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¿Por qué se desacelera la producción de Vaca Muerta?

Los niveles de crecimiento interanual de la producción de petróleo y gas del shale son mucho menores al 2022.

Si bien en cada difusión de los datos de producción de Vaca Muerta se vuelve a hablar de “un nuevo récord” de la formación no convencional, lo cierto es que su crecimiento ha perdido velocidad y está lejos de los porcentajes de los últimos dos años.

“En abril y mayo la producción total de petróleo registró una disminución en términos intermensuales, a la vez que el crecimiento interanual fue inferior a lo que se venía observando en los meses previos. Esta tendencia se explica por la evolución de la producción de shale oil, que en abril se redujo un 1,7% con relación a marzo”, sostiene el informe de la consultora Economía & Energía, de Nicolás Arceo.

En concreto, en mayo se observó un salto interanual del shale oil del 26%, mientras que a fines del año pasado el ritmo de avance promediaba el 34%, a mediados del 2022 estaba en el 55% y a fin del 2021 se habían registrado picos del 67%.

Dado que la producción convencional se encuentra en franco declino desde hace muchos años, este menor desempeño del shale hizo que el volumen total de crudo también se desacelerara, pasando de incrementos del 15% un año atrás, al actual sendero del 8%.

Una situación similar se manifiesta en la ventana de shale gas. “En mayo se registró un crecimiento intermensual de la producción total de gas del 4,6% (en línea con el incremento estacional de la actividad). Sin embargo, el aumento interanual de la producción de shale gas fue del 11% en mayo, valor muy inferior a las tasas de crecimiento verificadas en 2022”, dice el mismo documento.

En este caso, las caídas son todavía más abruptas. A fines del 2021, la producción de gas de Vaca Muerta crecía a un 67% interanual, luego se bajó a un 60% a inicios del 2022, ya a principios de este año bajó al 22% en febrero y ahora se ubica en el 11%.

Una diferencia fundamental entre la producción de gas y la de petróleo es que, además de la menor velocidad de crecimiento en el shale, el ritmo de declino de los yacimientos convencionales es mucho más fuerte (-6,7% vs -3,4% interanual en mayo) y una parte considerable de los no convencionales está representada por el tight gas que también está sufriendo una merma del 12%.

En consecuencia, la producción total de gas no sólo se alejó de los niveles de incremento de dos dígitos que promedió entre fines del 2021 y principios del 2022, sino que ya está en niveles negativos (-1% interanual).

Las causas

De todos modos, el acumulado de los primeros cinco meses del 2023 muestra un nivel de producción apenas por encima del mismo período del año previo (130,2 Mm3/d vs 129,3 Mm3/d), lo que ahuyenta los temores de un cambio de sendero y habla más de un escenario de estancamiento producto del cuello de botella en la falta de transporte que debería resolverse, en parte, con la inauguración del gasoducto Néstor Kirchner.

“Creo que la causa mayoritaria es por falta de transporte. Claramente la macroeconomía tiene un rol, pero que ese rol es más bien para un desarrollo masivo con inversiones más fuertes. Hoy, para una expansión leve a moderada, los problemas son de infraestructura. Aunque está claro que un crecimiento fuerte necesita una macro sana y estable, además del transporte”, dice el economista Julián Rojo, del Instituto Mosconi.

En la ventana de crudo, el diagnóstico de Nicolás Arceo es el mismo. De acuerdo a su visión, los problemas de desaceleración se explican “por limitación en capacidad de evacuación” y “se tendrían que solucionar en los próximos meses por la puesta en marcha del oleoducto a Chile”.

En ambos segmentos de hidrocarburos, hay indicadores ajenos a la producción que también sirven como termómetro de la actividad y manifiestan un panorama semejante. “A lo largo de los últimos meses, la cantidad de pozos de explotación terminados de petróleo se mantuvo relativamente estable, por debajo de lo alcanzado a fines de 2022. En el mismo sentido, aunque en mayo creció la cantidad de pozos enganchados de shale oil, aún se ubica por debajo de lo verificado en diciembre y enero”, subrayan desde Economía & Energía.

“En mayo se registró una nueva disminución en la cantidad de pozos de explotación terminados de gas natural con relación a lo observado en el mes de abril. Por su parte, la cantidad de pozos enganchados de shale gas se mantuvo en un nivel similar al de los últimos meses”, agregan.

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