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El precio sostén desató una dura puja entre las petroleras

El barril argentino se encamina hacia una definición política. Las compañías integradas buscan un barril más bajo, lo que afecta a las que sólo son productoras.

Fernando Castro - [email protected]

El precio sostén del crudo desata por estas horas una fuerte puja de intereses entre las principales petroleras del país. De un lado se encuentran las compañías integradas, aquellas que refinan el crudo que producen, y por eso tienen instrumentos adicionales para asimilar el actual cuadro de situación en global del petróleo. Y por otro lado, aquellas que sólo producen y se dan de frente con las condiciones que les fijan las refinadoras.

Las provincias productoras, el gobierno nacional y las petroleras vienen negociando la búsqueda de un valor que “cierre”. Nadie cree en la posibilidad de un acuerdo sobre una cifra, que más bien será producto de una definición política. De hecho, es lo que viene prevaleciendo en los últimos siete meses. Si bien esta vez es diferente: en lugar de sostener un precio a la baja, lo que surgirá es un precio a la suba del barril interno.

Para Neuquén, tal como se encargó de explicitar el propio gobierno, en medio de la caída internacional del precio esto implica fijar márgenes de rentabilidad que no paralicen perforaciones y se sostengan así los puestos de trabajo. Esa brecha de acuerdo a las provincias productoras estaría en el orden de los 52 dólares. En Neuquén hoy hay 32 equipos perforadores, 16 de pulling y 12 de workover. Estos son los datos de los que no quiere bajar el gobierno provincial, tras una caída importante en los últimos siete meses.

Este valor del crudo, al mismo tiempo, funcionaría como un anclaje para el precio de los combustibles. Es una cifra similar a la que regía hasta antes de la crisis global que hoy sumó un nuevo factor de preocupación, luego de que el Brent, el crudo de referencia para el país, se precipitara a 30 dólares, equiparándose por primera vez en mucho tiempo al valor del WTI (rige para el mercado estadounidense).

Este precio que promueven provincias productoras no modificaría el actual escenario en las estaciones de servicio. Es decir, no dispararía aumentos de los combustibles.

Es un contexto que no estarían respaldando las productoras integradas, que aceptarían más bien un precio interno en torno a los 45 dólares, con lo que le harían sentir el rigor a sus competidoras en el mercado argentino. De este modo, recibirían un crudo más barato (aunque aún por sobre el precio de mercado), pero optimizarían ganancias. Nadie cree en la industria en una baja de los combustibles.

Este contexto podría plantear un escenario de parálisis de los perforadores en todas las cuencas. Salvo YPF en algún área de shale oil, como Loma Campana, para nadie sería negocio producir petróleo en el país.

En paralelo, lo que más les preocupa a las provincias productoras: conservar las fuentes de empleo, en un contexto en el que ya hay dificultades que se desprenden del anterior escenario, uno en el que los dos últimos gobiernos nacionales intervinieron buscando precios internos a la baja, cuando el barril estaba encima en el resto del mundo, para evitar de este modo disparadas en los surtidores.

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