La tatuadora de 104 años que decide a quién atender
La historia de la última tatuadora indígena que queda en Filipinas. Es el caso de Whang-od quie hace el batok.
A la hora de tatuarse, no vale cualquier idea o tatuador; es un proceso en el que hay que tener en cuenta varias cosas antes de proceder. Uno de los factores que más se consideran es la fama o la destreza del artista, que determinará la calidad y belleza del resultado final. También la técnica que el tatuador utilice, porque no todos los procesos de tatuado son iguales.
Es más, hay zonas en el planeta que todavía continúan realizando tatuajes de manera tradicional, según las costumbres tribales. Es el caso de Whang-od, que a sus 104 años es considerada como la última mambabatok (maestro tatuador tradicional de Kalinga) de la gente de Butbut en Buscalan Kalinga, y la artista de tatuajes más antigua de Filipinas.
Whang-od aplica el batok (el tatuaje tradicional hecho a mano) a los turistas que visitan Buscalan. Eso sí, no a todos: es ella la que elige a quién y qué tatuar, y no al revés, por mucho que los turistas hayan recorrido las 15 horas de trayecto que separan Buscalan Kalinga de Manila, la capital de Filipinas. Para el proceso utiliza técnicas que se remontan a tiempos ancestrales: para cada diseño usa tinta compuesta de una mezcla de carbon y agua que introduce en la piel a traves del extremo de una espina de un árbol de calamansi o pomelo, atada a una pequeña rama de bambú. La antigua técnica del batok se remonta a mil anos y es relativamente dolorosa en comparación con otras técnicas modernas convencionales.
Diseños tradicionales provienen de los símbolos de la naturaleza y figuras geométricas significativas para la tribu Butbut, una comunidad indígena que vive en el pueblo de Buscalan. Incluso estos tatuajes eran normalmente hechos en mujeres, que los recibían como rito de paso y de belleza y que tenían el poderoso significado de transformación de niña a mujer.
Whang-od no solo es la tatuadora más antigua de Filipinas, sino también una pionera, pues aprendió las técnicas del tatuaje cuando era tan solo una adolescente, en un momento en el que solo a los hombres les estaba permitido lucir tatuajes o aprender a realizarlos.
Al no tener hijos, ¿quién seguirá con la tradición?
Whang-od desafió las normas de género, y comenzó a aprender los secretos del tatuaje de manos de su padre, quien también era tatuador, cuando apenas tenía 15 años. Desde entonces, no ha parado con esta actividad con la que se ha ganado la vida. Sin embargo, el arte del batok corre cierto peligro e incluso podría desaparecer para siempre. Es que la cultura de la tribu de Whang-od cree que el título de mambabatok solo puede pasarse a los descendientes sanguíneos, y aunque Whang-od no tiene hijos, sí ha pasado sus conocimientos a sus sobrinas. Entonces, de ellas dependerá que la tradición de su famosa tía siga viva en el futuro. Por el momento, la anciana sigue con sus rituales.
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