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El futuro de las tarifas se metió en el debate presidencial

Massa acusó a Milei de querer subir las tarifas un 300% y el candidato libertario dijo que la Corte no permite ese aumento. La comparación con los aumentos de Macri.

El ajuste de tarifas de energía fue uno de los temas protagónicos del debate presidencial de este domingo. Sergio Massa fue directamente al cruce de Javier Milei y lo acusó de querer aumentarlas en un 300% a raíz de su “plan motosierra” de quita de subsidios.

El candidato libertario se defendió de un modo confuso, diciendo que, si es presidente, recién subirá las tarifas en una “segunda etapa” cuando “la economía se recupere”, aunque sin detallar fechas concretas.

Por otro lado, negó la posibilidad de concretar ese nivel de aumento por el fallo “Cepis” de la Corte Suprema en el año 2016, donde frenó los ajustes de Aranguren. Sin embargo, la realidad marca que el supremo tribunal simplemente puso como condición la realización de audiencias públicas.

A pesar de subrayar que la suba de tarifas debe ser “justa, razonable y asequible”, se trata de un criterio completamente subjetivo que en los hechos no trabó ningún aumento luego de realizarse las correspondientes audiencias.

Concretamente, durante la presidencia de Mauricio Macri, las tarifas subieron entre un 1.500% y un 5.000%, de acuerdo con la categoría y la región, por lo cual, tranquilamente la Corte podría avalar un alza del 300% para el 2024.

En rigor, en este mismo Gobierno las tarifas se incrementaron hasta un 500% desde el inicio de la segmentación en el caso de la categoría N1 de altos ingresos y la Corte no impuso ningún tipo de cuestionamiento.

¿Cuál es el nivel de atraso?

Según el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la UBA, actualmente, el nivel de cobertura de costos de la tarifa es del 100% para la categoría N1 en el caso de la luz, del 18% para el segmento de ingresos medios (N3) y del 14% para los ingresos bajos. Es decir, que unos dos tercios del total de usuarios de todo el país recibe un promedio del 85% de subsidios sobre el costo de la tarifa. Algo similar sucede en el gas natural, con una cobertura del 53%, 20% y 16%, respectivamente.

Salvo el rango de altos ingresos, en el resto de los usuarios la magnitud del atraso es similar a la que existía en 2015. Por lo tanto, no es de extrañar que se inicie un ciclo de subas similar al del período Aranguren.

Un factor que puede llegar a moderar el salto tarifario, aunque solo parcialmente, es el avance de Vaca Muerta de la mano con las obras de gasoductos. El verdadero impacto del GPNK se observará en el invierno del 2024 y, si se termina la reversión del Gasoducto Norte como está previsto, la reducción de importaciones será muy importante, tanto en gas como en combustibles líquidos.

Eso, sumado al gran presente de la hidraulicidad por las fuertes lluvias, podría reducir el costo monómico del sistema de 80 a 60 dólares el MW/h y, así, atenuar la proporción del ajuste.

No obstante, gane quien gane, habrá un impacto concreto el próximo año que ya está contemplado en el presupuesto, el cual prevé una reducción de los subsidios energéticos del 1,7% al 1% del PBI para cumplir con el acuerdo con el FMI.

En caso de que gane Milei y pretenda un ajuste más rápido similar al de Aranguren para llegar al 82% de cobertura del usuario sobre el costo de las tarifas como ocurrió en febrero del 2019, las mismas deberán multiplicarse por cinco en el AMBA para los bajos ingresos y por 4 para los ingresos medios según detalló Julián Rojo, economista del Instituto Mosconi. Todo eso, sin actualizar el componente de transporte y distribución (VAD) que viene atrasado desde mayo.

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