Energía, un área clave que Guzmán nunca tuvo bajo control
Guzmán renunció luego de no poder controlar el área energética. La segmentación de tarifas, la sangría de dólares por las importaciones, los crecientes subsidios y los funcionarios que no le respondían.
Energía jugó un rol preponderante en la salida intempestiva de Martín Guzmán del ministerio de Economía, un área que nunca pudo controlar y que es clave para la macroeconomía.
Según trascendió, la negativa del presidente Alberto Fernández al pedido de Guzmán de correr a funcionarios que no le respondían como el secretario de Energía Darío Martínez, el subsecretario de Energía Eléctrica Federico Basualdo, y el presidente de Enarsa Agustín Gerez, fue el detonante del portazo del sábado por la tarde.
Si bien hubo buena sintonía al principio de la gestión, el vínculo del ex ministro con Martínez se fue enfriando en los últimos meses, cuando el neuquino se fue volcando hacia el ala cristinista del gobierno.
Hubo dos gestos elocuentes que dan cuenta de qué lado se paró el secretario de Energía en la grieta que divide al frente oficialista. Martínez no participó de las audiencias públicas que definieron la actualización de las tarifas de electricidad y gas por redes para el segundo semestre del año y la segmentación para la reducción de subsidios. En el mismo momento, se preocupó por mostrarse en un acto con Basualdo, hombre incondicional de la vicepresidenta de la Nación.
Una segunda señal del secretario de Energía se produjo la semana pasada, cuando deslindó la confección del registro para la segmentación tarifaria al subsecretario de Planeamiento Energético, Santiago López Osornio, el único funcionario del área que respondía directamente a Guzmán. También elevó el techo sobre el cual se quitarían los subsidios para la Patagonia (ingresos por más de 400 mil pesos), decidión que, según manifestó, fue consultada con el Presidente.
Guzmán acumuló una serie de derrotas en materia energética difíciles de asimilar: demoras de los funcionarios en tomar medidas para reducir los subsidios energéticos - cuestión que está comprometida en el acuerdo con el FMI-; indefiniciones en la licitación del Gasoducto Néstor Kirchner por parte de Enarsa, una obra vital para reducir las importaciones de gas; y una recomposición de tarifas que estuvo por debajo de sus planes.
"Desde la experiencia que he vivido, considero que será primordial que trabaje en un acuerdo político dentro de la coalición gobernante para que quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabilidad, cuente con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante", subrayó Guzmán en el párrafo más elocuente de su carta de renuncia, que resume las razones de su salida.
La cuestión energética es clave para la política económica, más aún este año en el que los precios del gas y los combustibles líquidos que importa la Argentina para cubrir sus necesidades volaron por los aires por la guerra entre Rusia y Ucrania.
Diversos consultores privados estiman que este en 2022 se batirá el récord histórico de importaciones de energía, de casi 12.500 millones de dólares de 2013, el rojo de la balanza comercial energética rondarlos 6.000 millones de dólares, y los subsidios superarán los 15 mil millones de dólares. Números terroríficos para un gobierno con raquíticas reservas en el Banco Central, amplia brecha cambiaria, inflación de más del 60% y condicionado por la deuda heredada con el FMI.
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