El telegrama que informó el descubrimiento del petróleo
"Kerosén de la mejor calidad": apenas brotó crudo, Fuchs y Beghín avisaron al gobierno del hallazgo en Comodoro Rivadavia el 13 de diciembre de 1907.
Un telegrama a la entonces Dirección de Minas de la Nación cambió la historia de la Argentina. “Geminas 13 de diciembre - Buenos Aires. Perforación sigue bien, profundidad quinientos treinta y nueve metros, inyección sube espesa con kerosén, aumentó muy poco. Se está en terreno que es casi imposible pasarlo de tan duro. Garantimos que es kerosén de la mejor calidad. Todo en buen estado”. Esa información pasaban en 1907 José Fuchs y Humberto Beghín desde Comodoro Rivadavia cuando del Pozo N° 2 brotaron los primeros litros de petróleo.
Durante mucho tiempo, el mito fue que el equipo enviado a tierras chubutenses iba a buscar agua. Sin embargo, la documentación posterior y el trabajo de los historiadores permitieron dar claridad al trabajo de Beghín, Fuchs y los operarios: explorar nuevas fuentes de agua, carbón y petróleo.
Ese equipo de pioneros estaba compuesto por José Fuchs como jefe de sondeo, Humberto Beghin como ayudante, Gustavo Kunzel y Juan Martínez como foguistas, Florentino Soto, Antonio Viegas Carrascalón, Joaquín Domínguez, José Barravosa, Pedro Guelhorn como peones y Pedro Presa y Francisco Ferreira eran los cocineros. Además colaboraban Juan García Marcet llevando agua al equipo perforador y Salvador Berardo transportando leña.
En “Comodoro 70”, un libro aniversario publicado por el diario comodorense El Patagónico, un testigo contó cómo el pueblo de Comodoro celebró el suceso. El subprefecto marítimo Pedro Barros Seeber dijo que había desilusión por no encontrar agua pero satisfacción por la nueva riqueza de la que el mundo hablaba: el petróleo.
En el hotel Coletto, en pleno centro del pueblo, se reunió un grupo de vecinos, incluyendo a los jefes de la perforadora. “Eran las 21 horas -contaba don Pedro Barros-; se abrió un cajón de cerveza ‘Niño’ y otra de champagne, aunque la mayoría de los asistentes se inclinaron por la primera bebida”.
Durante los años siguientes, la actividad petrolera continuó de modo lento y casi sin financiamiento. En diciembre de 1910, el presidente Roque Sáenz Peña creó la Dirección General de Explotación de Petróleo de Comodoro Rivadavia (que podría considerarse la primera empresa estatal de hidrocarburos del mundo) encabezada por el ingeniero Luis Huergo. Un decreto definía el marco para explotar el crudo, producirlo y venderlo a organismos del estado, como los buques de la Marina o los ferrocarriles estatales.
La política petrolera tendría una dirección más sólida a partir de la creación de YPF en 1922. A partir de ese momento, el gobierno nacional se involucró de modo más efectivo en la actividad petrolera con un marcado interés del entonces presidente Hipólito Yrigoyen.
“Esta iniciativa se enmarcó en un contexto signado por la fuerte presión que ejercían sobre el mercado petrolero argentino –y en general sobre toda América Latina- las compañías petroleras estadounidenses (Jersey Standart) y europeas (Anglo Persian Oil Company y Royal Dutch Shell) en la competencia por el control de reservas petroleras en lo que algunos autores han definido como “la lucha petrolera de posguerra”, escriben los historiadores Daniel Cabral Marques y Edda Lía Crespo en “Entre el petróleo y el carbón: Empresas estatales, trabajadores e identidades sociolaborales en la Patagonia Austral (1907-1976)”.
Hermitte, hombre clave en Comodoro y Plaza Huincul
El perforador Fauck, adquirido por el estado nacional, había pasado los 500 metros con gran esfuerzo en el arcilloso suelo de Comodoro Rivadavia el 12 de diciembre. El día 13 se conocerían los resultados que confirmarían la presencia de petróleo en el sur de la provincia de Chubut.
Un hombre fue clave para esa hazaña: el ingeniero Enrique Hermitte. Como Director General de Minas, Geología e Hidrología de la Nación movilizó cuadrillas por todo el país para explorar el subsuelo y encontrar minerales. Después de coordinar el descubrimiento en Comodoro, Hermitte contribuyó a que otra cuenca, la Neuquina, pudiera dar sus primeros pasos en el petróleo y el gas en 1915.
Hasta Plaza Huincul llegó Enrique Cánepa, un joven ingeniero, con un equipo perforador bautizado “Patria” que, para operarlo, necesitó que las autoridades del entonces Territorio del Neuquén facilitasen 30 presos de la U9, dada la escasez de mano de obra para los trabajos iniciales.
La perforación del Pozo número 1 comenzó el 17 de febrero de 1916 y sería recién el 29 de octubre de 1918 cuando un puñado de operarios logró finalmente extraer petróleo del suelo neuquino.
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