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¿Puede el reciclaje de baterías aliviar la presión de la minería de litio en América Latina?

El reciclaje de baterías surge como una alternativa para aliviar la presión sobre la extracción, pero enfrenta diversos desafíos en la región.

La demanda global de litio, impulsada por las baterías de vehículos eléctricos, podría multiplicarse por 40 para 2040 si se busca limitar el calentamiento global a 2°C, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

América Latina, con el 60% de las reservas mundiales de litio, enfrenta un dilema: la extracción de este mineral promete desarrollo económico, pero también amenaza el medioambiente y perpetúa desigualdades históricas con el Norte Global. El reciclaje de baterías emerge como una alternativa para mitigar estos impactos, aunque enfrenta retos tecnológicos, económicos y ambientales.

El reciclaje podría reducir en un 25% la necesidad de nuevas minas de litio para 2050, según la AIE. Actualmente, menos del 5% de los metales para baterías se recicla globalmente, y en América Latina la tasa es prácticamente nula.

Los desafíos de América Latina

Sin embargo, iniciativas regionales están tomando forma. En Costa Rica, Fortech recicla baterías agotadas, extrayendo litio, cobalto y níquel, y en 2024 procesó 200 toneladas. En Colombia, Altero desarrolla tecnologías sin agua ni químicos, reciclando 250 toneladas desde 2018. En Chile, Relitia y el centro Lithium I+D+i exploran procesos sustentables, aunque enfrentan limitaciones por falta de inversión.

El reciclaje ofrece beneficios claros: los minerales reciclados generan un 80% menos emisiones que los extraídos, reducen residuos y conservan agua. Sin embargo, las baterías son complejas, con riesgos de sobrecalentamiento y procesos costosos como la hidrometalurgia o pirometalurgia.

Además, las bajas tasas de recolección de baterías usadas, clasificadas como residuos peligrosos, y la falta de infraestructura regional complican el panorama. En Argentina, UniLib aspira a ser la primera planta de baterías de la región, pero el proyecto es aún incipiente.

La búsqueda de eficiencia

Expertos como Félix Requejo, del INIFTA en Argentina, sugieren que, dado el abundante litio regional, podría ser más eficiente mejorar las prácticas extractivas que invertir en reciclaje. Sin embargo, otros, como Miguel Alzate de Altero, abogan por fortalecer la infraestructura de recolección y desarrollar tecnologías innovadoras. La AIE y la ONU advierten que, sin una transición equitativa, la región podría quedar relegada a exportar materias primas, reproduciendo desigualdades.

Para consolidar una economía circular, expertos de SINTEF proponen diseñar baterías desmontables, invertir en técnicas de reciclaje de alta pureza y fomentar la colaboración en las cadenas de valor. Estas medidas podrían satisfacer la demanda energética sin los costos ambientales actuales.

En América Latina, el reciclaje de baterías es una oportunidad para reducir la presión sobre la minería, pero requiere inversión, innovación y políticas que prioricen la sostenibilidad y la justicia social. Como señala Hernán Cáceres, del centro Lithium I+D+i, el “tsunami” del reciclaje llegará en una década, y la región debe prepararse.

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