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Unas 100 pymes del shale están contra las cuerdas

No pueden absorber todo el personal en stand by. El aislamiento, la caída de la actividad y la bajísima facturación como detonantes principales.

Cada día es un desafío para la industria hidrocarburífera, que se va encontrando con diferentes acciones de sus protagonistas. Ahora, las pymes que ya no quieren absorber al personal en stand by, aquellos trabajadores suspendidos por la baja de actividad, abren un frente que se suma a los cambios que propuso YPF como acuerdo de productividad con los gremios de todas las cuencas en el contexto del COVID-19 (ver págs. 8-9).

Las pymes, en este caso, pretenden avanzar con procedimientos preventivos de crisis, un paso para evitar el quiebre y permitir, entre otras medidas, la reducción de personal. En el sector de las empresas regionales dicen que no pueden seguir absorbiendo a los operarios en stand by, aquellos que por el acuerdo salarial estarán hasta fines de agosto sin tareas y cobrarán el 60% del sueldo y, en algunos casos, se les aplicará un tope salarial de 60 mil pesos.

La Federación de Cámaras de Empresas del Sector Energético de Neuquén (Fecene) y la Cámara Empresarial Industria Petrolera y Afines de Neuquén (Ceipa) emitieron comunicados con la decisión. “Nos sorprendió”, dijo el sindicalista Guillermo Pereyra.

“Tenemos que esperar a que presenten sus propuestas, porque los preventivos de crisis pueden ser rechazados. Además, nosotros vamos a pedir que presenten toda la información que respalde los motivos que los llevan a tomar esta decisión”, dijo.

Según Fecene, hay 100 compañías con operaciones en la Cuenca Neuquina en situación complicada que podrían solicitar un preventivo de crisis.

A los pagos dilatados y la bajísima facturación se les suma que algunas operadoras y empresas de operaciones especiales reconocieron solo entre el 30% y el 40% de los servicios realizados en marzo. Este “lag” entre los servicios prestados y el pago llevó a un cuello de botella que impactó en junio y se siente con más fuerza en julio, mes donde también se conversa cómo pagar los aguinaldos.

De acuerdo con lo que plantean las pymes, durante todo este tiempo sostuvieron los puestos laborales, negociaron deudas con sus clientes -algunas tenían más de seis meses-, tomaron créditos para cumplir compromisos y tuvieron que afrontar el estiramiento de los plazos de pago, que en algunos casos llegan a 90 o 120 días. Este último elemento es clave para comprender la situación actual: junio y julio son los meses donde se rinden las facturas de abril y mayo, los peores meses para la actividad.

En abril, por caso, hubo cero etapas de fractura y ningún perforador activo. Más del 80% del personal de yacimiento quedó en stand by y los gremios negociaron sus sueldos. En la primera etapa arreglaron el 60% del neto cobrado en febrero para abril y mayo. En la segunda, algunos gremios replicaron el acuerdo y, en el caso de los petroleros de base de la Cuenca Neuquina, aceptaron un tope de $60 mil por tres meses, con la vuelta de las contribuciones de las empresas para sostener sus servicios sanitarios.

“Estamos con muchas dificultades, no hay caja. Sin acceso al crédito o la facturación, no podemos pagar”, señaló Edgardo Phielipp, vicepresidente de la Federación de Cámaras de Empresas del Sector Energético de Neuquén (Fecene).

“La disposición nuestra es dialogar y encontrar soluciones. La solución final sería que la actividad se regularice. Mientras tanto, queremos trazar un camino para preservar el empleo. Muchos de nuestros socios no pueden seguir absorbiendo a los trabajadores en stand by”, describió,

La crisis tomó un dinamismo propio que modifica día a día las condiciones. El foco tiene que seguir siendo el mismo: volver al desarrollo de la industria, con inversiones, capital y todos los trabajadores adentro.

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