Naftas: el precio y sus ocho meses en el freezer
Por diversos factores, en el último año el mercado interno estuvo desacoplado de los valores internacionales y no siguió los cambios del barril de petróleo en el mundo.
En los últimos días, los principales referentes del gobierno nacional, desde el presidente Alberto Fernández, hasta las máximas autoridades de YPF pusieron en relieve el atraso que arrastran los precios de los combustibles con relación a los costos, tras ocho meses de congelamiento.
Entre julio de 2019 y julio de 2020, la nafta subió un 22,3% y el gasoil un 24,1%, mientras que el incremento del índice de precios al consumidor (IPC) fue del 42,4% y la variación del tipo de cambio del 74% en el mismo periodo. La evolución del petróleo en el país tuvo sus altas y bajas, y siempre estuvo a contramano del mundo.
Durante los ocho meses que las pizarras de las estaciones de servicio llevan sin cambios, hubo una brusca devaluación, un cambio de gobierno nacional y una pandemia que derrumbó la cotización del crudo hasta precios negativos y profundizó la recesión que arrastra el país desde 2018.
Entre junio y agosto de 2019, los precios de los combustibles en el país eran cercanos a la paridad de importación, situación que cambió luego de las PASO. Tras la brusca devaluación posterior a los comicios, la gestión anterior congeló el precio del petróleo y de los combustibles (DNU 566) para amortiguar la escalada inflacionaria. Las naftas llegaron a estar un 30% por debajo del import parity y quedaron entre las más bajas de la región medidas en dólares. Pese al congelamiento, los precios en los surtidores permanecieron retrasados con respecto a los costos.
Como consecuencia del barril criollo, en junio el petróleo Medanito promedió 39,2 dólares el barril, un 47% más que el mes anterior, cuando alcanzó los 26,7 dólares. En la práctica, refinadoras y productoras han negociado las transacciones de crudo por debajo de esa cotización del barril criollo por la abundancia de crudo y por no poder trasladar los costos a los surtidores.
La crisis del mercado de los combustibles está vinculada con la situación macroeconómica. En 2019 hubo una baja de las ventas, que tuvo impacto en el comportamiento de los consumidores, quienes pasaron en masa de los productos premium a los más baratos. Si bien en diciembre se vislumbraba un repunte, la pandemia detonó al sector. En los primeros días de cuarentena, las ventas de naftas se desplomaron un 85%. En julio, con la apertura del aislamiento, se registró una mejora, pero aún están 40% por debajo de febrero.
Según el sector de refinación, los precios en los surtidores están retrasados entre un 10% y un 13%. Es de esperar que la Casa Rosada dé luz verde a YPF para que aplique una suba, al menos parcial, para recuperar el desfase, atendiendo a la necesidad de la petrolera de mejorar su caja. Aunque subir los combustibles, por su impacto en el resto de la economía en la coyuntura actual, no es una decisión política sencilla.
A su vez, fuentes del gobierno indicaron que se estudian con el sector cambios en el barril criollo, ya que el decreto establece revisiones trimestrales. El primer plazo se cumple a fines de este mes. Las opciones van desde modificar el precio del crudo -una opción con impacto en las regalías provinciales- hasta habilitar algún tipo de flexibilidad en los descuentos que pueden negociar los productores y refinadores.
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