Opinión

El plan gas, primera escala de un acuerdo macro

El gobierno y las operadoras negociaron el nuevo precio para la producción de gas. Podría ser un primer paso para revitalizar la industria petrolera.

Sin que haya sido una de esas ocasiones para tirar manteca al techo, la semana que pasó de a poco muestra algo de luz al final del camino.

Una de las cuestiones para destacar es la sindical, con el gremio de mayor peso específico hoy por hoy en el mundo petrolero en diálogo con las empresas productoras. “Vamos por el buen camino”, dijo el secretario general del sindicato Guillermo Pereyra, al describirles a miles de afiliados en un audio de Whatsapp la negociación que mantiene con las dos cámaras empresarias del sector.

Fue un cambio de escenario. Hacía apenas unos días no había ocultado cierto enojo, acaso más vinculado a las formas, luego de un primer intento de YPF de buscar un acuerdo que el propio Pereyra definió como un intento de modificar el convenio colectivo de trabajo. La empresa, por lo bajo, siempre se refirió a eso como una “búsqueda de consensos” para generar condiciones en medio de la peor crisis económica mundial.

Como sea, las cosas parecen bastante más encaminadas, ahora, con una mesa más amplia y con más invitados, al margen del insoslayable rol de la petrolera nacionalizada, garante en buena medida del suministro interno de combustibles y crudo por más golpeada que hoy esté.

Resta la develación del misterio, a saber, qué será del reino de lo posible entre lo que buscaba la compañía, ahora con otras empresas en el mismo ámbito, y lo que podría aceptar la entidad gremial, una clave que explica parte de las condiciones para la llegada de inversiones.

Pereyra dijo que no firmará un nuevo acuerdo transitorio como el que les da respuestas a unos 17 mil empleados que están en su casa obligados por la cuarentena y sostuvo que aspira a una solución de fondo, algo para lo que se necesita “subir” más equipos a las áreas productoras. Es una de las definiciones trascendentes que le faltan a este 2020.

El otro punto importante de esta semana comenzó a delinearse el jueves: el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y la oficialización del nuevo plan de estímulo a la producción de gas.

Se sabe, una receta con la que el gobierno nacional busca dar respuesta a la caída de la producción y establecer un piso de condiciones para volver algo más sostenible el desarrollo de los enormes recursos gasíferos del país. El premio también podría evitarle un dolor de cabeza al gobierno nacional, ahí a la vuelta de la esquina política, en las elecciones del 2021. Se busca en una primera instancia esquivar el papelón de magnitudes de tener que comprar más gas en el exterior, ante el declino de la producción local, por condiciones económicas que, nobleza obliga, este gobierno también heredó de la administración anterior.

Con todo, la pregunta que cruzaba de punta a punta al sector energético era cuáles iban a ser las soluciones y cuándo se iban a construir. Ese camino parece comenzar a quedar algo más claro. Aunque falta aquello que es crucial: el dinero y quiénes lo van a poner según sea o no rentable lo que se plasmó en texto escrito que fue parte de interconsultas con las compañías.

El contexto general para el gobierno nacional, en la foto de hoy, parece ser el de quien le hace una finta al peor escenario. Ese en el que los dólares que se giran al exterior se necesitan más que nunca. El combo del Plan Gas también debe leerse en esa clave.

Luego, como desde hace meses, el contexto general de la industria también quedará atado en parte a la evolución de la cuarentena y su incidencia en el consumo de combustibles.

Si bien la producción de crudo en el país está por debajo de su nivel habitual, al menos en los dos últimos meses, las empresas productoras se las ingeniaron para evitar una caída mayor mediante la exportación de sus excedentes.

Tan solo Neuquén logró colocar el 40% de su producción con ventas al exterior, una foto que también, por contraposición, muestra qué sería de las áreas neuquinas sin ese mercado.

Sin duda que el contexto mundial será central para ver cómo puede continuar esa demanda. Lo demás pasará por ver cómo el país, tras el acuerdo externo, empieza a volver a poner primera.

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