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Movilidad eléctrica: "Argentina está muy demorada y sin reglas claras"

Pablo Naya, director de Sero Electric, asegura que tiene insumos hasta diciembre y que proyecta instalarse en Brasil.

Pablo Naya se zambulló en el mundo de la movilidad eléctrica allá por 2010. Dos años más tarde ya tenía un prototipo homologado bajo la marca Sero Electric y en 2014 estaba instalado en el país vendiendo sus autos a empresas como Aluar e YPF.

El camino comenzó a complicarse con las restricciones a las importaciones y la economía estancada; asegura que tiene insumos hasta diciembre y que proyecta instalarse en Brasil para escalar la producción desde allá. “El panorama que vemos es que este país está muy demorado y las industrias necesitan un Norte, una previsión. Más allá de todos los problemas que tenemos, acá no se sabe si mañana vamos a poder seguir produciendo por esta falta de piezas. Hay un montón de pymes así, vemos un panorama complejo porque no tenemos reglas de juego claras”, dijo Naya, director de proyecto y desarrollo de Sero Electric, en diálogo con +e.

- ¿Cómo empezó Sero Electric?

Arranqué en 2010 cuando vi que la micromovilidad eléctrica estaba empezando a surgir en Europa. Vimos que era posible trasladar el proyecto en Argentina, en 2012 ya estaba trabajando con la micromovilidad eléctrica en el país y a partir de ahí se comenzó a hacer el proyecto de un vehículo que se desarrolla acá. En 2014 ya teníamos los primeros prototipos, las primeras formas de construcción y así llegamos a hoy, que tenemos cuatro versiones homologadas y una planta de producción con 15 personas trabajando. Fue un camino largo.

- ¿Cómo son las unidades?

Nosotros hoy hacemos cuatro versiones: sedán, camioneta alta, camioneta baja y un furgón. Lo que más estamos produciendo son los utilitarios porque son los que más aceptación tiene en el mercado por lo económico que es. Son lo que se llama “city cars”, son la categoría L6 de conducción y son para ciudad. Tienen restricción de circular en autopistas y rutas por la velocidad que alcanza, 50 kms. Tienen una autonomía de 100 kilómetros y una carga de entre 4 y 6 horas para poder recorrer esa distancia. Una de las ventaja que tiene es que se enchufan en un tomacorrientes común, como los del celular y una heladera. No se necesita un cargador especial.

- ¿Cuál es el precio?

Arrancan en los 3,5 millones y llegan a los 4,5 millones, depende del tipo de batería y del modelo. Es un precio muy competitivo con relación a los autos eléctricos; con relación a los autos a combustible fósil no porque podemos tener uno por 3 o 4 millones también.

- Comenzó a pensar en los autos eléctricos en 2010, ¿hoy en día qué balance hace del mercado?

Va muy despacio. Es un mercado que no conoce la movilidad eléctrica, recién este año comenzó a hablar más del tema, de la sustentabilidad. Muchas empresas comenzaron a asomarse porque vieron que era mucho más barato y no tiene mantenimiento que un vehículo común. La inversión es más alta al momento de comprar la unidad pero a largo plazo es mucho más barato. Te decía que el mercado viene lento porque los países vecinos de Latinoamérica han crecido bastante más, sabemos que es por un tema de economía también.

- ¿Hay proyectos o políticas de incentivos que allanen el camino?

Poco y nada. Primero hay que decir que a las reparticiones públicas les falta dar el paso de incorporar movilidad eléctrica a sus flotas. Son muy pocos los municipios o reparticiones que están sumando algún vehículo eléctrico, ese es uno de los problemas que tenemos. Vemos que en el resto del mundo esto se ha hecho, lo han incorporado y tienen en sus flotas movilidad eléctrica. En Europa casi todos los municipios se manejaron así y acá falta que tomen consecuencia. Estamos complicados.

- Hablando de complicaciones, ¿cómo afectan las restricciones a las importaciones?

Mucho. Nosotros tenemos un producto que el 80% está hecho en el país y el 20% de las piezas son importadas. Se nos está haciendo muy complejo acceder a ese 20% de insumos. Nosotros le estamos diciendo a nuestros proveedores que tenemos piezas hasta diciembre y después si no logramos traer las piezas, vamos a estar parados hasta que podamos ingresar los insumos que necesitamos. Estamos reclamando todos días para que nos dejen pagar a nuestros proveedores. Nos dicen que están haciendo lo posible. Estamos hablando de montos bajos, no es que necesitamos una gran cantidad de dólares. La realidad es que no son cifras significativas pero se nos está complicando esta parte.

“Argentina está en caída”

- ¿Cómo les ha ido con las ventas?

Este año teníamos un objetivo de venta de 100 unidades, no sabemos si vamos a llegar. Calculamos que vamos a estar en las 70. Está muy complicado el mercado argentino y vemos que hace unos 6 años en el país se vendían un millón de autos y en 2022 vamos a estar cayéndonos a 350.000. Esa es la realidad que nos toca, no solo a nosotros sino a toda la industria. Argentina está en caída, no logramos levantar la economía, la inflación perjudica mucho a las empresas, a los particulares y a la producción. Nuestros clientes son empresas como Aluar o YPF, empresas de seguridad o laboratorios.

- ¿Están evaluando dejar de producir en el país?

Estamos viendo que nos vamos a instalar en Brasil, no es que vamos desactivar totalmente Argentina pero vamos a empezar también a poder ensamblar allá. Calculamos que será para 2023, enviaremos algunas pizzas desde Argentina y podríamos importar las piezas necesarias desde Brasil a nuestra planta. Este tema nos va a resolver la cuestión de las importaciones y acceder al mercado de Brasil; nosotros queremos escalar en producción, sabemos que tenemos un buen producto y que puede escalar. Este año no pudimos hacerlo porque no se podía exportar si nos pagaban el dólar a 150 pesos. Se nos hacía muy complicado teniendo una integración del 80% que se hacía acá, estábamos fuera de precio. El panorama que vemos es que este país está muy demorado y las industrias necesitan un Norte, una previsión. Más allá de todos los problemas que tenemos, acá no se sabe si mañana vamos a poder seguir produciendo por esta falta de piezas que son necesarias para ensamblar. Hay un montón de pymes así, vemos un panorama complejo porque no tenemos reglas de juego claras.

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