Electromovilidad: 2035, ¿el año del cambio?
Los vehículos de emisiones cero deben representar el 20% de todas las ventas de coches nuevos en 2026, el 60% en 2030 y el 100% en 2035.
Allá por 1992, en el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro se establecieron las cumbres del clima COP (Conference of the Parties). Se las pensó como reuniones internacionales de gobiernos, organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales y expertos que tienen como objetivo principal negociar y tomar decisiones para abordar el cambio climático a nivel mundial.
Acaba de terminar una nueva edición de estos encuentros, la COP28 de Dubai, y han llegado a un acuerdo para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Se trata de un objetivo sin precedentes que abre un nuevo capítulo para la industria de los vehículos eléctricos.
¿Cómo se prepara el mundo para este nuevo escenario? Como no podía ser de otra manera, hay distintas urgencias. En un repaso fugaz, vemos que Canadá arranca a todo motor con los autos eléctricos de batería, enchufables y de hidrógeno; Europa reclama una estrategia industrial y Alemania recortó los subsidios a los vehículos "verdes".
Autos eléctricos para todos
El país de Justin Trudeau anunció que todos los automóviles nuevos tendrán que ser de cero emisiones -que incluyen modelos eléctricos de batería, enchufables y de hidrógeno- para 2035. Este anuncio fue acompañado de nuevas normativas que impulsan la electrificación.
De acuerdo al “Estándar de disponibilidad de vehículos eléctricos”, las normas ayudarán a garantizar la disponibilidad de suministro en el mercado canadiense y a acortar los tiempos de espera para conseguir un vehículo eléctrico.
El plan es ambicioso. Los vehículos de emisiones cero deben representar el 20% de todas las ventas de coches nuevos en 2026, el 60% en 2030 y el 100% en 2035. Las provincias de Columbia Británica y Quebec ya tienen regulados los mismos objetivos de ventas.
De hecho, el gobierno canadiense busca garantizar que los vehículos eléctricos estén disponibles para los consumidores en medio de preocupaciones sobre la falta de suministro a medida que los automóviles, camionetas y SUV eléctricos se envían a otros mercados, según los informes.
De otro lado del océano
En Europa el escenario muestra grietas. Esta semana, la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) publicó un nuevo informe elaborado por la Escuela Politécnica de Francia que pone de manifiesto la "inmensa magnitud de los retos" a los que se enfrenta la UE a la hora de desarrollar una cadena de suministro de vehículos eléctricos.
La entidad subraya los riesgos para la competitividad de la producción europea, mientras otras regiones del mundo apuntan alto con sus estrategias industriales. "A diferencia de China y Estados Unidos, la UE carece de una estrategia industrial sólida para apuntalar la fabricación de vehículos eléctricos", afirmó Sigrid de Vries, directora general de ACEA, en el reporte.
El informe levanta una bandera de alerta sobre los avances en otros puntos estratégicos del globo. Según ACEA, la política holística de China, que abarca todas las fases del ciclo de vida de un auto eléctrico, desde la minería hasta el reciclaje, ha aumentado considerablemente su competitividad.
Asimismo, ACEA resalta que en Estados Unidos, el impulso al crecimiento procede de los ambiciosos objetivos de ventas tanto en los distintos estados como a nivel federal, así como de la financiación en virtud de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).
El caso alemán
El escenario de la electromovilidad se complicó en Alemania ya que el gobierno anunció que decidió suprimir las subvenciones en la compra de coches eléctricos. El ajuste es una de las medidas tomadas por Berlín para responder a las turbulencias políticas provocadas por la sentencia en noviembre del Tribunal Constitucional.
¿A qué nos referimos? La Corte de Karlsruhe anuló la transferencia de 60.000 millones de euros (unos 65.000 millones de dólares) de créditos no utilizados, procedentes de la pandemia, a un fondo dedicado a inversiones verdes y apoyo a la industria.
Ante esta situación, los medios alemanes alertaron que la supresión de estas subvenciones representará un obstáculo para que Alemania alcance su objetivo de que en el país haya unos 15 millones de vehículos eléctricos antes de 2030.
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