Petrobras

El rol de Petrobras en el boom energético brasilero que le permitió entrar en la OPEP

La petrolera es controlada por el Estado, pero recibe un precio del crudo alineado con los valores internacionales.

El ingreso de Brasil a la OPEP es el resultado de una política de Estado de más de cuatro décadas que tuvo a la empresa Petrobras como instrumento fundamental de la planificación hidrocarburífera.

La firma es controlada por el Estado brasilero con un 50,26% de las acciones con derecho a voto y un 36,61% del paquete accionario, donde el Gobierno Federal tiene el 28,7% y el BNDES el 7,9%.

El porcentaje accionario hace recordar al esquema de YPF, con la diferencia de mantener una política de precios mucho más alineada con los valores internacionales. La alineación de los precios locales del crudo con los vigentes en el mercado internacional fue un elemento determinante para potenciar la inversión extranjera directa (IED) en el desarrollo de la industria hidrocarburífera brasileña. A la vez, que dicha alineación permitió dotar de recursos a Petrobras para incrementar progresivamente sus niveles de inversión.

“La brecha respecto a los precios vigentes en el mercado internacional (Brent) desde comienzos de siglo promedió los 9 usd/bbl, proceso que contrasta con lo acontecido en la Argentina, en donde dicha brecha superó los 20 usd/bbl en idéntico período. En 2022, Brasil produjo 1.790 kbbl/d (+145%) más de petróleo que a comienzos de siglo, mientras que en la Argentina la producción se redujo en 145 kbbl/d (-19%) en idéntico período”, indica el último informe de la consultora Economía & Energía.

Respecto a los precios de los combustibles, la política brasilera fue un poco más intervencionista, pero sin llegar a los extremos de la Argentina. La premisa histórica fue seguir los precios de paridad de importación, con la salvedad de permitir cierto desliz en ocasiones particulares cuando se registraron saltos abruptos en el mercado global.

“La comparación de la evolución de los precios en surtidor con la del Brent, muestra que en períodos de fuertes fluctuaciones las variaciones en surtidor localmente han sido más moderadas. En ocasiones se aplicaron distintos mecanismos para amortiguar las fluctuaciones en las cotizaciones internacionales sobre el mercado local”, dice el reporte.

El gran salto de la producción petrolera en Brasil tiene lugar a mediados de la década del 90’ cuando se modifica la legislación y se da paso a una desregulación de precios, junto al fomento de asociaciones con petroleras privadas.

Rápidamente, el país vecino superó a los tanques petroleros del continente como México y Venezuela y actualmente lidera cómodo ese ranking con unos 3.300.000 de barriles diarios.

De ese volumen, el 76% proviene del Presal y un 22% de otras cuencas offshore. Es decir, que sólo el 2% de la producción es en tierra. Petrobras opera el 98% del Presal y el 89% del total de la producción de Brasil. Un 74% son áreas controladas totalmente por esta empresa y un 15% está en asociación con otras firmas privadas.

Desde el año 2015 que Brasil produce más que su consumo aparente, lo que dio inicio a un ciclo de exportación que en 2022 alcanzó los 42.500 millones de dólares. En lo que va del 2023, se lleva exportado el 47% del petróleo producido, aunque solamente se sobrepasa al consumo aparante en un 28%.

La diferencia es cubierta por importaciones de crudo procesado (12% del total) y de naftas y gasoil (16% y 24%, respectivamente), por la característica de sus refinerías. De esta manera, a pesar de tener un déficit de 5.400 millones de dólares anuales en productos derivados, el superávit comercial de petróleo llegó a los 32.600 millones el año pasado.

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