Petroleros: El "triunfo pírrico" tras la pandemia y la inflación
El sindicato petrolero logró mejoras luego de dos años malos por el COVID. Pero no le alcanzó para discutir Ganancias. La puja entre Vaca Muerta y Chubut está latente.
La política también se metió en 2022 en los gremios petroleros, que tuvieron un año un poco más exitoso tras la pandemia pero con algunos pendientes: cobrarán un bono de $100 mil y lograron un adelanto de aumento que se iba a dar en marzo, del 18,5% en dos cuotas, dentro del arreglo del 79% anual, pero aún no se logra destrabar la quita del impuesto a las ganancias en los abultados sueldos que manejó siempre ese sector.
También lograron una duplicación en el ítem de vianda, algo que fue una surte de “canje” en la fórmula ganar-ganar, para evitar que el dinero del bolsillo se esfume por la incesante inflación mensual. Se llevó el monto que percibían a $65 mil desde noviembre a marzo de 2023.
Es una “victoria pírrica” luego de dos años malos, donde por la pandemia del COVID se congelaron los sueldos, hubo gente en la casa y la actividad se desplomó a nivel mundial. Nadie sabía qué podía pasar, pero tanto el gremio como la actividad y los trabajadores resurgieron de las cenizas tras el Acuerdo 223 Bis y el Plan de Sustentabilidad.
El Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, que conduce hoy Marcelo Rucci, sabe que este boom que vive Vaca Muerta, donde en diciembre se podría alcanzar el récord histórico, con los 306 mil barriles por día de crudo, que no sucedía desde mayo de 1999, tiene que ser el argumento para que esas ganancias de las operadoras derramen sobre los bolsillos de los trabajadores. Pero no es tan fácil.
El sindicato es parte del gobierno del Movimiento Popular Neuquino (MPN) con su lista Azul y Blanca, en coalición con el gobernador Omar Gutiérrez y su sucesor, Marcos Koopmann. Es desde ese lugar donde se dirigen las políticas que, muchas veces, tienden a beneficiar las inversiones de las petroleras, que hoy invierten en un país devaluado.
Este vaso comunicante entre el gremio, el Estado y el partido hace que las medidas gremiales no desestabilicen el statu quo de Vaca Muerta y que se traduzca en que un paro no dure ni ocho horas. Cada peso que paga la producción es oro para el gobierno, para el ingreso a las arcas provinciales por regalías, el fondo anticíclico y el pago de los salarios de los estatales.
“Nos están invadiendo, quieren apoderarse de Vaca Muerta desde el piso 30 de Buenos Aires, desde los partidos nacionales. A ellos no les caliente nada, nunca les importó Neuquén y cuando nos endeudaron por 45.000 millones de dólares, ahora no sabemos dónde mierda está esa plata”, disparó hace poco más de un mes el sindicalista.
En esa asamblea realizada en Añelo, Rucci reclamó el fin del impuesto a las ganancias, algo que asoma muy complejo. El año se terminó, pero viene un verano caliente por las elecciones a gobernador en Neuquén.
El tema de Ganancias atraviesa a todos los petroleros del país, pero del otro lado de Vaca Muerta, en Chubut y en la cuenca del Golfo San Jorge hay otras exigencias. Desde que el shale neuquino tomó protagonismo y alcanzó en producción a Chubut, el gremio petrolero que conduce Jorge “Loma” Ávila sabe que puede venirse una larga noche de vacas flacas para la producción y los trabajadores.
La coyuntura es la migración de las empresas asentadas en Comodoro Rivadavia, la cuna del petróleo en Argentina, hacia Vaca Muerta. El gremio sabe que la extracción no convencional ya no es competencia para la cuenca chubutense que aún mantiene la producción de yacimientos maduros, a fuerza de recuperación terciaria.
“Nos empieza a preocupar porque el sector empresarial firmó un acta por la Cuenca del Golfo San Jorge. Creemos que es innecesario e injusto que comencemos a despedir gente. Y esto pasó hace poco en Weatherford, que ahora está trabajando para YPF y Tecpetrol. Pasó con Calfrac, que va a seguir trabajando como si no hubiera pasado nada con 24 telegramas de despido, y ahora viene Superior, que anuncia medidas similares”, cuestionó el dirigente.
El petróleo en el país está vinculado estrecha mente con el rumbo político. Y todavía no hay una ley ni una meta que traiga certezas.
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