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La exportación de energía eléctrica alcanzó su máximo desde 2001

La baja demanda local la por la pandemia y la sequía en Brasil que afectó a las hidroeléctricas influyeron en un nuevo escenario de integración energética.

La pandemia del Covid-19 es un hecho inédito a nivel global difícil de comparar con otros contextos, sin embargo al hablar de datos duros es posible contrastar este año con otros, como por ejemplo el 2001. Toda referencia a ese período pone en alerta al país; pero también en contextos de crisis, con el agregado de factores no manejados como una sequía en Brasil, se pueden dar variables positivas. Una es que durante el 2020 la exportación anual de energía eléctrica argentina alcanzó un valor récord que no se registraba desde hace 19 años.

De acuerdo con un informe de Energy Consilium, hasta diciembre de este año la exportación a Brasil se mantuvo en un alto nivel y alcanzó máximos diarios de 54 GWh, lo que acumuló un valor de 2.132 GWh, lo que representa para el país la máxima exportación anual de energía eléctrica desde el año 2001.

Varios factores influyeron en este resultado -que para sumar datos, equivale al 2% del total de GWh requeridos por la Argentina-. Según analiza la consultora que dirige el exministro de Energía y Minería de la gestión macrista, Juan José Aranguren, se explican principalmente por “la baja demanda local como consecuencia de la situación socioeconómica y de las medidas adoptadas por el gobierno nacional para enfrentar la pandemiaSARS-CoV-2, acompañada por un sistema eléctrico más robusto que el de años anteriores, en un contexto de baja hidraulicidad en Brasil y elevados precios marginales en su sistema eléctrico sur”.

No obstante, el estudio de la firma del expresidente de Shell agrega que la menor disponibilidad de gas natural “como consecuencia de la caída de la producción local, evidenciada desde el invierno del año 2019”, derivó en “una mayor importación de gas natural de Bolivia, por encima del monto de Tomar o Pagar (ToP) del contrato vigente”, y en “un mayor consumo de combustibles líquidos, más onerosos y contaminantes que el gas natural”.

Esos aspectos se enmarcan, a decir del análisis, en un contexto de baja demanda local de energía eléctrica y gas natural, y se evalúan como “otro indicio más de lo ajustado que se encuentra el sistema gasífero argentino en la actualidad y de la necesidad de que sea exitoso el recientemente lanzado programa Gas.Ar”.

Entre otras conclusiones que se contemplan en el informe se destaca que si bien la Argentina tiene una posición ventajosa en la región para ser un exportador neto de energía, “para consolidar ese rol es necesario que se establezcan reglas claras, con un amplio apoyo interno que impida que, ante la primera dificultad o impacto en los precios internos debido a las exportaciones, se opte nuevamente por interrumpir los intercambios”.

En ese sentido, señala que en el caso eléctrico, para que eso suceda “es fundamental recomponer el mercado mayorista eléctrico (MEM) bajo un marco de mercado competitivo”.

Durante el mes de octubre el costo medio del sistema fue de 53 US$/MWh, con un precio de exportación a Brasil de aproximadamente 74 US$/MWh. Con eso datos, la consultora indica que “la exportación de energía eléctrica se realiza a precios competitivos para el sistema en su conjunto”.

Sin embargo, añade que “la mayor demanda asociada a la exportación implicará un mayor costo de abastecimiento del MEM. Debido a la aún vigente intervención y asignación de costos en el MEM, dicho costo es íntegramente traslado a la demanda de Grandes Usuarios del MEM, no así a la demanda de distribuidores”.

En su Informe de Coyuntura Energética de 2019, Energy Consiliumafirma que en el cono sur de Latinoamérica existe una infraestructura de interconexión eléctrica (centrales hidroeléctricas binacionales, líneas de transmisión de energía eléctrica, interconectando de a pares a Argentina, Chile, Brasil y Uruguay) que ha sido subutilizada en los últimos años, particularmente la que vincula a la Argentina con los países vecinos. Esa infraestructura está disponible, señala la consultora, y “puede permitir un rápido crecimiento de los intercambios sin la necesidad de inversión inmediata para expandirla”.

Además de las centrales hidroeléctricas binacionales, de acuerdo con el Informe, la mayor interconexión eléctrica del país es la que une la estación transformadora Rincón Santa María en la provincia de Corrientes con el subsistema sur de Brasil (Garabí). En el marco de los acuerdos binacionales ‘Protocolo de Intención sobre Cooperación e Intercambios Energéticos’ de abril de 1996 y el ‘Memorando de Entendimiento sobre el Desarrollo de Intercambios Eléctricos y Futura Integración Eléctrica’ de agosto de 1997, más los contratos de venta de potencia firme con energía asociada entre privados -para los cuales fue necesario reglamentar un procedimiento particular (Res. Secretaría de Energía y Puertos 21/1997)-, en los años 2000 y 2002 se inauguraron dos interconexiones con una capacidad de transmisión total de 2.100 MW y sus estaciones conversoras de frecuencia.

“La mayor exportación de energía eléctrica ocurrió en el período 2000-2001, coincidente con la crisis brasilera de abastecimiento hidroeléctrico del año 2001, cuya principal causa fue la importante sequía que afrontó dicho país (un escenario similar influyó este año), la abundancia de gas natural local y la elevada oferta hidroeléctrica de la Argentina”, enumera el estudio.

En paralelo, la consultora identifica que “la crisis argentina de fines del 2001 marcó un quiebre en el proceso de integración regional, y las políticas energéticas implementadas en los años siguientes fueron restringiendo crecientemente los intercambios energéticos entre Argentina y sus vecinos”.

En rigor, el dato de la crisis como cambio abrupto de escenario muestra una interrupción de las exportaciones de gas natural, y reducción de las exportaciones de energía eléctrica sólo a intercambios de emergencia, lo que para el análisis de Energy Consilium, “impidió capturar todo el valor disponible en los largos períodos de alto precio de electricidad en Brasil durante los cuales los intercambios hubiesen sido muy atractivos para Argentina”.

En términos generales, la consultora concluye que “esas interrupciones fueron la consecuencia de un ciclo de desinversión generado por políticas internas de nuestro país” que llevaron a que se redujera la exportación en los años subsiguientes, “convirtiendo al país en un importador neto de energía eléctrica en los períodos 2012-2013 y 2017-2018, hecho que no ocurría desde el año 1997”, completa.

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