precio. La posición, sobre todo de Estados Unidos, de poder moderar ese incremento con el shale oil, que lo convirtió en exportador neto por primera vez desde los años 70, contuvo el precio del barril, que volvió a la brecha de los u$s 60 (cierre de hoy 30/09/2019).
Esta nueva crisis, y la inminencia de un conflicto, tuvo impacto en el país. Argentina ya tenía su propia crisis de precios. En agosto pasado el gobierno emitió el decreto de necesidad y urgencia 566 con el cual le puso un techo al precio del barril de Brent de u$s 59. Al mismo tiempo, dispuso una cotización para la moneda estadounidense utilizada en la industria petrolera de 45,19 pesos. En ese momento, guardaba una brecha de 15 pesos respecto a la cotización oficial en torno a los 60.
Ese escenario dejó a la industria en medio de una crisis de inversiones y con trabajadores suspendidos en Vaca Muerta. Las empresas paralizaron sus planes, y prefieren, calculadora en mano, esperar la definición política. La palabra más usada por los CEO de las petroleras es “incertidumbre” y las continuas referencias acerca de las condiciones jurídicas y económicas son un unificador de los discursos de los referentes de la industria.
El ataque en Aramco le puso presión a este contexto local previo. Luego de ese episodio, el precio del crudo se había disparado y se alejaba aún más del valor argentino. En medio de esto, la secretaría de Energía anunció que flexibilizaba a las restricciones al crudo interno: permitió un incremento del 5% en los combustibles y una cotización del dólar de 50 pesos, achicando la diferencia con el valor internacional del barril. El ataque producido en Arabia acaso no fue el motivo principal (había habido casi un mes de cuestionamientos y reuniones entre las empresas y los gobiernos) pero sin dudas sumó un factor más de presión, el de un precio que podía despegar internacionalmente y el del malhumor local por no poder usar ese valor de referencia bajo el que las compañías habían invertido entre 4.000 y 6000 millones de dólares por año en el último lustro en Vaca Muerta.
Para el gobierno neuquino, también la coyuntura internacional es importante. Es algo cruento dicho así. Pero es verdad: cada conflicto bélico que incluya un centro del poder petrolero, puede repercutir localmente en mejores condiciones económicas. Primero en la manera de un aumento de la actividad. Y segundo en las regalías provinciales que en Neuquén implican un 30 por ciento de la recaudación. Es lo que dejan las petroleras por el 13 por ciento de cada barril que producen. La provincia mantiene su presentación en la Corte Suprema de Justicia de la Nación en la que dice que perderá unos 1800 millones de pesos por los tres meses en la que el decreto 566 fija condiciones sobre el valor del barril. Antes del actual contexto, la provincia había quedado casi aislada del contexto nacional, presentando algunos de los mejores indicadores económicos y de empleo, algo vinculado a ese motor que fue durante los últimos años el sector shale.
La industria está globalizada. Una de las vías para ese vínculo es el precio del petróleo. Junto con los adelantos tecnológicos que hicieron posible sacar crudo y gas de reservorios shale, y que llegan a Vaca Muerta en cuestión de días, tienen también su contrapartida en el tablero de la geopolítica. Así, la mayor o menor disponibilidad de crudo en el mundo y los riesgos de faltantes, impactan localmente luego de la actual coyuntura de precios, en el nivel de empleo, en la recaudación provincial y nacional, y en futuro, a través de la veta exportadora de crudo.