YPF

Las cuatro claves de la discusión de YPF y los petroleros

La empresa impulsa temas como la productividad y la vinculación con las pymes. El gremio está dispuesto a un diálogo con YPF sin relegar derechos.

Guillermo Pereyra irrumpió el domingo por la tarde con un audio enviado a miles de trabajadores de la Cuenca Neuquina. Allí habló de un “espantoso” intento de avance sobre derechos laborales que le atribuye a la petrolera controlada por el Estado nacional.

Fue una de las frases más duras que se le haya escuchado al sindicalista en cualquier conflicto en los últimos años. En ese audio afirmó que el jueves pasado le habían presentado un proyecto con los cambios que la principal productora de hidrocarburos del país, YPF, querría introducir en su relación con miles de trabajadores.

Hoy el líder sindical sostuvo que la entidad que encabeza está dispuesta a seguir hablando con la cúpula de la empresa. “Estamos dispuestos a hablar, pero sin quitarle ningún derecho a los trabajadores”, planteó.

Por ahora, oficialmente la compañía no se refirió a la situación. Por lo bajo, días atrás sostuvo que se trata de la búsqueda de un acuerdo que establezca las condiciones para hacer sostenibles sus operaciones en todo el país.

El escenario: una caída drástica del 50% del consumo de combustibles, algo que es parte de lo peor que podría sucederle a su matriz de negocios.

Al mismo tiempo, el contexto macroeconómico y la crisis del país le imponen hace meses la pregunta del día después del coronavirus. ¿Qué nivel de actividad podrá imponer en todas las cuencas productoras cuando la cuarentena permita un incremento de la demanda?

YPF es la principal productora de combustibles: en todo el país hubo una baja del 50% del consumo

Hoy, su lugar omnipresente en toda la cadena de valor del sector petrolero, y la caída de los fondos que derrama en centenares de pymes que le prestan servicios, ofrece una muestra de ese cuadro cuya forma definitiva es difícil de avizorar.

El propio Pereyra lo viene diciendo. Una de las propuestas que le hacen es establecer acuerdos de “productividad”. Así YPF estaría buscando poner en caja la situación económica que sobrelleva en plena pandemia y el derrumbe de su negocio en las expendedoras de naftas. Es algo que se vincula a la actual coyuntura que atraviesa la petrolera. Pero que Pereyra también viene inscribiendo en una serie de decisiones políticas en las que ningún gobierno nacional parece salvarse desde el proceso de nacionalización a esta parte.

No está claro todavía cuál será el nivel de afectación del sector. Es decir, de cuánto más será esa posible mayor actividad. Sí es cierto que la foto de hoy es muy dura: solo seis perforadores en todas las cuencas y millones de barriles de crudo de más que buscan una oportunidad coyuntural con ventas al exterior.

Sólo en esas oportunidades que les dio el mercado, algunas empresas lograron colocar excedentes de crudo y tener algo de caja en plena caída de la actividad (Neuquén aspira a recuperar 20.000 barriles de petróleo este mes; el mes pasado no los tuvo; fue parte de lo que le quitó el ciclo actual al mercado interno.)

Por lo que pudo saber +e, la discusión principal tiene lugar sobre cuatro ejes. El que más resistencia genera en los sindicatos es el mencionado mecanismo de productividad, enfocado a trabajadores y a las empresas, con una metodología que pueda determinarse con indicadores cuantificables.

Un segundo eje del debate pasa por la relación con las pymes, algo sobre lo que por ahora no hay mayor claridad. Desde marzo, su relación con ellas pasó de las acusaciones de deudas impagas, hasta una clima de negociación y diálogo, luego de que el CEO Sergio Affronti pusiera paños fríos con parte de la deuda con proveedores. Hoy las pymes locales están entre sus pedidos de protección a los Estados provincial y nacional, y a las operadoras, y la necesidad de hacerse más competitivas en una industria de vanguardia mundial.

Es un eslabón vital para el funcionamiento de la industria: emplea a parte de los 17 mil petroleros que están en sus casas por la cuarentena del coronavirus. Muchos de ellos arribaron a acuerdos “caso por caso”, por los cuales recibirán un pago que fue tildado por el propio Pereyra como “miserable”. Ese nivel de salarios seguirá hasta agosto, tras los acuerdos de los gremios y las cámaras petroleras.

Tal como ya lo publicó +e, YPF no habla de la modificación de un convenio colectivo de trabajo. Sobre este punto, el gremialista manifestó hoy en LU5 que solo está dispuesto a dialogar sobre la base de no cambiar el estatuto actual.

El último cambio que aceptó el sindicato en la relación laboral con las petroleras data de enero del 2017. Allí firmó la adenda para las operaciones no convencionales.

Ese capítulo nuevo surgió en medio del debate sobre el carácter que tomaría la producción de Vaca Muerte meses después. Se había caído el precio del petróleo, la situación era crítica, si bien ni por asomo similar a la de la actual crisis petrolera mundial. (El gas aparecía como una opción revitalizadora del nivel de actividad; hoy ese rol está relegado en buena medida a los pozos petroleros, si bien Nación trabaja en un estímulo para ampliar la producción de gas.)

La situación económica de la empresa forma parte del entramado de la discusión. YPF viene buscando aplazar los pagos de su deuda con acreedores. Uno de los principales problemas que tiene por delante es el de saber de dónde obtendrá los fondos para su operación de upstream (producción y exploración) en todo el país, pero en particular en Vaca Muerta. ¿Por qué? En el segmento shale se producen 7 de cada 10 pozos petroleros de mejor rendimiento. La petrolera se hizo competitiva, adecuó sus costos en buena medida a las oscilaciones del barril en el mundo, pero atraviesa los nubarrones de una caída de la demanda interna sin antecedentes.

El tenor de la cuarentena de los próximos meses (y la circulación de vehículos y el consumo industrial) dará una pista sobre el nivel de recursos de una petrolera que, además, viene sosteniendo desde hace años un nivel de desfase entre el precio del crudo y lo que puede trasladar al valor de las naftas que vende, en otra variable acerca de su estado económico.

Los cerca de 1.800.000 barriles que, cuanto menos, se exportarán entre junio-agosto por algunas de las empresas más grandes del mundo con áreas en Neuquén muestran el grado de oportunidades pero también el nivel de la crisis interna y el desplome del mercado interno.

Hay otros dos puntos que, como temas globales del sector, discute la petrolera con los sindicatos: la búsqueda de generar mecanismos de resolución de conflictos y temas del sector que sean más ágiles y por otra parte la formación del personal, entre posibles vínculos entre sindicatos y universidades.

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