Chihuido

La crecida reaviva la necesidad de Chihuido

La UTE que se adjudicó la licitación de Chihuido I hace lobby para arrancar el proyecto, pero el financiamiento no convence al gobierno.

La crecida del río Neuquén vuelve a poner en la agenda la importancia del proyecto de la represa Chihuido I para regular el caudal y controlar las crecidas extraordinarias e inundaciones.

La represa que se proyectó sobre el tramo medio del río Neuquén, a 5 kilómetros aguas abajo de su confluencia con el río Agrio, permitiría mitigar los riesgos de rotura en el dique de Portezuelo Grande ante la presencia de eventos hidrológicos excepcionales como sucedió esta semana, y evitaría la destrucción de toda la estructura productiva de los valles irrigados.

Además, otorgaría seguridad a las instalaciones de extracción petrolífera y gasífera y a las cabeceras de bombeo y conducción de hidrocarburos.

Licitado durante el último mandato de Cristina Kirchner, el proyecto se fue modificando en cada cambio de Gobierno y pasó por los despachos de organismos crediticios de diferentes países.

Descartado el financiamiento ruso que se había evaluado inicialmente, la alternativa más potable pasó a estar encabezada por la empresa Voith Hydro y el respaldo crediticio alemán. Luego de muchas idas y vueltas, se pudo resolver el conflicto interno de la Unión Transitoria de Empresas (UTE) que componen Helport, Panedile Argentina, Jose J Chediack, Eleprint e Hidroeléctrica Ameghino, el cual operaba como una de las trabas principales.

El problema radicaba en la figura que iba a tener esta proveedora de turbinas alemana que estaba impedida por el pliego licitatorio de ingresar en la UTE adjudicada al no haber formado parte del esquema original.

Finalmente, se acordó que la firma extranjera tenga un rol “supervisor-coordinador” de la UTE y que reciba todos los fondos en una cuenta en Alemania para luego ir girando los desembolsos a medida que se certifican los avances de obra, un método muy similar al que se utiliza con los créditos chinos.

A raíz de ello, desde Voith Hydro empezaron a moverse para terminar de cerrar el contrato financiero y darle inicio a la ejecución de tareas. “Ya estaría todo encaminado para resolverse y este año podría empezar la construcción”, afirmaron a +e fuentes allegadas a la empresa que, de todos modos, se mostraron preocupadas por las dificultades para las importaciones que existen en el país y que podrían ralentizar el desarrollo de la obra.

Sin embargo, el equipo que lleva adelante las negociaciones en el Gobierno argentino se muestra cauteloso y sostiene que el incremento de las tasas de interés a nivel internacional encareció abruptamente el costo financiero del proyecto y por estos momentos resulta “insostenible”.

“La UTE está haciendo mucho lobby para avanzar y es cierto que los problemas internos ya se encaminaron. El problema es que el financiamiento alemán está realmente caro. Si no lo bajan va a ser muy difícil. Nadie va a querer firmar a esta tasa en un año electoral”, detallaron a este medio desde el Palacio de Hacienda.

Tasas altas

En concreto, la propuesta contempla una tasa Euribor (3,98%) más un 1,5% adicional y una prima de seguro en torno al 22% que termina disparando la tasa efectiva anual al 9%. “Te castigan con la peor prima como un seguro económico y político en caso de que Argentina no pague su deuda. Te hacen pagar 300 millones de dólares más y, aunque te lo financian, hace que sea insostenible endeudarse a ese valor”, aseguran.

Para tener un marco de referencia, la prima de las represas de Santa Cruz o del crédito del Belgrano Cargas estuvo en el 7% y desde Economía sostienen que para Chihuido no debería superar el rango del 10% al 12%, aunque la realidad es que el turbulento escenario macroeconómico argentino ofrece motivos de sobra para tomar esta clase de resguardos, por más excesivos que parezcan.

“Atrás del crédito hay una ECA que es la agencia que asegura al banco para no exponer su capital ante un riesgo de default. El precio de esa prima de seguro depende de los riesgos políticos y económicos que tiene cada país. No es lo mismo lo que le cobran a la Argentina, que lo que paga Brasil o Chile”, explicó a +e un especialista en financiamiento internacional.

Si bien este fue uno de los puntos más conflictivos de toda la negociación, el salto de la tasa Euribor del último año terminó siendo el factor clave para frenar la firma del convenio. “Hace un año esta misma oferta tenía un all in cost del 7% anual, pero como subió la Euribor ahora estamos en el 9%”, dicen desde Hacienda.

Técnicamente, la propuesta alemana sigue siendo más barata que la tasa de mercado a la que Argentina podría acceder de manera voluntaria, el límite normativo obligatorio a cumplir. No obstante, en Economía se muestran reticentes a continuar con estos precios, considerando que tampoco existe el incentivo de un ingreso inmediato de fondos que traigan calma a las alicaídas reservas del Banco Central.

El plazo mínimo proyectado para empezar a recibir los giros desde Alemania es de unos doce meses entre la ejecución y la firma del contrato. Es decir, que recién entraría el dinero a mediados del 2024. Una capitalización total para la próxima administración gubernamental tanto a nivel financiero, como político y económico por lo que implica el desarrollo de las tareas.

En consecuencia, la última apuesta para que el proyecto cobre vuelo en lo que queda del mandato de Alberto Fernández, busca equiparar el costo de financiamiento a la propuesta original rusa. “Se está buscando que los alemanes mantengan esa propuesta original y la acepten como válida”, anticipan desde el oficialismo.

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