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Vaca Muerta enfrenta una crisis de ingenieros: ¿por qué la oferta no satisface la demanda?

La paradoja laboral de Vaca Muerta: entre la escasez de expertos, los sueldos "soñados" y la realidad de las pymes.

Nos dicen que Vaca Muerta necesita más ingenieros de los que existen en el país; que la demanda laboral es tan dinámica que las universidades no dan abasto; nos dicen que se van a necesitar hasta 43.000 nuevos puestos de trabajo y que el gran enorme cuello de botella de la cuenca es el recurso humano profesional y altamente capacitado. Nos dicen todo eso con la misma contundencia con que nos llegan decenas de comentarios de lectores, que son ingenieros, que tienen años (si no décadas) de experiencia, que manejan idiomas, que conocen la cuenca y que no logran insertarse. ¿Qué está pasando realmente en el mercado laboral del shale?

Para desentrañar esta contradicción, +e dialogó con María de los Ángeles Montiel, directora de Nova RR.HH quien ofrece una mirada descarnada sobre las dos caras de la empleabilidad en la región. “Trabajo hay. Lo que pasa es que no son los trabajos que todos soñamos o en los que todos ganamos una fortuna. Ahí está el tema”, define de entrada.

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María de los Ángeles Montiel, de la consultora Nova: 'Muchos jóvenes rechazan ofertas porque quieren ganar lo mismo que alguien con años de carrera'.

La brecha de las expectativas

Según Montiel, la "madre de la criatura" es la distorsión salarial. Existe la idea instalada de que, por el solo hecho de pertenecer a la industria petrolera, los sueldos deben ser siempre astronómicos. Esta percepción genera un conflicto de doble vía:

Jóvenes sin experiencia, pero con pretensiones de expertos: “Cuando buscamos perfiles junior, los chicos vienen con una pretensión económica igual o superior a gente con años de carrera. Creen que el título les da acceso directo a sueldos desorbitantes”, explica la especialista.

El profesional "fidelizado": Por el contrario, los ingenieros de trayectoria y alta capacitación son casi imposibles de captar. “Si están cómodos en su empresa, ni siquiera escuchan una oferta”, señala.

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El cuello de botella de Vaca Muerta: aunque la demanda de perfiles técnicos crece, la brecha entre expectativas salariales y ofertas reales frena la contratación.

La guerra por el talento

En este punto, es una verdad a voces que el ecosistema de Vaca Muerta no es uniforme. Debajo de las grandes operadoras y empresas de servicios internacionales, existe un universo de pymes que "la reman" y que no pueden competir en la carrera salarial.

“Las empresas nos estamos 'robando' personal. Cuando una firma no es de renombre, le cuesta muchísimo cubrir los puestos”, confiesa Montiel. La brecha es tal que, incluso con ofertas que parecen sólidas, el mercado se resiste: “Muchas veces hago ofertas de 5 o 6 millones de pesos y me dicen que no porque no pueden mantener el estilo de vida. ¿Está bien o mal? No lo sé, pero lo entiendo. Si vos estás acostumbrado a vivir con 10, no te moldas fácilmente a vivir con la mitad. Vas a salir a buscar un trabajo de 10. Que es eso lo que pasa”.

Esta situación genera un efecto preventivo en los reclutadores. “Muchos clientes rechazan perfiles sobrecalificados porque saben que, en cuanto el mercado se reactive, ese profesional los dejará colgados por una oferta mejor. Y tienen razón”, añade.

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El factor experiencia: el mercado laboral del shale exige una capacitación que muchas veces los nuevos graduados buscan compensar con exigencias salariales fuera de escala.

Variables en danza

Si bien Montiel hace foco en lo que se conoce como “vocación de bolsillo” -aludiendo a buscar títulos que faciliten el ingreso al mercado de trabajo y a puestos laborales bien remunerados- hay otras variables que quedan ocultas a la hora de insertarse.

“Las empresas más grandes cada vez contratan gente más joven, no quieren gente grande por la dificultad que a veces tiene de amoldarse a las nuevas herramientas”, dice.

Otra cuestión que subyace es el estándar de vida de los profesionales con años de trayectoria. “Muchas veces ya trabajaron para empresas de cierto renombre y les hacés una oferta para una empresa de servicios de 30, 40, 50 personas, y la rechazan porque no están a la altura de lo que venían haciendo. En definitiva, no son trabajos que les permitan mantener el estándar de vida que tenían”.

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"Trabajo hay"

La conclusión de Montiel es una invitación al realismo para ambas partes. “Trabajo hay. Lo que pasa que no son los trabajos que todos soñamos o que todos ganamos una fortuna. Ahí está el tema, es muy difícil encontrar el recurso adecuado en este ecosistema que tiene tantas variables: Carrera, experiencia, el sueldo que la empresa puede pagar, el renombre que la empresa puede llegar a tener, la penetración en el mercado…”.

Si el aspirante solo apunta a las "tres o cuatro grandes", el resto del tejido empresarial queda acéfalo. “Hay que amoldarse a la realidad. Las expectativas actuales de los candidatos son muy elevadas y, muchas veces, no se condicen con la realidad de la mayoría de las empresas que habitan este ecosistema”, concluye.

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