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Vaca Muerta y la lección de la generación dorada

El mundo está cambiando y mira a Neuquén. Nuevos tiempos obligan a elaborar ideas no convencionales.

Mares de tinta han fluido por este suplemento en los últimos años tratando de desentrañar los misterios de Vaca Muerta. En un mundo en el que reina la incertidumbre y que, de la forma más cruenta, pone en evidencia el rol estratégico que tiene la energía para la economía y las sociedades, por si algún desprevenido no se hubiera dado cuenta, se pueden enumerar algunas certezas sobre las cuales es necesario construir un horizonte.

  1. Uno: el shale neuquino es quizá la roca no convencional más importante en calidad y magnitud de recursos de petróleo y gas del mundo, riqueza que lo hace competitivo pese a los palos en la rueda que pueda poner la inestabilidad macroeconómica del país.
  2. Dos: los pozos en Vaca Muerta son rentables, aunque las empresas siguen concentrando esfuerzos en reducir costos y aumentar eficiencia para ganar competitividad en relación con otros plays del mundo.
  3. Tres: hoy el principal freno al desarrollo y a la senda ascendente de producción es la infraestructura de transporte, que ya llega al tope de su capacidad tanto en petróleo como en gas.
  4. Cuatro: Vaca Muerta puede convertirse en una importante puerta de ingreso de divisas que permita al país salir del círculo vicioso de la restricción externa y estabilizar la macroeconomía.
  5. Cinco: en un mundo convulsionado por la guerra iniciada por Rusia, una de las principales potencias petroleras del mundo, Neuquén está en el radar de Europa y de varias regiones importadoras netas de energía.

Así como los yacimientos no convencionalesrevolucionaron la industria petrolera, primero en Estados Unidos y luego en Neuquén, un mundo que se reconfigura obliga a la Argentina a pensar nuevos paradigmas. Es hora de trabajar un nuevo marco normativo para aprovechar la ventana de oportunidades que significa la necesidad de Europa y Asia de conseguir proveedores seguros de gas, a través de la concreción de una planta de licuefacción en la costa atlántica (en Buenos Aires o Río Negro), gasoductos e instalaciones de fraccionamiento de gas.

Se trata de proyectos que demandarán inversiones multimillonarias; por lo tanto, será necesario agudizar el ingenio para atraer capitales y que el país se convierta en un socio confiable para las próximas dos o tres décadas. Urge hacer las cosas de forma diferente, consensuar acuerdos y tapar grietas inconducentes. Barajar y dar de nuevo sobre una anacrónica y recauchutada Ley de Hidrocarburos.

El 6 de julio visitó Neuquén Sergio “el Oveja” Hernández, DT de la legendaria Generación Dorada de la selección argentina de básquet, invitado por Tecpetrol a brindar una charla a empresarios pyme de la región. Sin entrar en el facilismo de comparar Vaca Muerta con el deporte, el equipo liderado por Manu Ginóbili deja algunas enseñanzas que pueden replicar la dirigencia política, sindical, empresarial y los medios de comunicación.

En palabras de Hernández, nunca es bueno anular los egos de las personas, sino que la cuestión es ponerlos al servicio de una causa común y superior. Así es como las individualidades se potencian y la recompensa es mayor cuando todos ganan.

La Generación Dorada no tuvo los mejores jugadores, ni los más altos, ni los más rápidos, ni los más fuertes, pero sí una feroz ambición de ganar. Y llegó a destronar a las estrellas de la NBA. Argentina tal vez no tenga el entorno ideal, pero tiene historia petrolera, recursos naturales y humanos que permiten soñar con una Vaca Muerta que compita en las grandes ligas del mundo. Nuevos tiempos obligan a elaborar ideas no convencionales.

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