Estrecho de Ormuz: Por qué el posible cierre por parte de Irán dispararía el precio del petróleo
Esa vía canaliza cerca del 20% del comercio mundial de petróleo. Su cierre elevaría los precios del crudo y afectaría la economía global.
En medio de una creciente escalada de tensiones entre Irán, Estados Unidos e Israel, el Estrecho de Ormuz vuelve a ocupar un lugar central en el tablero geopolítico global. Situado entre Irán y Omán, este estrecho es una arteria clave por la que transita diariamente cerca del 20% del comercio mundial de petróleo y gas natural licuado. Su eventual cierre tendría consecuencias directas en los precios de los hidrocarburos y en la estabilidad económica internacional.
La reciente moción del Parlamento iraní para bloquear este corredor marítimo, en respuesta a ataques estadounidenses sobre instalaciones nucleares en Isfahán, Natanz y Fordow, encendió las alarmas de los mercados energéticos globales. Si esta medida se oficializa con la aprobación del líder supremo, Ali Khamenei, el impacto sería inmediato y profundo.
Por qué Ormuz es tan vital para el mundo
Con apenas 34 kilómetros de ancho en su punto más estrecho, el Estrecho de Ormuz conecta el Golfo Pérsico con el Golfo de Omán y el mar Arábigo. A pesar de sus dimensiones limitadas, por sus aguas navegan más de 13 buques cisterna cada día, transportando más de 15 millones de barriles de crudo, además de gas natural en grandes volúmenes, especialmente desde Qatar.
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Irak y Catar utilizan esta vía para exportar sus recursos energéticos, y son los mercados asiáticos —especialmente China, India y Japón— los más dependientes del flujo a través de este estrecho. Incluso Estados Unidos recibe alrededor de 2 millones de barriles diarios que cruzan esta ruta.
Escenario de cierre: impacto en precios y mercados
Expertos en energía como Marko Papic, de BCA Research, advierten que un cierre del Estrecho podría provocar un alza inmediata del 30 al 50% en los precios del petróleo, y llevar el barril por encima de los 100 dólares, o incluso alcanzar los 130 dólares en escenarios extremos, según estimaciones de JP Morgan e ING. Brian Krassenstein, otro analista del sector, señaló que el precio de la gasolina en EE.UU. podría dispararse hasta los 7 dólares por galón.
Más allá del encarecimiento del petróleo, el gas natural también se vería afectado. El estrecho canaliza alrededor del 20% de las exportaciones globales de GNL. Europa, aún vulnerable tras la crisis energética de 2022, podría ver aumentar los precios de la electricidad ante un corte en los suministros.
Este posible “shock petrolero” tendría un efecto dominó en la economía global: aumento de la inflación, presión sobre los bancos centrales, encarecimiento del crédito y debilitamiento del crecimiento económico.
Reacciones políticas y tensiones militares
Desde Washington, el vicepresidente JD Vance calificó la posible decisión iraní como un “suicidio económico”, advirtiendo que la propia economía de Teherán depende del libre tránsito por Ormuz. En tanto, el expresidente Donald Trump amenazó con una respuesta militar “devastadora” ante cualquier represalia iraní, mientras que el secretario de Estado Marco Rubio instó a China, principal socio energético de Irán, a intervenir para evitar una escalada mayor.
Mientras tanto, decenas de buques petroleros han comenzado a salir de la región ante la posibilidad de un inminente bloqueo. Países como Grecia han recomendado a sus navieras extremar precauciones.
Diversificación limitada: ¿hay alternativas al Estrecho de Ormuz?
Algunos productores han intentado reducir su dependencia del Estrecho de Ormuz. Irán, por ejemplo, opera desde 2021 una terminal en Jask, al este del Estrecho, que le permite exportar sin usar la vía principal. Arabia Saudita cuenta con un oleoducto de 1.200 kilómetros hasta el Mar Rojo, y Emiratos Árabes Unidos puede desviar hasta 1,5 millones de barriles diarios al puerto de Fujairah.
Sin embargo, países como Kuwait, Catar o Baréin no tienen rutas alternativas viables. El cierre prolongado de Ormuz dejaría fuera de juego a buena parte de la infraestructura petrolera del Golfo, generando una crisis energética sin precedentes en un momento de alta incertidumbre internacional.
Entre la diplomacia y el abismo económico
El mundo observa con atención el desenlace de esta crisis. Mientras se define la postura definitiva del ayatolá Ali Khamenei, las opciones de Irán oscilan entre la confrontación directa o la búsqueda de una salida diplomática que evite una guerra económica y militar de gran escala.
La geopolítica vuelve a recordarle al mundo su influencia sobre el precio del petróleo, el suministro energético y la estabilidad financiera. El futuro inmediato del crudo —y buena parte de la economía global— depende de un estrecho de apenas unos kilómetros, pero con un peso estratégico gigantesco: el Estrecho de Ormuz.
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